Respiraba con dolor. Estaba agitada y sentía cómo el sudor, me corría por la espalda, el pecho y la frente. Recogí mi cabello con una cola de caballo apretada, aunque algunos mechones estaban sueltos; mis piernas estaban adoloridas. Había salido a correr esa mañana de sábado, y aunque al principio, creía que era una buena idea. Fue un error y me arrepentí al instante, cuando empezó a dolerme el pecho. Dios, no podía hacer un simple ejercicio, y aunque me faltaba mucho por correr. Respiré y jadeé, agarré mi bolso con una botella de agua y bebí un poco. Me detuve y solté una exhalación necesaria. Apoyé mis manos, en mis rodillas y miré hacia el asfalto, de la carretera.
No era un típico día de enero, y siendo más el pueblo de White Rose. Habían pasado dos semanas desde que Richard Shepard, alias Rick había "desaparecido", y su desaparición no fue desconcertante. Nada normal pero ¿es normal que un chico de su edad huya de su hogar? No. ¿Es normal que un chico desapareciera en "circunstancias extrañas"? No. ¿Es normal que se hubiera marchado, por haber discutido con sus padres? Por supuesto. ¿Es normal que un chico se marchara con sus amigos, de fiesta todo el fin de semana?, creo que sí, ¿qué se largara para drogarse, embriagarse o tener sexo? Totalmente, ¿o que se fuera para hacer bromas, grafitis o hasta robar? Cada chico adolescente puede hacer miles de cosas, sean legales o ilegales, por supuesto, si es un chico "normal". Aunque Rick y su familia, nada era normal; aunque él fuera el hijo del sacerdote del pueblo, no era fácil.
Respiré con fuerza y me quité los audífonos de los oídos. No escuche nada, además de estar rodeada de árboles, estaba rodeada de la naturaleza del pueblo. Paz, tranquila y despreocupada, son palabras para definir el estado de una chica de mi edad, pero no me encontraba de ese modo. No me sentía en paz, no estaba despreocupada y definitivamente, no estaba tranquila. Bebí otro trago de agua y pase la mano por la frente. Desde hace días no tenía ni ánimos de salir, ni tampoco animarme con algo, obvio que estaba ocupada cuidando la casa, haciendo labores domésticas y trabajando con mi padre, en la ferretería, y nada más. Inhalé y levanté la mirada al cielo. Estábamos en enero, inicios de la primavera, que comenzaba fría y lluviosa, aunque a veces, —cómo hoy— parecía que el día estaba perfecto, por ahora. Quizás unas cuantas nubes grises en el cielo, todavía se podía ver algo de azul en las alturas. Observé de nuevo, delante de mí y atrás, no había nadie ni tampoco autos o camiones; suspiré y me puse los audífonos de nuevo. En el pueblo, es normal ver algún vehículo cerca, además de ser sábado y un poco más de las nueve de la mañana, además de sentirme mal e intranquila, el tiempo seguía y yo podía hacer nada para contenerlo.
>>> Es demasiado <<< pensé
Todo era horrible. Para colmo empeorar mí situación, la sobreprotección de mi familia conmigo, también se había vuelto un dolor de cabeza. Amaba a mi padre, mis hermanos y los demás, eran mi familia pero se habían vuelto, insoportables. Sabía que Michael, quería que estuviera bien, era su hija, su niña pero tampoco ellos lograban, estar en paz por lo de Rick. Habían intentado animarme, dándome abrazos, haciendo las labores de la casa y hasta me dejaban hacer turnos cortos o se agarraban mis turnos para que yo estuviera en casa; los amaba aunque no podían entender mis sentimientos y cómo me sentía. Continué mi recorrido, todavía me faltaba, para que pudiera llegar al puente oxidado que conectaba nuestra casa con los demás habitantes, y no me molestaba llegar, tenía que estar fuera de la casa.
Así que me levanté, me di un baño, me cambié y bajé a la cocina, cómo a las siete. Hice el desayuno para todos, —fruta, jugo, café, y una enorme torre de panqueques— después de eso, subí de nuevo a mi habitación, cepille mis dientes, me puse unos viejos pantalones chándal, color violeta; una vieja sudadera de Guns N' Roses de Chad, mis viejos zapatos de deportivos y un pequeño bolso que tenía. También había tomado una botella de agua y mi celular. Me fui ante la mirada vigilante de mi familia y mi padre, supuse que el regaño de anoche, había surtido efecto en mí. Sinceramente, no quería salir ni tampoco estar lejos de la casa, por sí alguna noticia que Rick se sabía, pero creo que era mucho más preocupante para mi familia verme, en un estado depresivo tan malo que estar sufriendo.
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Renacimiento © ✓
VampireSerie Las Dos Caras de la Luna: Libro III "Nadie es dueño de tu vida. Tú decides quien quieres ser y como vivirla" _______________________ La vida de Elizabeth Corbett no es nada sencilla. Ahora su novio, Rick Shepard desapareció y ella está llena d...