Capítulo 28: Las sospechas

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Era día diez. Había pasado una semana. Una horrible semana.

Era viernes, y no estaba de buen humor. Ni siquiera había salido a correr. Además, tenía algunos días sin enviarles mensajes a Ellie y Lacey y tuve que llamarlas cómo antes de los teléfonos inteligentes; use el teléfono de la casa. Will, Chad hasta Joel fueron muy amables en ofrecerme sus propios celulares para reemplazar al mío, pero mi padre no quería arriesgarse conmigo y que mi acosador, volviera a contactarme. Eso también, era un problema y al mismo tiempo, extraño. Tenía muchos días sin enviar nada y hasta pensé que aparecería algo en mi correo electrónico, pero no hubo nada. Por el momento. La situación era tensa y yo estaba intranquila; y ese día en la ferretería ni menos. Estábamos todos, ¡y quiero decir todos hasta Ethan estaba presente! ¡Arg! Gruñí, era normal. Era el SPM o mejor conocido, cómo el Síndrome Pre-Menstrual. Intente trabajar, a pesar que me sentía mal y hasta sentía sensación que me palpitaba la parte de atrás de la cabeza.

>>> ¡Arg! ¡Esto es horrible! <<<, pensé mientras caminaba por el pasillo cerca de la madera y la pintura

Observé el pasillo y ahí estaba Will. Estaba mirando su celular y no tenía una expresión feliz. Estaba frunciendo el ceño, fui hasta él y toqué su hombro. Le pregunté qué pasaba.

Will hizo una mueca, mirando su celular. Suspiró.

—Tengo problemas con Josh — repuso

— ¿Quién es Josh? — le pregunté

—Es el chico con el que he estado hablando hace meses —afirmó. Apretó los labios. — Pero creo que nada dura para siempre, Liz

— ¿Y eso?

—Creo que me apresure al tratar de tener una relación con él, Lizzie —me explicó. —Parecía perfecto pero no lo es—comentó algo desanimado y añadió: —No todo lo que brilla es oro.

Me sentí mal por Will y palpé su hombro. A pesar de mi dolor trate de animarlo.

—Hay muchos peces en el agua, Will —le aseguré con una sonrisa y añadí: —El chico ideal para ti llegará. ¡Estoy segura! — le guiñé el ojo

Will hizo una sonrisa

—Es cierto — confirmó animado. — ¡No soy el único Hombre Lobo gay en el mundo! —exclamó seguro

Yo me reí por su comentario y regresamos a trabajar. A duras penas logré trabajar; sentía que mi cabeza iba a explotar y también me sentía mal. Sacando las cuentas era obvio que era el Síndrome Pre-Menstrual. ¡Qué mierda! Pude trabajar y aunque estábamos todos, pude sentir que había algo más hasta Will, —a pesar de sus problemas amorosos — estaba ansioso. No era ciega para no darme cuenta de la manera en que ellos estaban. Algo pasaba pero no me habían dicho nada. ¡Idiotas! ¡Yo también estaba en esta familia! Eso me molestaba. ¿Acaso tener un acosar no es suficiente para que me dijeran las cosas? ¡Era el colmó! Sabía que algo pasaba pero fingí indiferencia, a pesar de observar las expresiones serias y reservadas de ellos.

***

Todos estaban en la mesa para cenar hasta Ethan, y éramos ocho personas, pero seis de ellas comían cómo si fueran doce personas, así que siempre se compraba mucha comida. Era una locura cuando comíamos así y con todo lo que había ahí: pollo frito, hamburguesas, alitas de pollo, papas fritas, aros de cebolla y demás. Todos parecían animados y contentos con las comida. Tragué y aunque sabía que iba a lamentar cada bocado, cuando sintiera que los pantalones me apretaban. Cuando el frenesí de fritura disminuyó, el ambiente se puso pesado. A pesar de que había un desastre en la cocina y en la mesa, todos nos fuimos a la sala. Era obvio que discutiríamos algo. Sabía que no podría ser del Padre Jack, porque por lo que Cleo y Sofía le había dicho a cada persona que preguntaba por el estado de su padre y ellas contestaban, que se encontraba estable. Recuperándose pero delicado.

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