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Decir que Taehyung no estaba nervioso, sería una gran mentira.

Apretó sus labios en una línea recta y tanteó su pecho, asegurándose de que no había olvidado ponerse la corbata. Una gota de sudor que resbaló por su sien, fue lo que le hizo ser consciente de que muy probablemente este era uno de los momentos en los que se sintió más nervioso en toda su vida.

De hecho, eran contadas las veces en que realmente se sintió y demostró nerviosismo. Eran unas pocas razones las que lo hacían actuar así, como por ejemplo, los niños. No había mucha explicación para ello, simplemente (la mayor parte del tiempo) prefería no acercarse a uno. Eran pequeños monstruos, monstruos insoportables y traviesos. Y otro ejemplo serían los adultos imponentes. Tú podrías ser un adulto de 30 años, de 40 tal vez, de 50 o hasta de 100. Pero la edad no necesariamente te volvía imponente, o te daba poder. Era algo que solo algunas personas tenían, personas como los padres de Jinyoung, con quienes estaría por hablar en unos cuantos minutos para pedirles un empleo en su casa.

Si bien los había visto antes, hasta ahora no había tenido la oportunidad de dirigirles la palabra. Pero Taehyung podía verlo, su apariencia gritaba a los cuatro vientos "poder". Y le gustaba. Le encantaba, le maravillaba, lo admiraba. ¿A quién no le gustaría lucir como los señores Jeon? A Taehyung sí, mierda que sí esperaba ser así cuando fuera grande.

Un chillido lo sacó de sus pensamientos, al dejar de ver la gran puerta de la mansión Jeon, se dio con la sorpresa de que el más joven de aquella familia se encontraba a su lado, mirándolo paralizado y con las mejillas rojas.

Vaya que era raro.

Lo miró indiferente. Aunque en los pocos segundos que lo vio, pudo identificar que llevaba un uniforme. Y si se daba la vuelta, podía ver otro auto al lado del de Jinyoung. Al parecer acababan de traer al mocoso de la escuela.

—Jinyoung, ¿te puedes apurar?—Preguntó, ya cansado de esperar a que el mayor encontrara su teléfono en el auto.

¿Y si lo había perdido qué? No es como si no tuviera dinero para comprarse otro.

—Te juro que lo vi por aquí...—habló, su voz sonando baja y algo preocupada.

Por otro lado, un pequeño castaño se encontraba con la boca abierta en una 'o'. El helado que llevaba en sus manos terminó en el suelo, porque para Jungkook, Taehyung era mucho más importante que un barato helado.

—Hyung...—llamó el más pequeño, jalando la manga del contrario y esperando a que volteara a verlo.

A que pusiera su atención en él.

Pero no contó con que el otro lo ignoraría por completo. Aunque eso no fue suficiente para que Jeon Jungkook se rindiese.

—Hyung—llamó de nuevo, pero este seguía diciéndole algo a su hermano, quien se encontraba en el auto buscando quién sabe qué.—¡Hyung!—volvió a llamar, esta vez mucho más alto, por lo que pudo lograr que el otro volteara.

Pero se dio cuenta de que lo había hecho enfadar cuando se soltó de su agarre en su manga bruscamente y lo miró con las cejas fruncidas.

—¿Qué mierda quieres?—habló entre dientes, aún mirándole de esa forma.

Oh, vaya. ¿Taehyung realmente estaba enojado?

Jungkook solamente lo miró, maravillado de nuevo con su belleza. ¿Cómo es que alguien podía ser tan bello a pesar de estar enojado?

—Hyung, ¿qué está haciendo aquí?—Preguntó, ladeando la cabeza y mostrando una cara de curiosidad un poco exagerada.

Quería verse lindo para Taehyung.

Obsession - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora