Eva
La casa estaba abarrotada de gente. Todos bebíamos, unos más que otros, unos más borrachos que otros, pero todos bebíamos, y todo se estaba empezando a descontrolar.
Anne, Flavio, Rafa, Eli, Jesús y Javy cantaban canciones con copas y vasos en la mano.
Sam, Mai, Nia, Anaju, Hugo, Ari y Gérard hablaban sin parar en una esquina.
Bruno y Nick no se separaban de la cocina, donde ellos mismos se servían la bebida, y yo estaba sola, en una esquina contemplando la escena.
Después Bruno se fue al baño, Anne se fue a buscar a Gérard, Samantha fue al altavoz y cambió la música a una canción lenta. Después ella cogió a Flavio, le estampó un beso en los labios y se pusieron a bailar. Anne y Gérard les repitieron, y los demás se buscaron al alguien con quién bailar, daba igual él género.
Ví cómo Hugo se separó del grupo, se dirigió a la cocina y se sentó en una silla. Se le veía mal. Andaba con esfuerzo, tenía la cara pálida y parecía estar desubicado.
Me acerqué a él con cuidado de no chocar con algunos de los cuerpos que se movían a mi alrededor.
Cuando entré a la sala, le vi con las manos en la cara, y los codos apoyados en la mesa. Me acerqué preocupada.
Eva: ¿Hugo? - dije mientras le tocaba el hombro. Él se giró y me miró sorprendido. -
Tenía la cara muy mal. Ahora, aparte de la cara pálida, tenía los ojos rojos, cómo de haber llorado.
Eva: ¿Estás bien? - él negó con la cabeza. -
De repente se levantó con prisa y se dirigió a la puerta, pero paró en seco y se puso a vomitar.
Eva: ¡Hugo! - dije al verle expulsar todo el alcohol que había bebido. Corrí hacia él y le toqué la espalda mientras llamaba a Samantha para que me ayudara, pero no me hizo caso al no escucharme por lo borracha que estaba y la música. Suspiré. -
Esperé a que se le pasaran las arcadas para ayudarle a limpiar su camiseta y a andar hasta la habitación de Flavio y Sam, para que descansara.
Después fui a intentar avisar a alguien de que me iba a llevar a Hugo a otro lado más tranquilo, pero solo conseguí que los demás me demostraran cómo se les había subido el alcohol cuando encontré en el salón a Rafa, sin camiseta, subido a la mesa con una botella de champagne en la mano mientras se la servía a todos los demás, que estaban en el suelo con sus copas arriba.
Decidí no perder el tiempo y escribir una nota y dejarla en la puerta. Fui hasta la habitación otra vez. No estaba dormido, pero sí más relajado. Me acerqué a él.
Eva: Hu... - dije mientras le tocaba la cara. Él abrió los ojos y me sonrió. Yo le devolví el gesto. - Vamos, te llevo a casa, que no estás para quedarte aquí. - Le tendí la mano y él me la agarró. Tiré de él hasta incorporarlo. - ¿Puedes andar? - no obtuve respuesta, simplemente una mirada acompañada por una sonrisa. - ¿Qué pasa? - dije riendo intimidada. -
De repente, una vez más me agarró la cara y dejó un suave beso en mis labios. Me quedé inmóvil por unos segundos, pero después llevé mis manos a su nuca y se la acaricié cariñosamente.
Hugo: Tú. - dijo cuando nos separamos. -
Eva: ¿Qué? - dije confundida. -
Hugo: Me pasas tú. - respondió. Miré sus ojos que me miraban con ternura por unos segundos, y después me abracé a él, acariciando la parte trasera de su cuello una vez más. Él bajó sus manos al filo de mi camiseta, dejando que sus manos se colaran dentro de ella, acariciándome la espalda desnuda, lo qué me provocó escalofríos. -
Eva: Te quiero. - dije mientras apoyaba mi cabeza en su hombro. -
Hugo: Y yo a ti. - sonreí. -
Eva: ¿Estás mejor? - pregunté todavía junto a él. -
Hugo: Ahora sí. - yo reí. -
Eva: ¿Quieres que vayamos a tu casa? - él asintió. - Pues vamos amor. - le cogí la mano y me dispuse a salir, pero él tiró de mí, dándome la vuelta y dejándome frente a él. -
Hugo: Me gusta que me llames así. - dijo cogiendo mi barbilla y levantándomela para volver a besarme. -
Eva: Pues te lo diré más a menudo...amor - dije al separarnos. -
Hugo: ¿Me lo prometes?
Eva: Te lo prometo. - ahora sí, le agarré de la mano y salimos, juntos, por la puerta de la casa evitando contacto con otras personas que nos pudieran sacar de nuestra burbuja. -
***
Caminábamos por las nevadas calles de Madrid cogidos de la mano, y con mi cabeza apoyada en su hombro. Su casa no estaba lejos de la de Sam y Flavio, por lo que no tardaríamos en llegar.
Hugo: ¿Tú dónde vives?
Esa pregunta me pilló por sorpresa. No podía decirle que vivía con Anne y Gérard, por que me diría que me fuese con él y no podía decirle que vivía en nuestra antigua casa porque uno: Todavía no la había comprado y dos: Se sentiría mal al saber que "había" estado conviviendo con otro hombre en algo que era nuestro, así que le dije donde estaba la casa que tenía alquilada.
Hugo: Está lejos de aquí, ¿no? - yo asentí sonriendo y volví a colocar mi cabeza en su hombro para zanjar con el asunto. -
***
Seguíamos andando tranquilamente. Todo estaba silencioso y no había nadie en la calle.
Quedaba muy poco para llegar a su casa. Fuimos a cruzar un paso de cebra, y cuando estábamos en la mitad, un coche que creíamos aparcado arrancó a toda prisa y se dirigió, sin parar y rápidamente hacia nosotros.
Lo último que recuerdo es sentir que me tiraban del brazo con el que me agarraba a Hugo, escuchar un "cuidado" gritado y un golpe en la cabeza.
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Holaaa
Pensad en el Ying y el Yang.
Todo lo bueno tiene contiene algo malo y lo malo algo bueno.
Tenemos una situación muy parecida aquí, ¿no?
¿Por qué creéis que el coche arrancó justo cuando ellos pasaban?
¿Quién lo conducía?
¿Quién es el o la que gritó el "cuidado"?
Os leo. Contadme hipótesis por aquí abajo.
Si os ha gustado votad y comentad.
Nos vemos mañana.
Insta: paradoja_temporal
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Siete mil millones de cosas.
Teen Fiction"Si a ustedes alguna vez cuando veis una persona os entran las siete mil millones de cosas por el cuerpo, me podréis entender" Historia Evugo. 2ª novela. Espero que os guste. Él, triunfando en la música. Ella, con la música dejada un poco a un lado...