8 - Cargamentos

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La siguiente noche ya estaba en el muelle junto a otros tres hermanos oscuros: Lexosi, Braxxter y un chico rubio bastante delgado que no recordaba haber visto, debía ser nuevo.

Debían cargar las cosas en un pequeño camión en el que se irían a Nueva Esperanza. No quería admitirlo, pero estaba algo asustado con la cantidad de explosivos, armas y drogas que habían llegado esta vez, apenas cabrían en ese pequeño camión.

Entre los 4 estaban terminando de cargar las cosas cuando llegó El Bromas a supervisarlo. Era un hombre alto y fuerte, su cabello era negro y su máscara probablemente era la más aterradora de todas las que había en la hermandad

—Buenas noches caballeros —dijo con aquel aire de superioridad que siempre solía llevar

Lo saludaron como de costumbre, Fargan no pudo evitar notar lo tenso que se había puesto el chico nuevo ante la llegada de su jefe.

—Fargan, extrañaba verte por aquí —dijo poniendo su mano en su hombro —sabes que tu período en Nueva Esperanza ya acabó y puedes volver a la acción cuando quieras, un hombre como tú siempre es bienvenido de vuelta aquí

—Gracias señor

—Y si es que Risas no quiere soltarte solo dilo y yo lidiare con esa rata —añadió apretando un poco más su agarre antes de darle dos palmadas en el hombro. Fargan volteó a ver a Braxxter, no hacía falta que dijeran nada, ambos sabían que estaban pensando.

—Por cierto, veo que has conocido a Dais —dijo poniéndose detrás del pequeño chico rubio —Este joven tiene muchísimo potencial, es el mejor ladronzuelo que hemos tenido, sin mencionar el don que tiene con el TNT

Todos notaban lo nervioso que estaba el chico, aunque claro ninguno de los otros dos parecían darle importancia. Era bien sabido que El Bromas intimidaba a todos, más a los nuevos reclutas, pero había algo en este chico que parecía afectarle más.

—Bien, Braxxter, Lexosi quiero este camión de vuelta aquí el martes. Fargan, dile a Risas que ahí está lo que les corresponde y que más vale que lo guarde bien. Dais, en cuanto terminen de cargar todo te quiero de vuelta en el casino, mañana hay un robo importante en el que quiero que estés —dijo antes de retirarse.

Una hora después ya habían terminado de llenar el camión y se encontraban camino a Nueva Esperanza. Fargan agradecía que entre todos los hermanos hayan escogido a esos dos para enviar el cargamento, los conocía bien y sabía que con ellos no tendrían problemas en el viaje. De hecho, aprovecharon para hablar sobre como todo apuntaba a que los rumores eran ciertos, Risas y El Bromas estaban teniendo problemas

—Hablando del Bromas, ¿Qué fue eso que pasó hoy con el chico nuevo? ¿Es su nueva mascota o algo así?

—¿Dais? Uff, no. Ese chico tiene una historia complicada —respondió Lexosi

—Es un huérfano, reclutamos varios chicos de ese orfanato hace unos meses, muchos entraron por el dinero y los típicos engaños, pero él entro en la hermandad para intentar sacar a su mejor amigo —agregó Braxxter

—Su amigo no quiso irse y lo expuso ante los jefes... y bueno, ya sabes lo que opina El Bromas sobre la traición —Dijo Lexosi, Fargan hizo una mueca al imaginarse lo que seguía

— Bromas nos llamó a todos a la base, puso a ambos chicos en el centro del círculo

—Le dijo a Dais que admiraba su lealtad con su amigo, dio su típico discurso sobre no traicionar a un hermano y luego...

—Asesinó al chico en frente de Dais

Fargan negó con la cabeza dejando salir un suspiro, todos los que entran a la hermandad tan jóvenes lo pasan mal en algún momento... bueno, en muchos en realidad, después de todo crecen entre criminales. Aun así estaba seguro de que aquel chico tenía una de las experiencias más rudas que había escuchado.

Por un momento pensó en su hermano, agradeciendo por milésima vez que no le hubiera hecho caso cuando él le dijo que se unieran a la hermandad. Luego agradeció que las cosas en Nueva Esperanza no fueran tan tensas como en Lucero, cada vez estaba más convencido de que quedarse había sido lo mejor.


Mientras tanto, algunos cuantos kilómetros al norte, Alexby se encontraba preocupado, hace tres días que no sabía nada de Fargan. Quizás estaba siendo algo paranoico, después de todo no es como que tuvieran acordado verse todas las noches, aunque se sintiera así.

Se veían todas las noches desde aquella vez en que Alexby lo había dejado entrar a su casa para huir de la policía. Era una especie de regla no escrita para ellos. Aunque fuera un fortuito saludo desde la ventana, pero todos los días sin falta Fargan había aparecido y ahora... nada. Era especialmente decepcionante pues ahora se sumaba aquel sentimiento de volver a ver su rostro.

Aquella imagen no dejaba de dar vueltas en su cabeza, hasta el momento no había logrado volver a estar cerca de Fargan como para poder volver a verlo sin la máscara. Estaba preocupado de haberlo espantado la semana anterior, quizás la noche en la bodega había sido demasiado sentimental y había decidido alejarse. Eso en el mejor de los casos, en el peor, algo había salido mal en la hermandad y habían asesinado a Fargan...

Alejandro sacudió su cabeza con fuerza ¿Qué clase de pensamientos son esos? Decidió irse a dormir tratando de no montar más escenarios trágicos en su cabeza. Después de todo tenía muchas más cosas por las que preocuparse. 

Nuestra Promesa - FargexbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora