Alessandro

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Al escuchar su risa una corriente nerviosa recorre mi cuerpo, veo su rostro contraerse por las carcajadas provocadas por su amigo e inevitablemente, sonrío.

Carraspeo volviendo en mí y me quito los guantes apartándome de ella, cuando comienza a abotonarse la camisa su rostro vuelve a ser al que siempre he visto, frío, serio e inexpresivo.

-Bueno, te recomiendo no hacer esfuerzos durante al menos dos semanas si lo deseas puedo enviarte a rehabilitación para asegurarnos que ese hombro no te dé más problemas –ofrezco viéndome venir su respuesta.

-No quiero esas mierdas- habla y el más mayor de sus acompañantes le da su chaqueta- Si esto es todo, espero no volverte a ver en la vida- suelta mirándome duramente y yo trago en seco nervioso por su presencia.

-Eso era todo- hablo casi en un susurro

-Perfecto, a mai più rivederci- dice y los tres abandonan la consulta, sin mediar palabra.

(a mai più rivederci, hasta nunca)

Dejo escapar el aire, que desconocía, haber estado reteniendo en mis pulmones para escuchar silbar a Max sorprendido por su comportamiento.

-No me he cagado en los pantalones de milagro- murmura haciéndome reír- ¡Esa mujer es una bomba! –habla mirándome

-Exacto, pero lo mejor será mantenerse alejados de ella cuando explote- digo cogiendo el siguiente informe de mi próximo paciente.

Las horas del día se me hacen interminables, más cuando pasé toda la mañana en consulta y ahora estoy de guardia en urgencias tomándome mi cuarto café del día.

Francesca y Maximiliano esta noche libran, así que debo ser valiente ya que me quedan unas cuantas horas por delante sin tema de conversación interesante. En el hospital no es que sea muy querido, muchos de mis compañeros son ariscos con mi persona ya que les molesta que haya terminado antes la carrera o que haya conseguido trabajo más rápido que casi todos ellos.

Veo las puertas de urgencias abrirse dejando pasar a uno de los hombres que acompañaba a Bianca esta mañana, me ve al lado de la máquina de café y sonríe de lado.

-Doctor Rizzo –me saluda ofreciéndome su mano, la cual acepto estrechándola con la mía- Venía a hacerle una proposición- habla confundiéndome levemente.

-Claro, usted dirá –hablo acabándome el café para tirarlo a la basura.

-No es un secreto que las guardias de los médicos son un verdadero asco- se pronuncia- Por eso yo podría ofrecerle un trabajo como médico en un lugar más flexible con los horarios y donde le ofrecerían esta suma de dinero- habla extendiéndome un papel doblado.

Frunzo el ceño y con un poco de desconfianza lo acepto, abriéndolo. Jadeo de la sorpresa al ver tantos ceros, levanto la vista para mirarlo descubriendo como sonríe victorioso por mi reacción. Saca unos folios de su chaqueta y me los da.

-Ese es el contrato, si no está conforme con el dinero su sueldo está en blanco, por si desea aumentar la cifra- me dice y yo no consigo salir de mi ensimismamiento- En la primera página figura mi número por si tiene alguna pregunta que hacerme, cuando acepte, le agradecería que me avisara para tener todo listo a su disposición.

-Vaya...- balbuceo ojeando el contrato- La verdad es que no me lo veía venir, ¿podría darme unos días para sopesar mis opciones? - cuestiono y veo como hace una mueca mostrándose consternado.

-Lamento decir esto, pero me temo que es su única opción –dice y un mal presentimiento se cruza por mi mente- Si decide declinar mi propuesta, tenemos otras formas de hacer que acepte- habla y yo lo miro frunciendo el ceño- ¿Han puesto ya fecha para la boda su novia Francesca y usted? - pregunta y abro los ojos asustado por su pregunta- Su hermana y progenitora han comenzado a buscar vestidos y su padre a presumir de su futuro enlace con conocidos de la comisaría, deberían darles una alegría dándoles a conocer la fecha del enlace- pronuncia poniéndome los pelos de punta- Debo retirarme, espero pronto una llamada suya, páselo bien este fin de semana en Sicilia –se despide y se marcha del hospital.

Me apoyo en la pared notando como una oleada de nervios y preocupación inunda mi cuerpo, me dejo caer hasta acabar sentado en el suelo incapaz de digerir la conversación que acaba de tener lugar.

¿Por qué yo? Hay milesde médicos en Italia, ¿quién le ha mandado a decirme esto? ¿habrá sido Bianca?No, ella no. Me dijo que no me quería volver a ver, entonces ¿quién es tan ruin y rastrero como para amenazarme con mis seres queridos? Mis padres, mi hermana,Francesca y Maximiliano son lo único que tengo en esta vida. No puedo dejar queles pase algo por mi culpa, no podría vivir si eso ocurriera

La regina della mafia (U.C.C #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora