Bianca

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Camino por el pasillo hasta abrir la puerta de la enfermería abruptamente, veo a los tres reunidos y frunzo el ceño confundida. Veo al médico temblar de miedo por mi presencia mientras que Gio y Toni me miran listos para conocer mis deseos.

-Vístete están llegando- digo y cuando acabo la frase se levanta de la camilla para ir a ponerse ropa- Toni necesito que coordines toda la seguridad – le digo y asiente para seguir el camino de Giovanni- Y espero que no salgas hasta que te lo ordene porque si no estás muerto- farfullo mirándolo, tiembla cual caniche y me hace dudar de si la elección de Gio fue acertada.

Cierro la puerta y camino a mi habitación para asegurarme que mi aspecto es impecable, la falda de tubo negra que llega hasta mis rodillas completamente lisa, el jersey de cuello alto sin mangas también negro perfecto, mis tacones rojos limpios y mi pelo perfectamente peinado.

Si muestro un mínimo de debilidad ante el consejo se tirarán a mi como los buitres que son, planean sobre mi para que al más mínimo error puedan arrebatarme la mafia.

El consejo se reúne habitualmente para tratar temas de la mafia, está compuesto por las cabezas de las familias más importante en la mafia, son hombres cuyo sueño frustrado es ser yo. Me tienen miedo porque cuando me hice con el poder asesiné a la mitad de ellos por pensar que no sería la indicada, cuando está claro que soy la única que puede gobernar.

Muestran respeto ante mi pero no soy tonta, sé que desean mi poder.

Salgo de mi habitación y camino hasta llegar a la sala donde realizamos las reuniones, voy directa al minibar y me sirvo un whisky que acabo al segundo de servirlo.

Veo como los coches comienzan a llegar y me sirvo otra copa tratando de mantenerme impasible. Uno por uno entran los cinco hombres que, conmigo, forman el consejo.

Familia Giordano, son nuestros sicarios, cuando es necesario hacer desaparecer a alguien o para cobrar alguna deuda, ellos son la mejor opción.

Familia Sorrentino, encargada de proporcionarnos todas las armas necesarias.

Familia De marco, son nuestros agricultores, se dedican a preparar la droga para luego dárnosla y así ocuparnos de su venta.

Familia Mazzoni, la cual se encarga de ser ojos y oídos en la calle, cualquier movimiento extraño nos lo comunican para que nos encarguemos.

Familia Romagnoli, tratan de convertir lo ilegal en legal, todo el papeleo después de ser revisados por cada uno de nosotros es mandado a ellos para que nos den el visto bueno.

-Buongiorno Martinelli- saluda Romagnoli y yo asiento a modo de saludo.

Poco a poco se dispersan por la sala y alguno de ellos se sirven una copa al igual que yo.

-¿Porqué no me pones una copa?- me pregunta el señor Sorrentino tratando de parecer gracioso.

-¿Porqué? ¿Acaso quiere perder sus piernas por tratar de esa manera a una mujer que tiene el poder que no tendrá en su puta vida?- cuestiono mirándolo fijamente, veo como su cuerpo se tensa de la impotencia al escucharme desafiarlo.

-Creo que deberíamos tratar el tema que nos concierne hoy- dice Mazzoni tratando de mediar.

-Claro, hablemos de lo inepto que es De marco al dejarse robar cientos de kilos de droga en su propiedad- suelta Giordano fulminando a De marco.

-¡Mazzoni debió haberse enterado que tenían preparado un ataque a mi invernadero!- se defiende tratando de que otro cargue con el error que él ha consentido

-¡Te asaltaron una panda de adolescentes!- se burla Mazzoni mirándolo- No trates de cargarme a mi la culpa cuando tenías tan pocos hombres controlando la plantación.

-No tenías los vigilantes necesarios, si un grupo de niños pudo robarte en tus narices estás demostrando la poca autoridad que tienes.- digo viendo como De marco me fulmina con la mirada.

-Lo dice la que permitió que robaran su cargamento cuando iba a ser sacado del país- me acusa y me acabo la copa de un trago mirando a Mazzoni, sé que el se lo dijo pero lo que no sabe es el final de esos hombres.

-¿Quieres ver cómo acabaron?- cuestiono mirándolo fijamente, veo a Toni en la esquina y le hago una seña para que coja una de las cajas.

Cuando vuelve en la habitación el fuerte hedor se hace notar de inmediato, deja la caja encima de la mesita delante de Mazzoni y De marco que están sentados en los sofás.

-Ábrelo y contempla lo que es un buen trabajo- presumo sentándome en la butaca en frente de De marco siendo separados por la mesita.

Acata mi orden y ve la cabeza decapitada de uno de los hombres a los que le arrebaté la vida el pasado fin de semana.

-Así acabaron todos los que intentaron tocar lo que es mío- digo enfadada por tener a este ser insignificante delante de mi cuestionándome- Comienza a hacer bien tu trabajo, porque parte de la droga que se llevaron era mía, si no quieres acabar como el de la caja quiero el doble de mi mercancía.

-Eso tiene unos costes...- trata de argumentar nervioso, ya que no cuenta con esa cantidad.

-Por supuesto que no tiene costes, ahora mismo estoy perdiendo dinero por tu incompetencia, tienes una semana o Giordano hará una visita a tu familia en Holanda – amenazo y De marco se levanta bruscamente de su asiento para acercarse peligrosamente a Mazzoni.

-Dijiste que nunca los encontraría ahí- le reclama y suelto una carcajada por la escena tan patética que estoy viviendo.

-¿Enserio crees que mi único informador es el?- me burlo viendo como frunce el ceño confundido- Los hombres sois tan simples y básicos creyendo que yo solo puedo necesitar vuestro servicio- sonrío de lado malévolamente.

Ellos confían ciegamente en sus compañeros, yo no. Mi padre fue poderoso porque resalto por su avaricia, nunca frenó su sed de conquista y yo como su heredera he seguido con su legado.

Los hombres que están delante de mi solamente hacen negocios entre ellos, pero a mi Italia se me hacía extremadamente pequeña por eso seguí expandiéndome por el resto del mundo. El día que me canse de sus peleas de patio de colegio me quedaré con todas sus pertenencias, estoy segura que ese día llegará pronto.

-Señores, ustedes solo desean Italia, en cambio yo quiero el mundo bajo mis pies- digo analizando sus rostros serios.

Ninguno dice nada y yo me levanto del sillón para enlazar mis manos a mi espalda.

-Nos veremos en una semana para que el señor De marco me entregue mi mercancía quedando ese tema zanjado- digo y ellos sin decir más, salen por la puerta acompañados de sus guardaespaldas.

-Ya puedes enviar mi sorpresa Antoni- sonrío malévolamente viendo la caja en la sala. 

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora