Capítulo 9

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Llegamos al restaurante y nos encontramos a mi padre ya sentado en la mesa junto a Toto. Nos acercamos discretamente y sentí cómo George agarraba mi mano, no se la negué, principalmente porque daríamos mayor credibilidad, pero también porque me sentía cómoda de esa manera. Al llegar a la mesa ambos se levantaron.

-Hola papá, hola Toto-. Dije dando dos besos a cada uno.

-Buenas noches George, encantado de conocerte-. Dijo mi padre estrechando la mano.

-Igualmente señor-. Respondió nervioso.- Buenas noches Toto.

-¿Qué hay George?- Dijo el jefe con confianza.

Todos nos sentamos y pedimos la comida.

-Bueno chicos, ¿cómo es que George Russel ha acabado siendo mi yerno?- Interrumpió mi padre.

-Bueno...- Comenzó el piloto.

-El caso es que después del reportaje hemos coincidido más de lo normal, y una noche que estábamos cada uno con sus amigos, finalmente acabamos los dos juntos, como siempre, y entre unas cosas y otras decidimos darnos una oportunidad-. Dije yo dejándome más de un detalle importante.

-Así ha sido-. George esbozó una leve sonrisa.

-Bueno, pues me parece bien, ya era hora de que mi hija asentara la cabeza-. Respondió mi padre orgulloso.

Rodé los ojos, ya que siempre sacaba la forma de menospreciarme por cualquier tontería.

-Bueno George, ¿preparado para este fin de semana?- Dijo Toto cambiando el tema.

-Eso creo, me veo con fuerzas para entrar en los puntos-. Contestó este.

-Sí sigues así, todo esfuerzo tendrá su recompensa-. Toto dejó caer sutilmente la pista.

-Eso espero Toto, si no ya sabes que me tienes haciendo presentaciones de PowerPoint-. Bromeó George.

Seguimos el resto de la cena hablando de diversos temas, de vez en cuando salía el tema de nuestra relación por parte de mi padre, pero rápidamente Toto lo cambiaba a algo que tuviese poco que ver. Cuando la velada terminó, todos nos despedimos en la puerta del restaurante, y George y yo volvimos al hotel, ya que ambos estábamos agotados del viaje.

Una vez cambiada, me metí en un lado de la cama, y pude comprobar que efectivamente era tan grande que posiblemente George y yo no nos tocaríamos en toda a noche. Al minuto apareció George, con tan solo unos pantalones cortos y el torso al aire. Desvié la mirada hacia la pantalla de mi móvil, y al parecer él no se dio cuenta de la situación, ya que no hizo ningún comentario al respecto. 

-Buenas noches Mía-. Dijo introduciéndose en la cama.

-Buenas noches George-. Apagué la luz y nos quedamos dormidos.

A la mañana siguiente me desperté rodeada por los brazos de George, "menos mal que la cama era enorme". De todas formas estaba cómoda, no tenía intención de moverme de ahí. Noté cómo George comenzaba a despertarse y volví a cerrar los ojos por instinto.

De un momento a otro noté como su mano apartaba un mechón de pelo que se posaba sobre mi ojo para depositarlo detrás de mi oreja, por lo que abrí los ojos y lo primero que vi fueron sus ojos azules mirando fijamente los míos.

-Buenos días-. Dijo él con su brazo todavía rodeándome.

-Buenos días-. Respondí inmóvil.

Hubo un momento de silencio incómodo y seguidamente nos separamos.

-Voy a ducharme-. Informó saliendo de la cama.

-Vale-. Dije sin saber qué contestar.

El resto del día lo pasé con Lucy, estuvimos dando una vuelta al paddock de Imola. De la nada nos encontramos a Lando, que iba hablando junto a Carlos Sainz. En el momento en el que el chico británico se dio cuenta de que era yo, paró inmediatamente a saludarnos.

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