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Me separé de los chicos para ir al baño y arreglar un poco mi mal aspecto.

Se adelantaron para conseguir lugar en una de las mesas de la cafetería, dijeron que me guardarían un lugar junto a ellos.

Saqué mi bolsita de cosméticos y me puse un poco de rubor y labial porque parecía que estaba enferma. Mi cara estaba pálida y sin color alguno.

Al salir del baño fue cuando me di cuenta de que no sabía en dónde rayos estaba la cafetería.

Perfecto.

Ahora estaba perdida y con hambre.

Esperaba ver algún estudiante por los pasillos pero no se veía a nadie.

Mi almuerzo con los chicos parecía no estar del todo perdido cuanto vi a un chico con una pila de libros en manos. Rápidamente corrí hasta él.

— ¡Oye! —grité. Alcancé a ver que tenía puestos unos audifonos y por si fuera poco, estaba dándome la espalda por lo que no podía verme.

Solo veía como se alejaba de mi.

¡No, no!

Primera vez que hacía amigos y me invitaban a comer con ellos, pero posiblemente me lo perdería porque no sabía dónde estaban.

Corrí un poco más rápido ya que un paso de aquel chico eran cinco pasos para mis diminutas piernas. Me acerqué lo suficiente, por lo que lo tomé del brazo provocando que sus libros cayeran al piso.

Dios, hablando en serio... ¿Porqué me hiciste tan tonta?

— Mierda. Lo siento tanto, te ayudaré a levantar todo. —me agaché para juntar todo. El chico hizo lo mismo—. Perdona, no era mi intención tirar tus libros. Solo quería preguntarte algo pero, no me escuchaste cuando te grité. Y ahora por mi culpa te estoy retrasando. Y en lugar de callar y levantar tus libros, sigo hablando como una tonta. —levanté la vista del piso, aquel chico solo me miraba sin decir nada—. Lo siento, es que estoy nerviosa, solo tengo contacto con las personas cuando hablo con mi mamá y mi mejor amiga por lo que soy muy estúpida. Y ahora estoy hablando de más, será mejor que guarde silencio.

Comencé a escuchar una risa.

Miré al chico solo para confirmar que era él quien se reía mientras me miraba divertido.

— Tranquila, solo son unos libros. No hay necesidad de que te disculpes tanto. —dijo sin borrar su sonrisa.

— Lo siento.

¿Acabo de pedir disculpas por pedir disculpas? Más tonta y ridícula no puedo ser.

El chico volvió a reírse—. Veo que te gusta disculparte. —se levantó con sus libros en manos. También lo hice—. ¿Qué era lo que querías preguntarme?

— ¡Oh, cierto! Quería saber dónde estaba la cafetería. Soy nueva, así que no conozco bien la escuela. Quedé de verme con unos amigos pero, no les pregunté cómo llegar.

No podía saber lo que estaba pensando aquel chico, me seguía viendo como si le divirtiera mi situación.

— Está bien, antes de irme te llevaré hasta la cafetería.

— No hace falta que hagas eso, si me dices como llegar, será más que suficiente. No quiero quitarte más tu tiempo.

— Esta escuela es muy grande. Y... dudo mucho que sepas llegar si te explico. —soltó una pequeña risa burlona.

Espera... ¿acaba de decirme tonta? Es decir, sé que soy tonta. Pero no hace falta que me lo recuerde.

—Vamos. —comenzó a caminar con la pila de libros en manos, lo seguí.

𝘊𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘓𝘢 𝘗𝘳𝘪𝘮𝘢𝘷𝘦𝘳𝘢 𝘓𝘭𝘦𝘨𝘶𝘦| 𝘌𝘶𝘯𝘸𝘰𝘰: 𝘈𝘴𝘵𝘳𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora