9 - Emoción y agradecimiento

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Por suerte todo había salido bien con el cargamento, pasó gran parte del día guardando las cosas en la madriguera y aunque estaba exhausto, planeaba hacer un pequeño desvío antes de regresar a su pequeño apartamento.

Aun era bastante temprano, ni siquiera se había ocultado el sol, así que no estaba seguro de si lograría ver a Alexby en su ventana. Finalmente llegó a aquella esquina y para su mala suerte, no hubo señal del chico.

Un poco decepcionado siguió su camino, un par de calles más adelante le pareció ver una figura familiar. Definitivamente era él, aunque no estaba seguro de si lo reconocería sin la máscara, después de todo lo había visto muy poco sin ella y en un lugar con muy poca luz.

Por su parte Alejandro venía de regreso del trabajo, mientras caminaba dudaba seriamente si abalanzarse sobre aquel chico que veía venir desde lejos. Estaba casi seguro de que era Fargan, pero ¿y si lo estaba confundiendo? Cuando estuvieran lo suficientemente cerca Fargan le sonrió y levantó su mano como saludo, entonces aprovechó.

Corrió hacia él y lo abrazó emocionado. El mayor correspondió el abrazo con bastante cariño, vaya que lo había extrañado.

—Hola extraño, siento no haber aparecido estos días

—Me preocupaste —respondió por fin soltando su agarre

—Lo siento, tuve que ir a Lucero pero, te traje algo

Los ojos de Alex brillaron con emoción y el corazón del otro se derritió completamente al verlo

—No lo tengo aquí, pero te prometo que mañana te lo llevare sin falta —dijo antes de dejar salir un bostezo

—Te vez cansado

—Anoche no dormí mucho que digamos, pero mañana te cuento los detalles.

—Está bien, hasta mañana entonces

—Hasta mañana Alesby

Cada quién siguió su camino. Alejandro podía sentir su corazón intentando salir de su pecho, ahora que había visto a Fargan a plena luz del día había logrado contemplarlo bien. Necesitaba que las horas se pasaran volando, necesitaba que fuera el día siguiente para poder verlo de nuevo.

La siguiente noche Alexby no podía dejar de ver el reloj, apenas eran las 9 pero sentía que había esperado una eternidad, claro el hecho de estar vigilando la hora cada 5 minutos desde las 6 de la tarde no ayudaba.

Esperaba impaciente junto a su ventana cuando por fin vio aquella silueta que conocía perfectamente. Estaba emocionado, aunque no tanto por el regalo si no por lograr al fin volver a estar a solas con Fargan. Bajó las escaleras y abrió la puerta sin darle oportunidad al otro para que pudiera llamar.

Fargan rio ante la escena y entró en la casa —¿Tienes prisa eh? —dijo en tono burlón mientras se quitaba la máscara

—Vamos que me tienes con la intriga desde ayer —contestó con una risa

—Está bien pero primero quiero preguntarte unas cosas —dijo yendo hacia el sofá. El menor lo siguió y se sentó junto a él —¿El tratamiento de tu madre es cloroquina?

—¿Qué?

—Sé que no es un tema del que disfrutes hablar, pero quiero saberlo

—Ammm... si cloro algo, creo que sí es ese nombre ¿cómo lo sabes?

—Lo busque en Lucero

El menor dejó salir un bufido, el doctor ya le había dicho que podría encontrarlo en aquella ciudad, el problema seguía siendo el dinero. Aun así, le había parecido un gesto demasiado lindo de parte del otro.

—Gracias Fargan, en serio no tenías que-

Quedó en silencio cuando el otro sacó de su mochila un frasco azul bastante conocido —Solo mencionaste antimaláricos aquella noche, así que no estaba seguro de haber traído los correctos —dijo poniendo una mano en su nuca mientras con la otra sacaba dos frascos más.

Alejandro estaba al borde de las lágrimas. Sin pensarlo se lanzó hacia él y colocando sus manos a cada lado de su rostro lo atrajo hacia sí para darle un beso.

Fargan estaba estático, el beso no habrá durado más de dos segundos antes de que Alexby reaccionara y se apartara de él sumamente apenado.

—¡Lo siento! Ay dioses ¡lo siento! ¡lo siento! ¡lo siento! —repetía con la cara bastante roja —No quise hacerlo es solo que ya sabes la emoción jeje

—Alesby tranquilo —dijo tomando sus manos —está bien

Exhaló un poco más tranquilo y tomó uno de los frascos para verlo bien —¿Cómo es que conseguiste el dinero para comprarlos?

—Ammm... bueno...

—¿Fargan?

Dejó salir un suspiro —No quiero mentirte, supongo que es mejor decirte la verdad. Mira Alesby el hospital general está muy bien equipado sí, pero no cualquiera puede pagarlo y sabía que ahí tendrían estas cosas. Y sí, ahí estaban en un armario gigante y había quizás 10 tarros más. No estás dejando a nadie sin medicina y a los únicos que les robe son parte de negocios enormes que no se darán cuenta de esto

La expresión de Alexby era una mezcla de preocupación y decepción. No dijo nada, solo continuó viéndolo fijamente

—Sé esta no es la forma en que tu harías las cosas pero déjame ayudarte, al menos así tienes tiempo para empezar a ahorrar o buscar otro trabajo sin tener que correr tanto —Fargan tenía buenos puntos, aun así algo le sabía mal

—¿Me juras que lo que me estás diciendo es verdad?

—Con mi vida Alesby

—Esta bien, pero no vuelvas a hacerlo —dijo dejando salir un suspiro

—Lo prometo —respondió abrazándolo. Se quedaron así por un rato, Fargan recostado en el respaldar del sofá, con una mano acariciando la cabeza de Alex que reposaba entre su hombro y su pecho.

—Creo que con la emoción no te agradecí propiamente así que... aunque no me guste cómo las hayas conseguido, gracias —dijo sin despegar su cabeza del pecho del otro

—Yo creo que me agradeciste muy bien —respondió el mayor con una sonrisa

Alex rio nervioso y ocultó su rostro con una de sus manos —Soy un tonto, no quise hacerlo

—¿En serio? —dijo en voz baja y con cierto tono de decepción que el menor fue capaz de percibir

Alexby se levantó algo asustado alternando su vista entre los ojos y los labios de su compañero —Bueno en realidad yo...

Estaban demasiado cerca, sus respiraciones casi se fundían en una sola. Fargan se moría por besarlo pero tampoco haría nada que el otro no quisiera, así que se acercó solo un poco. Gracias a los dioses Alex terminó de cerrar la distancia que quedaba.

El beso era suave, lento, casto. Poco a pocofueron moviendo más sus labios, acomodando sus cabezas para poder tener unmejor acceso al otro. Alejandro puso sus manos en la parte de atrás de lacabeza de Fargan atrayéndolo más hacia él, subiendo un poco el tono del beso.Se separaron para tomar aire, sonriendo ampliamente antes de volver a unir suslabios.  

Nuestra Promesa - FargexbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora