Capítulo 35: Bertram

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¡Les recomiendo escuchar la canción antes de leer el capítulo! 

***

S

ean sonreía de una forma maliciosa y retorcida, desfigurando su rostro. Sus ojos tenían un brillo siniestro, mientras me lanzaba un beso, antes de sentarse en el sillón cerca de mí; pero se estiró hacia adelante de mí con los ojos cerrados e hizo una gran inhalación y exhaló. Parpadeé. Me estaba olfateando.

—Me encanta el olor de una virgen antes de comer —comentó con gracia, volviéndose a sentar. Fruncí el ceño. — ¡Oh, no te avergüences de eso! No eres la primera ni la última virgen que me alimenta. Deberías considerarlo un honor— dijo riéndose.

Sean meneo la cabeza y cruzó las piernas, con aire casual.

— ¿Sabes algo? Todos estos meses, desde que llegué aquí fueron solo por ti—comentó divertido. —No quiero venir a este horrible lugar, chérie, pero tuve que hacerlo. Mi señor Gabriel quiso que viniera y nuestro contacto, estaba muy alterado y además, cómo te ibas a ir, decidimos actuar—me informó. —Bueno, especialmente yo —me explicó animado. — Tout d'adord, mon amour. Es obvio que mi nombre no es Sean Collins o cómo sea. ¡Arg! No escogí ese nombre pero me pareció gracioso. ¡Dios! — se quejó frunciendo los labios, divertido. Suspiró y continuó: — Mon vrai nom, même si je pense que c'est important beaucoup maintenant, belle est Bertram—se presentó con acento francés, levantándose para hacer una reverencia frente a mí. — Plaisir, ma chère! —me guiñó un ojo y en su retorcida sonrisa, aparecieron dos colmillos.

Resoplé y todo mi cuerpo se ponía tenso. Y apenas, sentía el dolor en la parte de atrás de la cabeza.

—Fue muy fácil—comentó Sean, no, Bertram. —Mi lord. Gabriel y sus hermanos han estado vigilando a los Shepard por décadas, pero los Hombres Lobo estaban junto ellos también, pero tú, justamente, tú eras el punto más débil y fue sencillo, Lizzie. ¡Oh, y gracias a nuestro contacto fue posible saber sobre ti! — se rió, para sentirse de nuevo. — Pero sabíamos que para llegar más cerca, debíamos, hacer una pequeña distracción

Escuché a Mark gemir. Tanto Bertram como yo, lo miramos. Él chasqueó la lengua y giró los ojos, fastidiado.

—Ignóralo —repuso. — ¿Por dónde íbamos? ¡Oh, sí! Vine por órdenes de mi lord y gracias a nuestro espía, pude saber cómo debía actuar contigo, pero tuvimos que hacer algunas cositas en Nueva York para que el llorón de tu ex novio psíquico no pudiera vernos, y los demás, no levantaron sospechas sobre nosotros y llegar hasta aquí—comentó él animado. Hizo una pausa y me observó— ¿Te aburres, Lizzie? Bueno, no te preocupes, apenas es el inicio, ma chère —me comentó y dientes de tiburón empezaron a salir de su boca.

***

Bertram estaba extasiado explicándome con detalles, las cosas que hizo: los mensajes, los correos y hasta lo del conejo muerto sobre el auto. Además, la otra sorpresa era Mark. En eso, Bertram sacó un cigarrillo y un encendedor.

—Primero hice una parada en México desde Europa, y de ahí a Nueva York. Fue una forma de despistar —me explicó, y prendió el cigarrillo. Le dio una calada— Pero sabíamos que teníamos que llegar sin levantar sospechas, así que hice algunas travesuras antes de venir aquí. Rick Shepard podría verme si llegábamos muy pronto por eso tuve que empezar con los mensajes. Busqué a alguien, o mejor dicho, a un pobre drogadicto y vagabundo en Nueva York, para que me ayudara—repuso y soltó humo. Yo fruncí el ceño con un gesto de asqueada. — ¡Oh! ¿Te molesta el olor?

Respiré y tragué saliva. Bertram hizo una mueca y le dio otra calada.

—Encontré a ese muerto de hambre de ahí —señaló a Mark. Parecía estar desmayado. —Lo convencí para ser mi padre a cambio, de un lugar donde dormir, comida y muchas drogas. ¡Fue cómo darle un dulce a un niño! Fue sencillo, dado que era alguien sin hogar ni nada, para que pudiera ayudarme. Claro, le puse otro nombre para que combinara, como si fuera mi nueva mascota —comentó divertido. —Y luego de eso, bueno, comencé a enviarte los mensajes...—repuso con una sonrisa de satisfacción

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