Parte 11

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KARA POV

Habían pasado tres días desde que Lena se fue y había aprendido toda su información, estaba tratando de hacer caso omiso de las brasas en mi vientre y conseguir que mi vida volviese a la normalidad. Mamá me había estado interrogando sin parar, acerca de la situación y necesitaba un descanso de la casa, así que estaba tomando las chicas y pasando el día con ellas, en el zoológico.

En el coche, nos contamos chistes sin parar y cantamos a todo pulmón las canciones de Taylor Swift. Una vez que llegamos allí, agarramos un mapa y empezamos a ver tantos animales como pudimos antes de tomar un descanso en un banco, con un helado de aperitivo.

― ¿Lo están pasando bien? ―les pregunté.

Ambas asintieron con entusiasmo, con helado chorreando por la barbilla.

¡HA! Quién dice que no puedo ser espontánea y divertida.

Me sentía reivindicada, como si estuviera ganando un concurso imaginario contra mí subconsciente.

―¿Qué debemos hacer ahora?

― ¡El show de Delfines! ―gritó Alex.

― ¡Sí, luego el viaje en tren! ―espetó Rubí después.

Miré la hora en mi teléfono.

―Bueno, si vamos a hacer todo eso, será mejor que empecemos a movernos. ―Tiramos nuestras copas de helado en la basura y nos dirigimos hacia el espectáculo de delfines.

Para el momento en que Chloe el delfín saltó por el cuarto anillo, mi móvil había sonado dos veces. Tenía dos textos, uno de mi mamá y uno de Nía.

MAMÁ: Hay flores en la casa para ti...

Nía: Corriendo detrás de los pedidos, pero tenemos que charlar. ¿Quieres quedarte conmigo en la tienda esta noche?

Las palabras en blanco y negro del texto de Nía se enturbiaban en mi mente corriendo en círculos alrededor del texto de mi mamá. ¿Quién me habría enviado las flores? La única persona que me vino a la mente era tan decepcionante como emocionante. No quería pensar en ello, así que cerré mi teléfono y lo guardé, decidida a concentrarme el resto de la tarde en nada más que las dulces sonrisas en los rostros de mis niñas. Llenamos la tarde con globos de animales, paseos en tren y mucho algodón de azúcar, pensé que íbamos a reventar.

Un par de horas más tarde, amontonamos nuestros cuerpos exhaustos en mi jeep y nos dirigimos a casa.

―Mamá, ¿viste ese enorme montón de caca de cebra en el suelo? ―Rubí sostenía sus brazos separados unos sesenta centímetros, mientras Alex rió junto a ella.

Las chicas continuaron su discusión de caca y sobre qué animal sería la mejor mamá hasta que se agotaron y se quedaron dormidas en el asiento trasero. Cuando llegamos a casa, mamá salió y me ayudó a llevarlas. Con Rubí en mis brazos, entré de puntillas por la cocina y gracias a que mi mamá caminaba delante de mí, no pudo ver mi cara cuando pasé por el enorme ramo de hermosas rosas y gladiolas blancas en la isla. Me encogí cuando vi que la carta tenía el logo de The Twisted Petal en él. Nía solo tenía un empleado, un adolescente que hacía entregas para ella, así que no había ninguna duda en mi mente de que ella tomó esta orden y me asaría como una hamburguesa en la parrilla, más tarde.

Metí a las niñas en sus acogedoras camas y caminé a mi habitación para estar lista para ir a la tienda de Nía. Por mucho que quería correr hacia la cocina y leer la tarjeta, más quería salir de la mira de mi mamá. Ella me siguió a mi habitación, con los ojos fijos en mí, en cada movimiento torpe que estaba haciendo alrededor de mi dormitorio.

Room For You (Supercorp Gip)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora