Capítulo IX

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El ruido de un avión despegando se escuchó por todo el aeropuerto, JiMin mantenía el teléfono pegado a su oído mientras el tonó de enlace de llamada sonaba, un tono tras otro timbraba hasta que escuchó un “Hola” del otro lado de la línea.

-TaeHyung, escucha, volaré a los ángeles para el concierto- JiMin mantuvo un gesto de ansiedad en su rostro pues sabía perfectamente que aquello para nada le gustaría a su amigo, pero estaba decidido y lo que fuese que dijera Tae no iba a detenerlo - Lo conocí TaeTae - Exclamó con cierta emoción inflando su pecho al inspirar profundamente, la ansiedad y expectativa estaba creciendo rápidamente en él. - Hablé con Agust D.

- ¿Qué? - TaeHyung tras escuchar aquello se levantó de inmediato de su gran silla de piel mirando desconcertado a un punto cualquiera de su oficina, incrédulo y sorprendido de lo que JiMin le estaba informando se sostuvo de su escritorio apretando inconscientemente su celular. - ¿Para qué hablaste con él?, ¡JiMin!

Generalmente TaeHyung era una persona pacífica y serena, jamás en los años de amistad que llevaba con el menor le había gritado, pero saber el peligro al que se había expuesto le había hecho perder los estribos, ya lo había advertido, la voz profunda del más alto sonaba notablemente abrumada y furiosa. – Escúchame con mucha atención ahora- Espetó reprendiéndolo. -No estás viendo lo peligroso de la situación, Agust D ha revelado que el mundo de los vampiros vive entre nosotros y están furiosos, irán al concierto a matarlo y no dudaran con arrasar a quien se cruce en su camino, JiMin, estas exponiéndote a una muerte inminente.

Al otro lado de la línea el más joven afirmaba con la cabeza aquellas palabras, lo sabía perfectamente, sabía lo que podría sucederle pero ni siquiera el temor a la muerte lo iba a hacer  desistir de su cometido. – ¡Maldita sea JiMin, no te obsesiones con esto!, salvar a Agust D no está en tus manos. - El tono de Tae se suavizó comprendiendo a su amigo, entendía lo que sentía por el vampiro, pero él no podría solucionar nada, tan solo era un simple humano. - Estoy preocupado por ti, ¿No lo entiendes?

JiMin respiró profundo y exhaló lentamente tratando de calmarse y contener las lágrimas que comenzaban a anidarse en sus ojos, rio suave y con cierta dulzura por las últimas palabras de su amigo, sabía que lo adoraba y era reciproco, por ello lamentaba ponerlo en esta situación, pero no cedería - ¿Podrías dejar de preocuparte por mí por favor? – Murmuró melosamente para apaciguar las emociones que aquejaban a TaeHyung. - Voy a estar bien, te contactaré y… – Guardo silencio por un momento, no acostumbraba a mentirle al mayor, ni siquiera cuando visitó por primera vez aquel bar de vampiros lo hizo, tampoco lo haría esta vez, no podía prometerle algo que no iba a cumplir, no lo llamaría de nuevo a menos que fuese necesario. – Escucha, debo irme. -Huir de la conversación parecía ser más factible.

- ¡No, no, no, no, JiMin! ¡No! - Intento detenerlo, pero el sonido de la llamada siendo finalizada retumbó en sus oídos, TaeHyung cayó de golpe en su silla lanzando con furia el teléfono sobre su escritorio.










La noche en Los Ángeles había caído, las luces, el ruido, la música, la gente, mostraban una ciudad viva y alocada.

Sobre el Mount Lee, frente al Hollywood Sign,  se hallaba una ostentosa  mansión, sus brillantes luces se encontraban encendidas y  estrepitosa música rock  se escuchaba dentro, los  cuatro suertudos jóvenes que Agust D había reclutado para formar su banda, reían, bebían y  descansaban mientras escuchaban música en una de las lujosas y amplias habitaciones de aquella residencia, al mismo tiempo que otro solitario ser reposaba sobre un costoso y fino ataúd de color negro con sedosa tapicería color vino en el interior.

YoonGi descansaba, sus pies cruzados uno encima del otro se movían levemente al ritmo de la melodía que escuchaba, sus dos brazos se encontraban  debajo de su cabeza en función de una almohada, sus ojos estaban cerrados y su pecho subía y bajaba lentamente debido a lo relajado que se sentía, unos grandes audífonos le aislaban del ruido exterior y le permitían escuchar a todo volumen  el último álbum que había lanzado, estaba tan sumido en su propia y magnifica existencia que no percibió la presencia que deambulaba por su mansión, ni él ni ninguno de los chicos de su banda, algo dentro de su morada le estaba acechando, se acercaba más y más de manera silenciosa por los pasillos de aquel gran lugar hacía la habitación  donde Agust D descansaba, más y más cerca, más y más rápido se aproximaba a él,  a centímetros suyo hasta lanzársele encima y entonces Yoon lo percibió levantándose de inmediato y mostrando sus  filosos colmillos dispuesto a atacar, pero para su sorpresa nada había allí, miró a todos lados nervioso y a la defensiva tratando de encontrar que era aquello que se había  aproximado  amenazante  a él.

Agust D. El Vampiro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora