🍂 11.Noche de juegos

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Martes

Martes

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—¡Por favor, dejen de ser tan empalagosos o me largo de aquí! —gruñó, irritada, la joven de coleta alta, lanzándoles una mirada mordaz a Kenji y Ben, que compartían una risa cómplice.

—No es mi culpa que no te decidas a dar el primer paso —replicó Kenji, con una sonrisa traviesa mientras acariciaba suavemente los mechones rubios de Ben, quien lo miraba entre tímido y divertido.

—¿Qué primer paso? Ni siquiera sé de qué hablas —intentó esquivar el tema Jaz, notoriamente incómoda bajo la atención de sus amigos.

Claramente, Kenji se refería a la tensión amorosa entre Jaz y Sammy, tan evidente que cualquiera podría percibirla a kilómetros. Era algo que ambas sabían pero ninguna se decidía a expresar. Entre miradas y gestos quedaban claras las cosas, pero ni Jaz ni Sammy daban el paso decisivo; ambas tenían un orgullo tan alto que preferían fingir indiferencia antes que admitir sus sentimientos.

—No sé de qué demonios están hablando, pero… ¡miren esto! —irrumpió de pronto Sammy, enérgica y con una sonrisa enorme mientras mostraba la pantalla de su celular—. Encontré este documental sobre Jurassic Park. ¿Qué tal si lo vemos y recordamos los "buenos" tiempos? —dijo entre risas, sin imaginar la reacción de sus amigos.

Los demás la miraron, desconcertados, y luego se oyeron varios suspiros y algunas risas.

—Sammy, fue por ese parque que terminamos medio año atrapados en islas llenas de dinosaurios. ¿En serio eso te emociona? —respondió Brook, con una ceja levantada y los brazos cruzados.

—Bueno, sí, casi morimos como mil veces… pero no me digan que no es emocionante conocer los orígenes de nuestras casi muertes —replicó Sammy, intentando sonar seria, pero sin lograr ocultar una pequeña risa nerviosa.

—Ay, Sammy… —Brook le pasó el control de la TV—. A ver, busquemos otra cosa que ver.

—¿Qué tal esa? —sugirió Darius, señalando la pantalla con entusiasmo—. Es una peli sobre un payaso terrorífico y un grupo de niños en un pueblo extraño. Dicen que es genial.

Los demás asintieron y fueron en busca de botanas, cobijas y cualquier otra cosa para acomodarse en la espaciosa habitación de Kenji. Se acomodaron en un colchón inflable grande, en el siguiente orden: Kenji, Ben, Brook, Darius, Sammy y Jaz. Todo parecía dispuesto para una noche de películas, aunque algunos tenían intenciones un poco más… románticas.

La película comenzó y, aunque estaba llena de momentos de suspenso y terror, no pasó mucho tiempo antes de que Ben y Sammy empezaran a cabecear de sueño. Los demás notaron sus ojos entrecerrados y decidieron hacer algo al respecto.

—¡Despierten, par de flojos! —Brook gritó de repente, provocando que Ben y Sammy se despertaran sobresaltados y desconcertados, como si no recordaran dónde estaban.

—¡Vamos a jugar videojuegos! —exclamó Darius, mirando a los demás con entusiasmo.

—Pero D, somos seis. ¿Cómo vamos a jugar todos? —preguntó Ben, aún medio dormido.

—Fácil, ¡en línea! Además, acaban de lanzar una colaboración entre uno de esos shooters y una banda que escuchas todo el día, Ben —dijo Kenji, sonriendo mientras se acercaba a su novio.

La idea despertó el interés de todos, incluso de Sammy, quien sacudió la somnolencia de sus ojos y se animó a jugar. Así, terminaron en una partida privada de equipos: Kenji, Ben y Jaz contra Brook, Darius y Sammy.

4:30 a.m.

Entre risas, gritos y ataques inesperados, la madrugada avanzaba. El "equipo de los enamorados" iba ganando por obvias razones: tenían a Kenji, el experto en videojuegos. Pero el equipo contrario no se rendía y daba batalla en cada ronda, aunque claramente sus esfuerzos no alcanzaban para ganar.

—¡No puede ser! Los teníamos justo ahí —se quejaba Brook, frustrada—. ¿Cómo nos ganaron? ¡Era imposible!

—Brook, nada estuvo a su favor desde el inicio —se burló Kenji, divertido.

—¡Ya vieron la hora! —exclamó Sammy, adormilada nuevamente—. ¡Deberíamos dormir!

Sin esperar una respuesta, Sammy se despidió y se acurrucó en el colchón, quedándose dormida casi de inmediato. Uno a uno, sus amigos siguieron su ejemplo, hasta que solo quedaron despiertos Jaz y Ben, sentados en silencio.

—Oye, Ben… ¿podemos hablar? —Jaz se escuchaba nerviosa, lo cual no era común en ella.

—Claro, ¿te parece si vamos al balcón? —Ben la invitó a seguirlo. El balcón de Kenji, por supuesto, era perfecto para un momento de confidencias.

Una vez afuera, el aire fresco de la madrugada los envolvió, brindándoles una paz inesperada.

—Dime, Jaz. ¿Pasa algo malo?

Jaz tomó aire, intentando encontrar las palabras correctas.

—No… no es nada malo, es solo que… me siento rara —dijo finalmente—. Saber que Sammy me gusta me confunde, me hace sentir diferente, ¿sabes?

Ben asintió, animándola a continuar.

—Me da miedo —admitió Jaz, con una risa nerviosa—. Ella es mi mejor amiga, y si se entera de esto… ¿qué pasa si se aleja? No quiero perderla. No quiero que algo cambie entre nosotras solo porque… bueno, porque estoy enamorada de ella.

Ben miró a su amiga, con una empatía que jamás había sentido tan intensamente.

—Mira, Jaz… sé lo que se siente —le dijo, su voz casi en un susurro—. No puedo decirte qué hacer, pero sí sé que Sammy jamás se alejaría de ti. Eres importante para ella, mucho más de lo que imaginas. Y créeme, ella siente lo mismo… solo que ninguna de las dos se atreve a decirlo.

Jaz lo miró sorprendida, sus ojos reflejando una esperanza renovada.

—¿Crees que debería hablar con ella? —preguntó, dubitativa.

—Sí. A veces el miedo solo nos impide disfrutar las cosas más bonitas de la vida —respondió Ben, sonriendo mientras le daba un suave apretón en el hombro—. Dale una oportunidad a tus sentimientos, Jaz. Sammy no se va a alejar.

Sin decir más, Jaz lo abrazó. Fue un gesto inesperado, pero cargado de cariño y agradecimiento. Ben le devolvió el abrazo, sonriendo mientras pensaba en la suerte que tenía de contar con amigos como ella.

—Ya es hora de dormir. Nos hará mal el frío —dijo Ben, soltando una pequeña risa.

Ambos volvieron al colchón, acomodándose para descansar. Ben se acurrucó junto a Kenji, quien lo envolvió entre sus brazos, brindándole el calor y la seguridad que solo él podía darle. Por un momento, Ben deseó que la vida siempre fuera así, tranquila y feliz.

Ojalá pudiera ser así siempre.

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🍁 ♡ 𝟸𝟻 𝚍í𝚊𝚜 𝚍𝚎 𝚘𝚝𝚘ñ𝚘 ♡ 🍁 Ben×Kenji 🍁Donde viven las historias. Descúbrelo ahora