Respiró el aire fresco de la mañana. Estaba en el balcón recordando la noche anterior. Sonrió. Fred estaba haciendo lo posible por que le perdonara, y debía admitir que lo estaba logrando. La barrera que ella había creado poco a poco se estaba desmoronando. Cerró los ojos mientras el recuerdo de su primer beso con Fred llegaba a su mente.
Su celular sonó, sacándola de sus pensamientos. Se adentro en la habitación para alcanzar. No reconoció el número en el identificador de llamadas.
-¿Hola? -contestó.
-¡Hola! ¿Cómo está la mujer más hermosa de este mundo? -saludó una voz cantarina desde el otro lado de la línea.
-¿Fred? -dijo Luna sentándose en la cama. Su corazón se aceleró al reconocer aquella voz y no pudo evitar que se le escapara una sonrisa.
-¿Acaso esperabas que te llamará alguien más? -inquirió el pelirrojo.
-¡No! -se apresuró a decir la rubia. Al momento se arrepintió del tono en el que lo había dicho, porque el ojimiel soltó una risita - Es decir...yo... ¿Qué quieres?
-Invitarte a desayunar -dijo Fred con un tono alegre.
-Lo siento, pero no puedo -se disculpó la rubia.
-¿Por qué? -quiso saber Fred en un tono celoso.
-Porque desayunaré con Hermione -respondió la rubia levantándose de la cama y saliendo de nuevo al balcón.
-Entonces, ¿a comer? -sugirió Fred con tono esperanzador.
-Estaré con Hermione -reiteró Luna sonriendo.
-¿A cenar? -intentó el pelirrojo desesperado.
-Cenaré con Erik -dijo la ojiazul dejando de sonreír. Y pudo notar que la expresión de Fred también cambiaba.
-De acuerdo -dijo Fred carraspeando -. ¿Un café?
-Tal vez mañana -respondió Luna suspirando -. Adiós.
-¡Espera! -Pidió el pelirrojo - ¿Te gusto lo de ayer?
-Fue algo muy lindo -comentó Luna cerrando la puerta corrediza que daba al balcón -. Y si, me gustó -añadió antes de colgar.
Sonriendo se levantó dispuesta a bañarse. Cuarenta y cinco minutos después estaba preparada para ir a casa de Hermione. Estaba terminando de recoger su bolsa cuando el timbre sonó. Un muchacho estaba a la puerta con un osito de peluche y una rosa blanca en las manos.
-¿Luna Lovegood? -preguntó el chico.
-Sí -respondió Luna sonriendo en su interior. No necesitaba que se lo dijeran; sabia quien había mandado eso.
-Para usted -dijo el chico entregándole las cosas. Saco de su bolsillo una nota de entrega y una pluma -. Por favor, firme aquí.
-Gracias -Luna le devolvió la pluma y la nota después de firmarla. El chico se despidió con una sonrisa.
Lentamente, la ojiazul abrió la nota que venía con el osito de peluche.
"Te veías hermosa anoche. #9: A"
Sonrió. A pesar de que ya sabía lo que decía la frase, le encantaba seguir recibiendo aquellas rosas. Solo faltaban seis; y, tal vez, si el pelirrojo se seguía esforzando, lo perdonaría antes de la quinceava rosa.
Hermione cerró la puerta suavemente y regresó a la sala. Rose y Ron acababan de irse hacia la Madriguera. Y ella esperaría a Luna. Suspiró. La noche pasada, cuando Ron y Harry la habían dejado en la puerta de su casa, el azabache había dicho algo que la dejó desconcertada.
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Un amor para siempre (Romione)
RomancePrólogo. La lluvia golpeaba contra la ventana, de vez en cuando se oía un trueno a la distancia. El cielo estaba nublado, era imposible ver las estrellas, tan solo se veían las nubes grises. Pasaban ya de las once de la noche y Hermione Granger se e...