Tras unos pocos meses de salir de la isla de dinosaurios, los campistas continúan con sus vidas "normales"
Curiosamente algunos de nuestros jóvenes vivían en la misma ciudad, y dos de nuestros jóvenes chicos tendrían que prepararse para vivir nuevas...
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Era ya de madrugada la tarde había sido tranquila, pero en el aire pesaba una tensión que Ben no lograba quitarse. Las luces de la ciudad se reflejaban en las ventanas de la mansión de Kenji, pero Ben sentía que todo estaba opaco. Sentado en el sofá de la sala, observaba con desgano la televisión, mientras Kenji estaba cerca, intentando hacer que la velada fuera más llevadera, pero algo en el ambiente había cambiado. Ben no podía ignorarlo.
- Ben... - Kenji se acercó con una sonrisa, tratando de romper el silencio tenso. - ¿Qué tienes?
Ben no lo miró. Su mirada estaba perdida, distante. La sonrisa de Kenji solo parecía amplificar la incomodidad que sentía.
- Nada. - respondió Ben, pero su voz sonaba vacía.
- No me mientas. - Kenji insistió, tomando un asiento a su lado. Acarició su brazo suavemente, pero Ben se apartó ligeramente. Kenji frunció el ceño, notando la fría distancia.
Ben suspiró profundamente, como si el peso de lo que estaba por decirle fuera demasiado para cargarlo solo. - Kenji, no estoy seguro de esto... - comenzó, con la mirada fija en el suelo. - ¿De qué? - Kenji preguntó, tratando de entender. - De nosotros. - Ben no pudo evitar soltar las palabras. Se sintió como si una piedra cayera sobre su pecho.
Kenji se quedó en silencio, mirándolo fijamente, como si no pudiera creer lo que escuchaba. Se acercó más, buscando una respuesta en los ojos de Ben. - ¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿No estamos bien?
Ben se levantó del sofá, caminando nerviosamente de un lado a otro. - ¡Es que todo va tan rápido! Tú y yo... y todo lo que está pasando... No sé si esto es lo que quiero... - Las palabras salían atropelladas, como si intentara frenarlas, pero no podía. - Es solo que... a veces siento que no soy suficiente para ti, Kenji. Y todo esto... todo esto es una presión.
Kenji se levantó rápidamente, acercándose a él. Había una mezcla de confusión y dolor en su rostro, pero también un rayo de determinación. - ¿Qué? ¿Me estás diciendo que no soy lo suficientemente bueno para ti? - La voz de Kenji estaba tensa, pero su mirada era sincera. - No es eso... - Ben balbuceó. - Solo... no sé si... si esto tiene sentido... tal vez no soy la persona que crees que soy.
Kenji dio un paso hacia él, tocando suavemente su hombro. - Ben, yo te quiero. Y no necesito que seas perfecto. Solo quiero estar a tu lado. No me importa lo que pienses que somos o lo que la gente diga, solo quiero estar contigo. ¿No es eso suficiente?
Ben apartó su mirada, sus ojos nublados por las dudas. - No lo sé. - susurró, casi sin poder escucharse a sí mismo. - Tal vez... tal vez estoy haciendo esto porque todo el mundo espera que lo haga. Porque estamos juntos y es lo que se espera de nosotros, pero... - Ben se detuvo, como si no pudiera seguir. - ¿Pero qué? - Kenji presionó, sintiendo que el dolor en su pecho se hacía más grande con cada palabra que Ben dejaba escapar. - ¡Pero no estoy seguro de que esto sea real! No sé si esto es lo que realmente quiero. A veces siento que estoy solo en esto, Kenji. Que solo soy una parte de un plan que ni siquiera entiendo...
