Veía la luna filtrarse por la ventana. Eran las dos de la mañana y seguía sin poder dormir. Se sentó por quinta vez alborotando su cabello castaño. ¿Qué planeaba Ronald Weasley diciéndole cosas como las que había dicho aquella noche, después de regresar de la feria?
-¿Te apetece tomar un café? -había ofrecido Hermione después de haber acostado a Rose.
-Me encantaría -sonrió el pelirrojo siguiendo a la castaña hacia la cocina.
Minutos después ambos estaban sentados en la mesa con una taza de café cada uno y unas cuantas galletas en un plato en medio de los dos. Hermione estaba pensando en las preguntas que Lucy le había hecho.
-¿En qué piensas? -le preguntó Ron al notar la expresión de la castaña.
-En nada -mintió Hermione rápidamente, dando un sorbo a su café.
-Mientes -le dijo el ojiazul después de unos segundos. Hermione alzó la vista hacia él -. Te conozco lo suficiente para saber cuándo mientes; te pellizcas la muñeca, como ahora -le señalo el pelirrojo con la mano. Hermione bajo sus ojos y efectivamente sus dedos índice y pulgar pellizcaban levemente su muñeca izquierda. Ni siquiera se había dado cuenta.
-¿Y que si lo hago? -replicó la castaña cruzándose de brazos.
-Veo que ya no confías en mí -apuntó Ron inclinándose hacia adelante, con cierta brillantez en sus ojos -, ¿o me equivoco?
-Para serte sincera, no lo sé -admitió Hermione con un suspiro. No había esperado que la conversación tomara ese rumbo.
-No lo sé -repitió Ron en forma pensativa.
-Así es -confirmó Hermione desviando la mirada.
El pelirrojo tomo su taza de café y le dio un gran trago. Se quedo mirando a la castaña. Hermione evitaba mirarlo a los ojos, pero sentía como la mirada del pelirrojo no se apartaba de ella.
-¿Qué harás el sábado? -preguntó Ron de repente. Hermione alzó la mirada encontrándose con los ojos azules de Ron.
-¿Para qué quieres saberlo? -rebatió Hermione intrigada. ¿Acaso la invitaría a salir? Deshecho aquella idea, pero si no era eso, ¿entonces qué sería?
-Para ver si podías ir a mi casa ese día -contestó Ron despreocupadamente. Hermione, que en ese momento estaba tomando a su café, se atraganto levemente.
¿Primero le estaba hablando sobre confianza y luego preguntaba si podía ir a su casa? ¿Qué diablos pasaba con él?
-Necesito alguien que me ayude con la habitación de Rose ¿y quién mejor que tu, para decorarla? -declaró Ron con una sonrisa.
-¿No puedes pedirle ayuda a alguien más? -intentó disuadir Hermione. No es que no quisiera ayudar al pelirrojo, ¿pero estar en su casa?
-Si no quieres ayudarme solo dilo -pidió Ron sin dejar de sonreír.
Hermione maldijo por dentro.
-Te ayudaré -respondió Hermione rápidamente. El pelirrojo sonrió con satisfacción.
-Bien. No te preocupes por los materiales y todo eso -dijo Ron haciendo un gesto con la mano para acompañar sus palabras -. El jueves traeré catálogos para que selecciones lo que necesites y el viernes pediré a Sortilegios Weasley que lo envíen a mi casa. Así el sábado estarán ahí.
-Supongo que Fred y George te cobraran mucho por eso -dedujo Hermione.
-En realidad, soy dueño del 20% de Sortilegios Weasley -confesó Ron terminando su café.
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Un amor para siempre (Romione)
RomansaPrólogo. La lluvia golpeaba contra la ventana, de vez en cuando se oía un trueno a la distancia. El cielo estaba nublado, era imposible ver las estrellas, tan solo se veían las nubes grises. Pasaban ya de las once de la noche y Hermione Granger se e...