Bianca

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Salgo de la casa viendo como todos mis hombres tienen rodeado al grupo de siete hombres que han irrumpido en mi mansión, aprieto con fuerza la empuñadura de mis armas y los miro fijamente.

-Llevadlos a la caseta- les ordeno y los inmovilizan para llevarlos hasta el lugar donde aún tengo al hombre que me traicionó.

Entro a la casa viendo como Gio y Toni llevan al médico que ya está pálido como una hoja, los acompaño y dejan a Alessandro en la camilla. Me pongo unos guantes y Gio me da las cosas necesarias para extraerle la bala.

- ¿Me vas a quitar tú la bala? - pregunta asustado viendo como agarro una gasa con alcohol

-Soy tu mejor opción- sonrío divertida poniendo la tela en la herida haciendo que grite del dolor.

-Pueden hacerlo ellos-dice mirando a los dos hombres que me acompañan

-Antoni no se ve ni los cordones de los zapatos y se niega a usar gafas, Giovanni es un completo desastre y dudo que quieras que lo haga Luka amore- me burlo de nuevo quitando el pedazo de mi camisa de su brazo.

Se muerde los labios cerrando los ojos con fuerza, todo su cuerpo está tenso y no lo voy a negar, hace mucho que no me divertía tanto.

-Si no me dices lo que tengo que hacer creo que estarás muy cerca de un ataúd- me río cogiendo las pinzas.

-Primero debes quitar toda la sangre posible de la zona- habla entre dientes- Luego introduce las pinzas con cuidado en la herida- dice y me mira desesperado- Con cuidado- repite y sonrío de lado

Debido a sus nervios y pánico por tenerme como capacitada para extraerle la bala nunca recordó la anestesia, cuando aquella noche no paraba de repetirme que la necesitaría no se le olvidó, pero no seré yo quien se lo recuerde.

Meto las pinzas y noto como respira rápidamente, busco la bala, pero no doy con ella.

-Gio dale la mano –le ordeno y el acata la orden extrañado.

-¿Porqué regina?- cuestiona frunciendo el ceño

-Porque si le tapo la boca no sé lo que debo hacer en cambio si tu le das la mano podrá liberar la tensión de alguna manera- le digo y sonrío cuando tengo la bala, la saco provocando que Alessandro grite del dolor al igual que Gio ya que su mano está siendo prácticamente destruida por el primero.

Toni hace presión en la herida de nuevo y yo preparo aguja e hilo para coserle, la puerta se abre y sin girarme sé quien es.

-Ahora con cuidado comienza a coser –dice Alessandro- Procura que las puntadas sean...

-No tienes porqué hacer esto –dice Luka a mi espalda

-Cállate- le digo y sigo mirando a Alessandro para que continúe hablando

-Las puntadas tienen que ser delicadas porque si no...- habla de nuevo pero vuelve a ser interrumpido por Luka.

-La mia dea...-dice tocando mi hombro y enfadada saco una de mis armas apuntando a su rostro

-Si quieres acabar peor que Alessandro solo debes pedirlo- le digo tensando mi mandíbula, veo como su nuez baja y sube lentamente. Niega son la cabeza apartándose de mi.

Guardo el arma y suspiro tratando de calmarme mientras miro a Alessandro.

-Deben ser precisas y atadas con fuerza porque si no se pueden saltar-consigue decir y asiento comenzando a coser

Un par de minutos después casi lo tengo listo, con una gasa retiro un poco de sangre seca del lugar para volver a coser.

-¿Y tu mano Giovanni?- pregunto sin dejar de mirar la aguja traspasar la herida

-Siendo destrozada por Alessandro regina –masculla y sonrío complacida.

Termino de coser y desinfecto la zona, la miro desde lejos y asiento orgullosa.

-Para ser la primera no ha quedado tan mal- me encojo de hombros y veo como los ojos de Alessandro se abren de nuevo a niveles exorbitantes

-¡¿La primera?!- pregunta sorprendido- ¡Me has usado como muñeco de práctica!- me recrimina y sonrío para acercarme a él.

-Solo por esta vez te dejaré pasar esa impertinencia hacia mi persona, porque me haces gracia, desesperado por un simple balazo- le digo mirándole a los ojos fijamente viendo cómo me rehúye la mirada- No se acaba el mundo amore

Me yergo y veo como Gio e Antoni me miran para que les comunique mi siguiente orden.

-Vendadlo tengo que ocuparme de un asunto- les digo y asienten rápidamente- Cuando acabéis venid a la caseta necesitaré vuestra ayuda.

Salgo del cuarto y camino hacia el mío quitándome la camisa rota para reemplazarla por una camiseta negra, Luka me sigue y juntos entramos a la pequeña construcción donde ya están los hombres que nos asaltaron atados a sillas.

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora