16 - Empeorando

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Caminaba algo preocupado hacia aquella casa esquinera, sabía que hoy Catalina tenía revisión con el médico y por cómo había estado las últimas semanas temía que esto trajera malas noticias. Llamó a la puerta y unos momentos después su suegra abrió la puerta con una media sonrisa

—¿Cómo te fue hoy Cata? —dijo preocupado al ver su expresión

—No muy bien querido —dijo abrazándolo antes de que entrara a la casa —No me dijeron nada que no supiera, pero Alejandro no se lo está tomando muy bien —añadió en voz baja

—Lo siento mucho, sabes que siempre que necesiten algo cuentan conmigo —Catalina sonrió y asintió mientras ambos caminaban hacia la sala que ahora estaba casi completamente vacía excepto por el pequeño sofá individual en el que Catalina solía sentarse.

Sabía que su suegra vendía todo lo que podía de la casa, era su forma de obtener algo de dinero. También sabía que Alexby odiaba eso, porque implicaba que su madre se sintiera culpable por estar enferma y era un sentimiento que él simplemente no podía soportar.

Entró en la cocina donde estaba su novio desquitando su ira con el bistec para el almuerzo.

—Hola cariño —saludó tanteando el humor de Alex

—Ve a sentarte con mi madre por favor, en un rato estará el almuerzo —dijo de muy mala gana

—¿No quieres que te ayude? —propuso acercándose a él. Alejandro solo negó con la cabeza sin levantar su vista de la carne.

Se notaba que estaba bastante mal, intentó darle un abrazo pero Alex lo apartó tan pronto sintió sus brazos a su alrededor —¡NO ME TOQUES! —gritó un poco más fuerte de lo que quería, en sus ojos empezaban a formarse lágrimas y sus manos estaban temblando —Por favor Fargan ahora no —dijo en un tono mucho más bajo —hablaremos de esto después

Salió de la cocina y llevó a Cata hasta la mesa para que los dos se pudieran sentar a charlar

—Lamento eso —dijo la mujer en nombre de su hijo

—No, no es tu culpa Cata —respondió creyendo que se refería a todo el tema de la enfermedad

—Bueno, yo lo crie así que tal vez sí —dijo provocándoles a ambos una leve risa, era una suerte que ambos tuvieran el mismo humor

—¿Qué te ha dicho el médico? —preguntó en voz baja tratando de evitar que Alex escuchara la conversación

Catalina dejó salir un suspiro y se inclinó un poco para hablar en voz baja —Llegue a un punto de no retorno, prácticamente ya no hay nada que se pueda hacer

—¿Y los tratamientos?

—Están solo para retrasar un poco lo inevitable, creo que lo que más le afectó a Alejandro es que el recuerda esta parte, de cuando sucedió con mi padre. Él tenía 7 años cuando le dijeron esto mismo a su abuelo y me vio tener que cargarlo, moverlo y hacer todo por él. Ambos sabíamos que este momento llegaría solo que no lo esperábamos tan pronto —dijo bajando la mirada

—Cata te prometo que haré todo lo que pueda para ayudarlos —dijo colocando sus manos sobre las de ella. Sinceramente se preocupaba mucho por ella, no solo porque fuera su suegra, sino porque le había cogido muchísimo cariño, era probablemente una de las personas más amables que había conocido en su vida.

—Tú distraes a mi hijo, lo haces feliz y se nota que lo quieres, eso es más de lo que pudiera pedirte querido —respondió con una sonrisa maternal.

Almorzaron tratando de evadir el tema, por suerte Fargan era experto en sacar los temas más extraños e interesantes, en poco tiempo terminaron en una buena charla sobre los pueblos que estaban más allá del bosque fronterizo.

Luego de lavar los platos salieron a caminar para relajar a Alex. Vagaron por un rato y luego terminaron en el pequeño apartamento del mayor. Como siempre se acostaron en la cama abrazados sin decir nada. Fargan esperaba que el menor se desahogara, pero solo se quedó estático, pensando en miles de cosas.

Tal vez si le daba aquello que había estado guardando se animara. No es como si el dinero resolviera todos los problemas, pero quizás reduciría un poco el estrés de Alex, saber que tendría una cosa menos de que preocuparse debería ser bueno.

Se levantó de la cama y fue a buscar aquella pequeña caja que escondía en el fondo del armario. Tomo uno de los tres fajos que había, no se molestó en contarlo, fuera la cantidad que fuera debería ser como mínimo 2 meses del tratamiento de Catalina.

—Alesby quiero darte algo —dijo entregándole el fajo en vuelto en papel periódico —Y quiero que lo aceptes —añadió mientras veía como Alejandro desenvolvía aquello

En cuanto notó que eran negó fuertemente con la cabeza —Por todos los dioses Fargan ya estoy harto de hacerte esto —respondió con los ojos comenzando a humedecerse —Cada vez que logras ahorrar algo terminas gastándotelo en nosotros ¡No es justo!

—¿Crees que no me preocupo por ella yo también? Es lo más cercano que he tenido a una madre desde hace 10 años. Alex por favor

—No por favor nada Fargan ¡mira donde vives! Con todo el dinero que nos has dado ya hubieras reunido lo suficiente para huir del pueblo y alejarte de la hermandad ¿Crees que no me he dado cuenta de todos los golpes que escondes? ¿De todas las cicatrices que tienes? Deberías estar ahorrando para largarte y no para darme dinero a mí —dijo con un tremendo sentido de impotencia.

—A ver Alejandro, a mí me gusta vivir aquí, hace mucho pude haberme largado de este pueblo y no quise hacerlo POR TI no tengo interés de ir a ningún lado en el que no estés tú. Y para que no estés reprochando, tampoco son mis ahorros, eso lo conseguí haciendo un trabajo especial que acepte para poder ayudarte —dijo molesto y sin pensarlo, quizás no había sido muy buena idea mencionar eso último.

—¿Qué clase de trabajo? —ni el mismo sabía si estaba molesto o asustado

—Eso no importa, ni te incumbe solo acéptalo por favor, Alex

—Si me lo estás dando creo que si me incumbe ¿Qué tal si la policía viene luego a buscarme?

Fargan dejó salir una risa irónica —Eso no va a pasar ¿ok? Conseguí ese dinero cuando fuimos a Lucero

—¿Le robaste a alguien cuando fuimos a Lucero? Pero si estuve todo el tiempo contigo

—No todo, y no fue a alguien, fue a algo, a una tienda lujosa de la ciudad. Pero que importa Alex

—¡¿Qué importa?! Me prometiste que nunca lo volverías a hacer ME LO JURASTE POR TU VIDA — gritó, la conversación empezaba a subir de tono

—Te prometí que no volvería a robar las medicinas nunca dije nada sobre dinero. ¡Y lo hice por ti!

—¡PERO QUE ES ILEGAL PEDAZO DE BESTIA! Yo jamás te dije que hicieras algo así

—Noticia de última hora: Soy un hermano oscuro y vendedor de droga ¡Casi todo lo que hago es ilegal!

—ENTONCES NO ME USES A MI DE EXCUSA

—¡Que no te estoy utilizando Alejandro! ¿Quieres dejar de hacer el gilipollas?

—SABES QUÉ ¡QUE TE JODAN! —grito recogiendo sus cosas para salir corriendo del lugar

"Bien, que te jodan a ti" pensó mientras azotaba su puerta. Se quedó un momento recostado contra ella, eso no podía haber salido peor. 


***

Pequeño spoiler (porque soy re troll) uno de los pueblos que está más allá de ese bosque empieza con K y termina con nuestra estabilidad emocional...

Nuestra Promesa - FargexbyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora