- ¿Podríamos hablar? - me pregunta Alessandro y lo miro esperando a que comience a hablar- En la enfermería
Ruedo los ojos y asiento, subimos las escaleras para entrar a la habitación. Me cruzo de brazos y elevo una ceja mirándolo.
-Tú dirás
-Nunca viniste a que te quitara los puntos – dice y sonrío de lado- Y quería ver tu herida, si no hay ninguna infección y si...
-No hay puntos- le corto dejándole con la palabra en la boca- Los arranqué
Lo escucho jadear y lo miro viendo cómo me observa asustado
-Pero podía habértelos quitado yo- murmura y veo como su nuez se mueve lentamente.
-Era más rápido- me encojo de hombros- ¿Algo más?
-La... la verdad es que si- dice y carraspea nervioso- Cuando estabas abajo vi que sufriste un espasmo involuntario en el hombro, al quitarte los puntos sin material esterilizado y sin tomar ningún tipo de antibiótico es muy probable que tengas una infección. Por eso a partir de ahora te recetaré unos antibióticos hasta que lo considere necesario. - habla y se cruza de brazos.
-Ahora mismo no estoy para jugar a los médicos, estoy demasiado ocupada buscando a los responsables del ataque. - le digo y veo como los músculos de su mandíbula se tensan considerablemente.
-Creo que no me he explicado con claridad, en ningún momento te pregunté si querías o no, me contratasteis para que cuidara de la salud de los que residen en la mansión y es lo que voy a hacer. –dice y elevo una ceja incrédula por sus palabras- Te lo diré de una manera que dudo te confunda, si te llega la infección al hueso estás jodida. Así que ahora te mediré la fiebre y te revisaré para tener una comparación con la que empezar el tratamiento. Si no vienes aquí, iré yo mismo a buscarte.
- ¿Acaso es una amenaza amore? - me burlo mirándolo y el carraspea apartando la mirada
-Tómalo como quieras- dice dándome la espalda para buscar algo en el armario donde están todos los medicamentos y demás- Por favor siéntate en la camilla
Ruedo los ojos y hago caso por primera vez en mi vida, suspiro tratando de olvidarme por unos segundos del lío que tengo encima. Esto llegará a los oídos del consiglio y cuando vengan en unos días seré ridiculizada a niveles extremos.
Alessandro se gira y con un termómetro mide mi temperatura corporal para apuntarla en una libreta. Con cuidado abre mi camisa lo justo para poder observar la herida.
- ¿Te duele? - pregunta mientras la presiona levemente, niego con la cabeza y el vuelve a apuntar en la libreta. - ¿Has tenido vómitos o dolor de garganta? - niego de nuevo- ¿Escalofríos o sudores inusuales?
-He estado perfecta- ruedo los ojos cansada de esta conversación
- ¿Última menstruación?
-A los dieciocho- contesto y él me mira asustado
- ¿Cómo es eso posible? ¿Has ido al ginecólogo para saber por qué te pasa eso? - pregunta y suspiro levantándome de la camilla mientras me abrocho la camisa.
-Fui al médico para me quitaran el útero, así que esa pregunta no sirve para tu "investigación"- le digo y antes de que pueda dar un paso extiende su mano con una pastilla sobre ella.
-Tómatela- dice y me acerca un vaso de agua. Ruedo los ojos y me trago la pastilla- Quieta- me frena cuando hago el amago de marcharme- Abre la boca- demanda y bufo apartándome de él
-Se acabó el circo – digo y el se pone delante de la puerta, pensando que podrá detenerme.
-Bianca, abre la boca- me ordena mirándome fijamente, en ese momento es cuando me doy cuenta de lo que le importa a él su profesión, se toma enserio lo que hace y eso es admirable.
Suspiro y abro la boca, pone su mano con suavidad en mi mentón y comprueba que me he tragado la pastilla. Asiente complacido y me deja marcharme.
Voy directa a mi despacho y comienzo a revisar la información que le pedí a mis hombres, después de dos horas buscando cualquier indicio desisto y decido salir a la terraza a fumar un cigarro.
Rescato la cajetilla de tabaco del cajón y subo a la terraza apoyándome en la barandilla observando mi vista favorita de Italia. Enciendo el cigarrillo aspirando el humo y cuando lo expulso escucho la puerta abrirse.
-Te he dejado tranquila porque a Gio le daba pena que me mataras cuando solo he trabajado contigo un par de días. - escucho a Alessandro y me llevo las manos a la cara tratando de reunir la paciencia que me queda.
-He dejado el arma en el despacho- le digo girándome para verlo con la libreta y el termómetro.
-Qué raro- dice y se acerca a mí para medir mi temperatura. Le doy una calada al cigarro e inmediatamente Alessandro me mira mal.
- ¿Sabes que tú probabilidad de tener cáncer de pulmón es 25 veces mayor que las personas que no fuman? - cuestiona y asiento expulsando el humo. - Deberías dejarlo- dice y sonrío divertida
-Creo que a la gente de mi alrededor no le convendría porque estaría aún más de mal humor si lo dejo, es una de las tres cosas que me relajan momentáneamente- digo y el frunce el ceño.
- ¿Puedo preguntar cuáles son?
-Follar, matar y fumar- contesto dándole otra calada y sonrío divertida al ver su rostro horrorizado por mis palabras.
-Es demasiado sanguinario hasta viniendo de ti- dice y me encojo de hombros.
-La primera vez que asesiné fue a los siete años, trataron de secuestrarme y le quité al arma a mi guardaespaldas muerto para quitarle la vida a los capullos que pensaron en llevarme lejos de mi padre. Llegó un momento que se volvió una forma de escape, torturando plasmaba la frustración que sentía cuando todo el mundo decía que debía ser como el resto de mujeres, callada y obediente. - parpadea sorprendido y me desabrocho la camisa para que revise mi herida.
Después de que me hiciera las mismas preguntas de nuevo me doy cuenta de la hora que es y que sigue aquí.
- ¿Por qué no te vas a casa? - le pregunto y él hace una mueca dejando de apuntar en la libreta.
-No quiero que mi novia pregunte por el balazo, no sabría que decirle- susurra volviendo a escribir en el papel.
-Hay una habitación libre al lado de la de Gio- le digo y el asiente- ¿Qué tal el brazo?
-La verdad me duele demasiado y no paro de pensar cómo no gritáis del dolor cuando os pasa- dice y me río negando con la cabeza.
-Supongo que será la costumbre- me encojo de hombros y él sonríe levemente.
Sacudo la cabeza suavemente y carraspeo irguiendo la espalda, tiro la colilla al suelo y paso a su lado para volver al despacho.
-Espera Bianca- me dice y me giro para verlo ofrecerme una pastilla- Mañana a la mañana volveré a medir tus constantes, debes tomar la pastilla en seis horas pon una alarma para despertarte y...
-Dudo poder dormir hoy, la tomaré a la hora- le interrumpo y el asiente parpadeando rápidamente para darme la pastilla.
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La regina della mafia (U.C.C #1)
ActionDe la bilogía; Una cura criminal. La regina della mafia. Una mujer con un único objetivo en su vida, gobernar la mafia más poderosa del mundo. Se tropieza...