Volverte a ver...

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La semana había pasado muy rápido y Hermione agradecía que por fin llegara el fin de semana. Luna le había contado que había salido a cenar con un hombre que había conocido, un tal Fabián, pero extrañamente la rubia no había vuelto a hablar de él, no tan detalladamente. El sábado por la mañana Hermione se levantó muy temprano, cerca de las siete. Bajo a la cocina, donde su madre ya estaba sentada con una taza de café frente a ella.

-¡Buen día! -saludó animadamente la señora Granger a su hija.

-Buen día, mamá -la castaña, aún en pijama se sentó frente a su madre -. ¿Papá aún sigue dormido?

-Sí, últimamente ha estado muy cansado -comentó Jean queriendo no darle importancia, le dio un sorbo a su café -. Hermione, ¿Cuándo piensas decirle a tu hija sobre su padre?

Hermione se le quedó mirando a su madre. La castaña suspiró.

-No lo sé, mamá -confesó la castaña -. Sé que tengo que decirle algún día sobre él, pero no sé cómo hacerlo.

-¿Y qué hay de él? -inquirió la madre de Hermione -. El tiene que saber que es padre.

-No sé nada de él -dijo Hermione suspirando -. No lo he vuelto a ver desde que me fui.

-Búscalo -sugirió la señora Granger con una sonrisa -. Lo sigues amando, Hermione. Eso no lo puedes negar.

-Creo que iré a correr un poco -Hermione salió de la cocina. Subió las escaleras y entró cuidadosamente al cuarto de su hija. La pelirroja dormía profundamente, Hermione se quedo mirándola. Depositó un beso en la mejilla de su hija y salió de la habitación. Se dirigió a la suya y se cambio de ropa.

Ron aparcó su camioneta frente a la casa de Percy cerca de las siete de la mañana el sábado. Tocó la puerta de la casa y un despeinado Percy le abrió la puerta aún en pijama.

-Lucy está en su cuarto -dijo haciéndose a un lado para dejarlo pasar -. Audrey fue a buscarla.

-Gracias -dijo Ron sentándose, y asombrado por el aspecto de su hermano; Percy siempre era madrugador -. Veo que te has desvelado.

-Sí. ¡Molly nos tuvo jugando toda la noche turista mundial! -exclamó el pelirrojo dejándose caer en el sofá junto a su hermano menor -. Al final de cuentas Lucy ganó...

-¡Como siempre! -sonrió Ron.

-Ron, ¿te molestaría llevar a Lucy a casa de Bill, después? -preguntó Percy bostezando.

-No, ninguna molestia -aceptó el ojiazul con una sonrisa, Lucy entraba por la puerta junto a su madre.

-Hola, Ron -saludó Audrey.

-Buenos días, tío -dijo la pequeña acomodándose sus lentes.

-Hola, Audrey. Lucy -respondió Ron con una sonrisa -. ¿Y Molly?

-Dormida -contestó Lucy. La pequeña castaña traía unos pants deportivos en color lila y una blusa blanca, iguales que sus zapatillas deportivas -. Hemos jugado toda la noche.

-Sí, me acaba de decir tu padre -indicó Ron levantándose.

-Lucy, tu tío Ron te va a llevar a casa del tío Bill -le dijo Audrey a la niña, despidiéndose.

-Está bien, mamá -la niña le dijo un beso a su madre y luego a su padre -. Adiós, papá.

-Adiós hija.

Ron y Lucy salieron de la casa de Percy. Ron subió en los asientos traseros la pequeña maleta de la niña. Quince minutos llegaron al parque al que Ron acostumbraba ir  a correr por las mañanas y a donde llevaba a Lucy y a Albus por las tardes.

Un amor para siempre (Romione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora