Bianca

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Miro fijamente a Giovanni mientras lo fulmino con la mirada, llego hasta donde están los dos y levanto mi mano derecha convertida en un puño soltando un gancho a su mandíbula provocando que caiga al suelo del golpe.

Me mira desde el suelo arrepentido con una mano sobre la zona donde lo acabo de golpear, Antoni deja sobre mis hombros su chaqueta y señalo a Giovanni con mi dedo.

-Sabes muy bien que no podemos venir a los jodidos hospitales –le digo enfadada

-No teníamos médico, ¿Qué querías que hiciese? –trata de defenderse, pero solo me dan más ganas de golpearlo.

-Vámonos de aquí antes de que te deje ingresado- lo amenazo y Antoni le da la mano para que se levante.

Escucho pasos acelerados a mi espalda y veo de reojo al médico que me atendió correr hacia nosotros, gruño harta de este puto sitio y comienzo a caminar a la salida.

- ¡Disculpe! –grita el chico dirigiéndose a mí, Antoni se pone delante de mí y él le entrega el papel con la receta de unas pastillas que no necesito. - Son pastillas para el dolor y para posibles infecciones. - le explica y Toni asiente aceptando el papel. - Debe volver en tres días para una revisión –dice y yo bufo mirándolo

-No volveré –hablo y Toni me mira mientras me dedica una mirada nada bonita.

-Basta Bianca- pronuncia Toni duramente- No te importa tu jodida salud, pero a mí sí- habla y vuelve a mirar al médico- En tres días volverá –sentencia y por ser quién es, le dejo hacerlo, pero solo porque es de las pocas personas que se preocupan por mí- ¿Cuál es su nombre, doctor? Para preguntar por usted cuando volvemos–le pregunta y el joven me da una rápida mirada antes de mirar a mi guardaespaldas.

-Alessandro Rizzo –le contesta y yo miro a Gio que asiente entendiendo lo que deseo, teclea un par de cosas en el teléfono y se aleja considerablemente para hacer una rápida llamada- Deben esperar a que se presente la policía- repite y yo elevo la comisura de mi boca levemente

-No vendrá la policía –me burlo de él y antes de que abra la bocaza de nuevo un hombre medio calvo de edad avanzada se acerca a nosotros.

-Tranquilo Ale –se dirige al joven médico- La señorita aquí presente ha donado una considerable cantidad de dinero para que todo lo que ha ocurrido quede en el anonimato. Lógicamente le proporcionaremos la discreción que nos pide, es lo mínimo- le explica y lo miro con soberbia, saliéndome con la mía, como siempre- ¿Cómo estás Toni? Hace mucho que no te veía. - se dirige a mi guardaespaldas mientras palmea confiado su hombro.

-Todo bien Theodoro –le sonríe de lado- ¿Cómo está tu mujer? –le pregunta y yo desconecto de la conversación de carcamales buscando con la mirada a Gio.

Veo como habla por teléfono y después de un par de palabras más corta la llamada mientras asiente hacia mi dirección, se acerca a nosotros para saludar con un apretón de manos al hombre más mayor.

Le doy una última mirada al chico, que no ha separado su vista de mí en ningún momento, para comenzar a andar a mi camioneta.

Antoni y Giovanni me siguen a mi espalda, para cuando me subo a la parte trasera del vehículo Gio me mira por el retrovisor para después comenzar a hablar.

-Tiene veintitrés años, hace nueve meses finalizó la carrera siendo el primero de su promoción, cuando estaba realizando las prácticas para acabar sus estudios el hospital le hizo una oferta para trabajar con ellos. Lleva trabajando aquí desde entonces, lleva varios años de relación con una enfermera que también trabaja en el Umberto I. Sus padres y su hermana mayor viven en Turín, el padre es policía, la madre jueza y su hermana abogada – me informa rápidamente

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora