Capítulo XV FINAL

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En mitad de aquel caos, YoonGi corrió hacía el cuerpo inerte de JiMin que yacía en el suelo, la culpa y el miedo de haberlo perdido le atormentaba más que todas las almas que había consumido en sus siglos de existencia, cayendo hincado en sus rodillas, lo tomó con delicadeza levantando su torso del suelo sintiendo su piel enfriarse de a poco, miró su rostro pacifico e infantil sintiendo su pecho doler, sus ojos cerrados y labios entreabiertos, como un niño dormido, no quería perderlo, él no quería esto para él, ni la muerte ni la condena de la vida eterna, por ello, por todo ese tiempo se había negado a tomar su vida cada vez que se la ofrecía, la corrupción de la noche no era para JiMin.

Sin embargo, estaba muriendo y dejarlo fallecer no era una opción, no lo abandonaría allí y tampoco, siendo egoísta, se permitiría perderlo para siempre. Agust levantó la mirada observando a su alrededor, los restos de JungKook flotaban en un remolino violento alrededor de todos, ser visto entre toda esa bruma era imposible, además, HoSeok, Jin y NamJoon se encontraban enfocados en la muerte del joven rey, era su oportunidad de huir con el cuerpo de JiMin y frenar su inminente muerte, así que sin pensarlo dos veces, tomó entre sus brazos el cuerpo del humano y salió volando hacía aquel lugar donde JungKook lo había llevado la noche anterior, no había más refugio para ellos ahora que aquel profanado lugar.

El agua que brotaba llenando aquella tina era cálida y abundante, fluía en un suave vaivén que apenas si formaba ligera espuma en donde la corriente golpeaba, en mitad de aquella noche parecía reconfortante hundirse en ella. La calma de las aguas se rompió en ondas oscilantes cuando YoonGi entró en ella, los pies descalzos entraron uno a uno sumergiéndose profundo, el cuerpo del vampiro fue hundiéndose paulatinamente hasta llegar a su cintura desnuda, en sus brazos pendía el cuerpo de JiMin, que era arropado celosamente en el pecho del hematófago, su brazo colgaba moviéndose tan frágilmente rozando las agua, su cuerpo cada segundo se percibía más y más frío y YoonGi odiaba no poder detener la muerte, por que era tan cruda y dolorosa, solo podía regresarlo de ella.

El cuerpo de JiMin fue sumergido con lentitud en el agua tibia, sus ropas se plegaban pegándose a su silueta y sus rizos se humedecían ondeando con el movimiento de las aguas, los brazos que lo arropaban se aferraban con tal fuerza a él que parecía poder romperse, su cabeza descansaba en el pecho frío de YoonGi, tan perdido en el hilo entre este mundo y el siguiente, Agust necesitaba devolverlo a la vida y detener el frío de la muerte, si esta se adueñaba por completo de JiMin, lo perdería. YoonGi acariciaba la mejilla regordeta del rubio, sus labios carnosos se quedaban sin color, el rosado de los mofletes se disipaba conforme el color gris se expandía por aquel precioso rostro, el vampiro reprimió un gemido de dolor y cerrando los ojos por un momento, acercó su oído a los labios ajenos escuchando el aliento exhalar de sus labios, tan fino y débil que apenas era audible para sus desarrollados oídos, imposible de escuchar para un humano común.

- Se que sigues aquí, puedo escuchar el latido débil de tu corazón, no te dejaré morir, lo juro. – Susurró pegando su frente a la contraría cerrando sus ojos. – Escúchame JiMin, de donde sea que estés, vuelve a mí, escucha mi voz, regresa... Ahora. – YoonGi exhaló su helado aliento en los labios y nariz de JiMin y repentinamente los ojos del rubio se abrieron de golpe al igual que su boca dando una bocanada de aire intentado oxigenar sus colapsados pulmones, YoonGi lo tomó del rostro mirando el pánico en sus orbes y siseo para intentar calmarlo y no reventara de terror su corazón. -Tranquilo JiMin, no tengas miedo, pronto todo terminara y volverás a vivir, no temas, yo estoy aquí, no te lastimare. – Los oscuros y apagados ojos del rubio comenzaban a cristalizarse, abriéndose tan grandes mirando con confusión al vampiro, las lágrimas perladas corrían por las mejillas frías, sus puños se apretaban frustrados conteniendo el dolor que sentía, quería gritar, correr, huir, pero no podía, su cuerpo parecía una gélida cárcel. – Tu nueva vida está por llegar...

Agust D. El Vampiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora