Epílogo

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Quince años después narra Daniel.

Quince años han pasado. Quince años en las que he sido feliz al lado de mi familia, al lado de la mujer que amo, viendo crecer a nuestros hijos y no les voy a negar, sufrí la partida de mi abuelo, y la de mi madre, si se preguntaran, que fue lo que pasó.

Pues bueno, recuerdo ese día, yo estaba en la oficina, listo para pasar por mi bonita, e irnos a casa con nuestros hijos, mi abuelo ya tenía dos años de haber partió de este mundo y antes de salir de mi despacho, mi teléfono personal suena, cabe decir que ya todos en la oficina se habían retirado. Tomé el teléfono y la persona detrás de este solo dijo - señor Harrison, es importante que venga con urgencia a la clínica del reclusorio, su madre está muy grave y los doctores temen lo peor y ella quiere verlo a usted y a su esposa.

Escuchar aquello me dejó helado, pues a decir verdad ya tenía mucho, mucho tiempo que no la veía o hablaba con ella, suspiré antes de contestar - estaré allí en una hora - conteste y colge. Realmente no se que cara traía yo, o si de plano Mariam sabía leerme tan bien, que en cuanto cruce la puerta de su despacho me preguntó que pasaba, y yo, yo simplemente la abrace, no supe responder ya que ni yo mismo sabía como me sentía.

- mi amor ¿que pasa? - pregunto ella - me separe lentamente - ni yo mismo me di cuenta, cuando algunas lágrimas resvalaron por mis mejillas - mi amor ¿por qué lloras - dijo ella, limpiando aquellas lágrimas con su pulgar - es mi madre - dije y sentí como ella se puso tensa, ante la mención de mi madre - ¿que pasa con ella? - preguntó, sorbe mi nariz - me acaban de avisar, que ella está muy grave - dije, ella solo me abrazo, pero me sorprendió lo que salió de sus labios.

- Daniel, sé de ante mano el daño que ella nos causó, pero es tu madre, la mujer que te trajo a este mundo, ve y habla con ella, y si esta tan mal, pasa aunque sea este tiempo con ella, Daniel, no guardes rencor en tu corazón.

Escucharla decir aquello, solo me demostró que había escogido a la mujer correcta - sabes mi amor, eres una mujer extraordinaria, la mujer más buena del planeta - ella sonrió y salimos de la oficina rumbo al reclusorio, no dije que mi madre quería vernos a ambos, pero mi bonita es tan comprensiva que no lo pensó dos veces y me acompañó.

Cuando llegamos aquel lugar, nos llevaron directo a donde ella se encontraba, Mariam se quedó afuera, mientras yo entre a verla. Cuando mis ojos chocaron con los de mi madre, pude ver todo el arrepentimiento que ella sentía, pues como pudo alzó sus brazos hacia mí.

- has venido, hijo mío creí que moriría sin poder verte, sin poder pedirte perdón - dijo con muchas lágrimas en sus ojos - me acerque a ella y la abrace, realmente pude ver en el estado en el que estaba, ella apenas y podía hablar.

El médico de aquel lugar entró - buenas noches señor Harrison, lamento informarle que el estado de salud de su madre es muy grave, ella ya sufrió un colapso pulmunar, es un milagro que aún siga con vida - mis ojos de nuevo se llenaron de lágrimas, de verdad soy tan mal hijo que permití el estado en el que ahora ella se encuentra - ¿no hay nada que hace? - pregunté con un astisbo de esperanza, después de todo ella era mi madre - lo lamento señor Harrison, pero su pulmonía es muy avanzada, ella no se cuido a pesar de que ya sabía su estado de salud - contestó él y salió de aquel lugar.

- madre yo... - ella me interrumpió - Daniel hijo, dejame hablar - dijo con tanta dificultad - no hables - dije, pero ella nejo - necesito decirte esto, trae a Mariam, sé que ha venido contigo - la mire por lo que dijo y asentí, pero otra vez de nuevo mi bella esposa me demostraba que ella cumplía con los votos que nos dijimos en aquel registro civil.

- Mariam - mencione al verla, ella solo negó con la cabeza, dándome a entender que estaría conmigo en las buenas y en las malas, ella llegó hasta donde estaba, se puso a un lado de mi y miró a mi madre.

- buenas noches dijo ella - mientras mi madre solo asentía con la cabeza - ahora que están los dos, es tiempo de decir todo lo que he querido decirles - dijo ella tosiendo - no hable señora, por favor - dijo mi bonita - quiero hacerlo, si no lo hago no moriré en paz - contesto mi madre.

- tengo que pedirles perdón a ambos, se que todo lo que hice no es nada fácil de olvidar, pero quiero que sepan que estoy arrepentida, mi orgullo y mi venganza me llevaron a cometer el peor error de mi vida, y lo entendí muy tarde. Daniel, perdoname por ser una mala madre, por querer separarte de la mujer que amabas, perdoname por no darme cuenta cuánto daño te hacía a ti cuando se lo hacía ella. Y a ti Mariam, gracias, gracias por estar con él a pesar de todo lo que yo hice para separarlos eres una gran mujer, eres la mujer perfecta para él y gracias por no apartarte de su lado, y perdoname, perdoname por todo el mal que te cause ¿podrían perdóname? Se que no es fácil, todos estos años me he lamentando todo lo que hice, pero estoy feliz, porque se que ustedes han formado su propia familia.

Se que tengo dos nietos, que sin duda serán las mejores personas de este mundo, ya que tienen una gran mamá que los guíe por el buen camino.

Escucharla decir todo eso, con tanta dificultad hizo que mi corazón doliera - te perdono madre, te perdono por todo lo que hiciste, no soy nadie para juzgarte - dije yo con lágrimas en los ojos, pues sentía que ella ya iba a partir

- la perdono señora, después de todo sin usted, yo no tendría a este hombre a mi lado - mi madre trato de sonreírle - gracias, gracias a ambos por permitirme verlos una últimas vez más. Daniel te quiero hijo.

Esas fueron sus últimas palabras, se que muchos pensaran que hicimos mal, por todo el daño que nos causó, pero como dije no soy nadie para juzgarla, ella era mi madre después de todo, y al haberla perdonado quite un peso de encima de mi y creo que a mi bonita le pasó lo mismo.
Ese día salimos de aquel lugar ya en la madrugada, yo quería que Mariam descansará, pero ella no me dejó ni un momento solo, sabía que necesitaba de ella, sabía que no sería tan fácil para mí estar solo, y ella me apoyo en todo momento. Fue algo difícil, mis hijos sabían que tenían una abuela, pero no la conocieron y cuando llego el entierro solo estuvimos nosotros cuatro, ya que mis suegros aún seguían molestos y los entendía.

Suspiro, y termino de arreglarme, esta noche será solo para nosotros dos ya que es nuestro aniversario y recordar todo lo que hemos pasado me ha puesto un poco melancolico, ajusto mi corbata y me pongo mi saco, salgo del closet y veo a Mariam peinando su hermoso cabello.

- ¿ya estas lista mi vida? - pregunto, cuando veo que ella deja su cepillo en el tocador - lista mi amor - contesta. Yo entrelazo mi mano con la de ella y salimos de casa.

Esta noche será muy especial para los dos. Amo a Mariam con toda mi alma y jamás me arrepentiré de aquella pregunta, ella y mis hijos son toda mi vida.

Y como lo dije alguna vez, si en algún momento de nuestras vidas ella deja de amarme, siempre le preguntaré

¿Podrías volver a amarme?

¿Podrías Volver A Amarme?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora