Alessandro

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Toni dispara sin descanso a los intrusos, su técnica es increíble solo le hacen falta un par de segundos antes de disparar consiguiendo matar a cada policía que apunta. Lo escucho jadear para luego agarrar mi cabeza y obligarme a bajarla antes de que una explosión retumbe en la habitación.

Segundos después se escucha un grito que conozco muy bien, me asomo de nuevo a la ventana y veo a Bianca salir por la puerta principal metiéndose en medio del fuego cruzado.

-La van a matar- le digo a Toni alarmado viendo como comienza a disparar.

-Tiene a 150 hombres disparando a cada persona que la apunte, es la única que puede controlar dos ametralladoras sin perder la postura, ella no morirá- me asegura sin dejar de disparar ni un segundo.

Veo a un policía rodear la fila de patrullas hasta que se esconde sin ser visto por nadie tras uno de los arbustos que están a los lados de la puerta, donde está Bianca disparando.

Parece que mis piernas actúan por sí solas, porque en vez de ser sensato y avisar a Toni para que le dispare a ese hombre prefiero salir corriendo y jugarme el pellejo cuando no sé nada del arma que tengo en las manos.

Salgo de la habitación corriendo, escuchando los gritos de Toni a mis espaldas, llego a la entrada justo a tiempo para ver al hombre elevar su arma preparado para matarla.

- ¡Bianca! - grito alertándola.

Me mira confundida y yo elevo la pistola para disparar al hombre que pretende acabar con ella. La bala impacta en su cabeza y se desploma en el suelo, sin vida.

Parpadeo rápidamente y miro jadeante la pistola en mis manos procesando lo que acabo de hacer. He matado a un hombre, le he quitado la vida a una persona cuando yo no soy nadie para decidir sobre el destino de nadie y me he adueñado del de este hombre.

Prometí tratar de salvar todas las vidas que pudiera, cuando recité el juramento hipocrático juré ejercer mi arte con conciencia y dignidad. Hacer de la salud y de la vida de nuestros enfermos la primera de mis preocupaciones. Respetar el secreto de quien nos haya confiado a nuestro cuidado.

Mantener, en la máxima medida de nuestros medios, el honor y las nobles tradiciones de la profesión médica. Y hoy, acabo de quitarle la vida a un hombre.

Bianca se acerca a mí y me agarra del brazo para obligarme a agacharme, resguardándome así de los proyectiles que siguen llegando detrás de su camioneta blindada.

Las manos me tiemblan como nunca y dejo caer el arma al suelo, preso de un ataque de pánico. Unas manos elevan cuidadosamente mi rostro y veo la mirada cautivadora de Bianca.

-Sé que es duro para ti, pero piensa que ese hombre seguiría matando gente de no ser porque le has disparado- dice y niego con la cabeza.

-Si hubiese sido al revés también sería lo mismo. - suelto y ella presiona con fuerza su mandíbula alejando sus manos de mí creando un vacío en mi interior.

-Esta es mi vida Alessandro- dice volviendo a ponerse de nuevo esa máscara para parecer la misma mujer fría que era el día que la vi por primera vez- Si no te gusta, sabes perfectamente que te puedes ir. Te di la opción de marcharte y tú solo decidiste quedarte, lo que ocurrirá a partir de ahora irá en tu conciencia y no en la mía, porque escogiste libremente esta vez.

Otra granada explota y gracias a la camioneta blindada que nos protege, no nos pasa nada. Pero el artefacto cae sobre el garaje a nuestra izquierda, veo los ojos azules de Bianca escurecerse por la rabia de ver su garaje reducido a escombros.

- ¡Se acabó! - grita enfadada y abre la camioneta sacando una caja de los asientos traseros. La abre y jadeo sorprendido al ver un lanzagranadas. 

Carga el aparato apuntando a uno de los coches patrullas y dispara haciéndolo volar por los aires, me hace un gesto con la mano y cuando comprendo a lo que se refiere le paso otra granada.

Repite el proceso un par de veces, le doy una granada la coloca en el arma, apunta y dispara destrozando otro coche de policía más. Acaba con todos los coches patrullas en cuestión de segundos y deja el lanzagranadas para coger la ametralladora acabando con la vida de los pocos desgraciados que quedaban de pie.

No sé cuantos policías le quedarán a mi padre después de esta masacre pero estoy seguro que Bianca acabará con todos los que queden.

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora