Alessandro

2.7K 285 10
                                    

-Alessandro más te vale explicarte pronto- me exige mi padre mientras guarda su pistola en la funda.

-Trabajo para Bianca como médico- digo evitando mirarlos a los ojos.

-Eres una deshonra para la familia- escucho a mi padre y ruedo los ojos sabiéndome ese discurso de memoria, no ha parado de recordármelo durante mucho tiempo.

-Eso ya me lo dijiste, hace cinco años cuando empecé medicina- le recuerdo- También me dijiste que no merecía mi apellido, que era una vergüenza como hombre y que no volviese a casa. Y lo hice padre, no volví, ni lo tuve contemplado en ningún momento.

- ¿Quieres acabar muerto? ¿Qué tu madre y tu hermana te tengan que ir a ver a un cementerio? - cuestiona- Porque eso es lo que te pasará si sigues con esa pequeña furc...

-No te atrevas a acabar la frase- digo mirándolo cabreado- Bianca no tiene la culpa de que tú seas un incompetente como policía y que eso le costase la vida a tu hermano.

- ¿Cómo puedes defenderla antes a ella que a tu propia sangre? - pregunta ofendido.

-Porque ella nunca me dejó tirado como un perro mientras que tú como mi "sangre", sí lo hiciste. Tuve que conseguir dos trabajos para poder pagarme la carrera, nunca os preocupasteis por mí en todos estos años y ¿ahora pretendéis parecer los padres del año? - pregunto incrédulo.

Sé que quiere golpearme por todo lo que le estoy diciendo y que llevo años guardándome dentro, por eso mi madre se interpone entre nosotros tratando de calmar las aguas pero esto solo es el comienzo de una tormenta que llevaba mucho formándose.

-Olvídate de que tienes una familia, si tanto deseas ser un Martinelli hazlo. Pero que no se te ocurra venir llorando a mi puerta buscando mi perdón o mi protección- dice y agarra a mi madre de la mano para arrastrarla a la salida.

- ¿La quieres? - pregunta mi hermana cuando han salido por la puerta.

-Sí y nada ni nadie podrá hacerme cambiar de opinión- digo y ella sonríe acariciando mi mejilla.

-Si tú la quieres, entonces yo también- dice y planta un beso en mi frente antes de marcharse con mis padres.

Un par de horas después Max entra a mi habitación con unos bombones, revisa rápidamente que esté solo y suspira aliviado antes de acercarse a mí.

-Pensaba que estaba la chica del balazo.

-Se llama Bianca- digo y él me extiende la caja.

-Lo supuse cuando me dijiste medio moribundo que la llamase, ahora por lo menos estoy seguro del nombre de la mujer que casi me mata- dice y lo miro confundido.

- ¿Por qué dices eso?

-Cuando llegué me arrinconó en la pared y casi me asfixia, solo porque le pregunté qué hacía ella aquí porque pensaba que no la conocías tan bien como ahora sé que la conoces- dice y sonrío divertido.

-Sí, hay un par de cosas que debería contarte.

-Pues estás tardando amigo- dice cogiendo una silla para sentarse al lado de mi cama.

- ¿Te acuerdas ese día que te fui a ver porque había estado con otra mujer? - le pregunto y el asiente con la cabeza.

-Perfectamente, me hiciste desperdiciar muchas horas de sueño- recuerda y suelto una carcajada.

-Esa mujer era Bianca.

-A este punto, me lo veía venir- dice sonriendo de lado.

-Tampoco estuve trabajando para ningún señor mayor cómo te dije- digo viendo cómo me mira sorprendido- Trabajé para Bianca como su médico.

- ¿Cómo su médico? Chico, te tocó la lotería con esa mujer.

-Sí, digamos que es bastante única- digo sonriendo de lado recordando cómo torturó a un hombre para asustarme y lo consiguió, porque casi me hago aguas mayores en los pantalones.

- ¿Saben tus padres que estás aquí? - pregunta cambiando de tema y hago una mueca al recordarlos.

-Sí y acabó peor que la última vez- digo suspirando- Me dijeron que me olvidase de que existían, lo que ya casi hubiese conseguido de no ser que aparecieron hoy.

-Joder Ale- dice mirándome apenado.

-Bianca estaba conmigo cuando llegaron, digamos que no se llevaron bien.

- ¿Por qué? - pregunta confundido abriendo la caja de bombones para comerse uno.

-Digamos que su padre y el mío se conocían de antes, no eran buenos amigos- digo tratando de explicarme sin comprometer el secreto de Bianca.

- ¿De qué se conocían? - pregunta y me da un golpecito con la mano señalando con la cabeza la caja de bombones instándome a comer uno.

-Un negocio salió mal- digo comiéndome un bombón -Se llevaban mal y mi padre reconoció a Bianca porque es igual a su padre.

-Vaya, eso sí que es empezar con mal pie con el suegro- dice haciéndome reír.

Horas después Bianca me ayuda a bajar del coche, agarra mi brazo y lo pone sobre sus hombros para que me apoye sobre ella. Subimos a la zona de las habitaciones y me ayuda a sentarme en la cama.

- ¿Te duele mucho? - pregunta inspeccionándome con la mirada.

-Qué va, no es nada- digo tratando de hacerme el duro consiguiendo hacerla reír y sonrío al verla, es preciosa.

-Trata de no hacer movimientos bruscos ¿vale? - dice y asiento con la cabeza.

- ¿Sabes? Según la mitología griega fuimos creados con cuatro brazos, cuatro piernas y dos cabezas- digo y ella se sienta a mi lado prestándome atención- Pero Zeus temía el gran poder que obtuvimos así que nos separó, condenándonos así a vivir el resto de nuestra vida a buscar a nuestra otra mitad. - eleva una ceja sabiendo por dónde van los tiros y sonrío divertido.

-Adivino ¿soy tu otra mitad? - se burla y suspiro, es imposible intentar decirle algo bonito a esta mujer- A mí no hace falta que me digas esas ñoñerías, parece mentira que me conozcas tan poco amore.

-Lo haré- prometo y ella asiente levantándose.

-Te queda mucho por descubrir de mí y dudo que puedas separarte de mi en mucho tiempo- susurra besando la comisura de mis labios.

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora