Alessandro

3K 297 54
                                    

Tiro el algodón a la basura con el que he hecho la cura del balazo y hago una mueca cuando muevo el brazo, la bala penetró en la zona del bíceps y cada vez que muevo el brazo me duele. Por mucho que me digan que están acostumbrados a los balazos, no puedo creerlos.

La puerta se abre y entra Bianca, mira mi torso desnudo y una sonrisa perversa florece en sus labios. Se acerca a mi e inspecciona la herida que ella misma cosió, pone sus manos calientes sobre mi pecho desnudo y consigue ponerme los pelos de punta.

El calor sube a mis mejillas y trago saliva nervioso, se aleja unos centímetros de mí al notar la reacción que me provoca con solo tocarme. Doy un paso atrás y tiro sin querer la bandeja con las gasas que iba a usar para vendar mi brazo antes de que ella llegara.

Me agacho para recogerlo todo y escucho la risa de Bianca, cuando pongo todo de nuevo en su lugar levanto la mirada y jadeo sorprendido al verla en ropa interior sentada en la camilla.

Bajo la mirada más avergonzado y nervioso que antes, notando como todo mi cuerpo arde por el bochorno que estoy pasando.

-Andiamo amore- se burla –No me dirás que no has visto alguna mujer semidesnuda

(Andiamo amore, Oh vamos amor)

Me quedo callado y ella pone su mano en mi mentón para elevar mi rostro. Sus ojos penetrantes me miran fijamente y me intimidan como cada vez que me mira.

-Hoy debo ir a investigar sobre lo que ocurrió ayer, este mono- levanta la tela negra que llevaba antes puesta- Es sumamente pegado a la piel y prefiero quitármelo del todo a tenerlo enrollado en la cintura-dice y parpadeo asombrado.

-No te pre...preocupes- farfullo dejando la bandeja al lado de ella.

Al rato acabo con las preguntas y escribo en la libreta sus resultados mientras ella se viste de nuevo.

-Pensaba que en las urgencias se veía gente semidesnuda- dice y carraspeo nervioso.

-Se suelen tapar las partes íntimas del paciente para su comodidad- explico y cuando levanto la vista de nuevo ella ya está enfundada en ese enterizo negro.

- ¿Nunca has tocado a tu prometida? – pregunta y asiento suavemente. - ¿Entonces por qué te pones tan nervioso amore? - se burla y yo sin saber qué decir cojo mi camiseta para ponérmela, pero ella me la quita de las manos- Siéntate que te voy a vendar eso- dice y coge lo necesario para vendarme el brazo.

Moja un algodón en alcohol y presiona suavemente en la herida, hago una mueca de dolor y la miro de reojo atenta a lo que hace.

-Gio me ha dicho que ya tienes fecha para la boda- dice y abro los ojos sorprendido, porque yo nunca se lo dije- Enhorabuena.

-No sé si me casaré- le digo y ella me mira confundida- Nunca me quise casar, Francesca me dijo que sería ese día, no me preguntó simplemente soltó la bomba delante de toda su familia. Tardé seis meses en besarla después de empezar a salir formalmente, nunca podría escoger un día tan importante, así como así- digo haciendo una mueca.

-Que considerada tu novia- se burla y sonrío de lado

-Ya no sé si lo hace porque voy a hacer lo que diga o porque no le interesa mi opinión- suspiro y ella comienza a vendar mi brazo

- ¿Me permites darte un consejo? - cuestiona y asiento mirándola a los ojos- Vieni fuori – susurra y es ahí cuando noto lo cerca que estamos.

(Vieni fuori, Sal de ahí)

Pone sus manos sobre mi pecho acercándose tanto a mi que nuestros labios están a escasos centímetros de rozarse. Me mira fijamente y con sus cautivadores ojos consigue dejarme prendado por su mirada.

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora