Capitulo 11: La historia

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Ninguno de los dos dijo nada; y creo que la expresión de mi rostro decía mucho, porque Will frunció el ceño y yo apreté los labios. La gente a nuestro alrededor parecía no importarla mucho lo que, estuviéramos hablando. ¿Era en serio? ¿Will era homosexual? ¡Carajo! Aunque atando cabos sueltos, tampoco me parecía tan descabellado. Y entonces, empecé a pensar, además de mí, ¿quién más lo sabía?, ¿los chicos?, ¿mi papá? O era el revés, era muy probable que ellos supieran o por lo menos lo sospecharan y no quisieran decir nada. Las dos ideas eran posibles, pero ¿yo? Solté una carcajada mental. Yo había estado tan preocupada con mi vida privada, que nunca pensé en las vidas personales de los demás. Aunque, algunos de ellos eran muy reservados con respectos a sus vidas y lo poco que sabía era por ellos mismos, me las habían contado hacía tiempo.

>>> Todos tenemos secretos...<<<, pensé y agarré con el tenedor un gran pedazo de lasaña y me la metí a la boca con grosería.

Después de un rato mastiqué y tragué. Y Will me miró, hizo un mohín pero seguía con el ceño fruncido.

—Eres gay — afirmé.

Él dejo fruncir el ceño, tomó un poco de su agua y se aclaró la garganta. Me observó con curiosa extrañeza.

—Lo soy — repuso bailando sus cejas—Creí que lo sabías, Liz —murmuró con sorpresa

Negué con la cabeza.

— ¡Ay, mierda! — grazné y miré mi plato. Me falta un poco más de lasaña. Comí otro pedazo— ¡Soy una idiota! ¡Soy la peor amiga del mundo, Will! ¡Maldita sea! — chillé con la boca llena

Solté más maldiciones e insultos a mi persona, con la boca llena de lasaña. Chillaba y comía al mismo tiempo hasta que Will me pidió que me calmara.

—Liz, por favor. Cálmate, te lo pido — me pidió, con un tono de voz inquieto. — Por favor, pequeña. Estás haciendo una escena—se levantó un poco de su silla, acerco a mí y masculló frente a mi rostro: — La gente nos está mirando.

Miré un poco mi lado derecho y tenía razón. Algunas personas nos estaban mirando; frunciendo el ceño y susurrándose al oído. Hasta que escuche entre murmullos: "¿Por qué no se van a otro lugar?" Tragué con fuerza la lasaña y exhalé con fuerza. Me froté la frente, frunciendo los ojos y los labios. Trataba de entender lo que acababa de enterarme y también de procesarlo. Respiré de nuevo, abrí los ojos y me enfoqué en Will. Él estaba terminando su carne y demás, hice lo mismo y al cabo de un rato, terminamos. No dijimos nada y miré el plato vació y me sentía abstraída. Respiré y lo miré. Tenía los brazos cruzados, apoyados sobre la mesa.

—Soy una horrible amiga—protesté. Will levantó una mano para hablar pero lo interrumpí, alzando la mía. — No, no me digas que no es mi culpa por no saberlo. ¡Dios! Estoy demasiado ciega para poder darme cuenta, que todos tenemos nuestros propios problemas y vidas— gruñí. — ¡Carajo!

Golpee la mesa con el puño, y resoplé. Duró un segundo hasta que sentí la mano de Will. Suspiró, mirándome con ojos comprensivos y una ligera mueca.

—Tendría que haberlo dicho hace tiempo— contestó. — Lo siento

— ¡Arg! — exclamé, me puse las manos en el rostro, frustrada—. ¿Acaso me estoy volviendo demasiado ciega para no darme cuenta antes de que fueras gay, Will? — mascullé y gemí

Nuestra camarera llegó, nos observó con una expresión extrañada, quizás algo incómodo y se llevó los platos. Respiré, y bajé las manos.

— ¿Tienen postres? — le pregunté, antes de que se fuera.

—Sí — me respondió con modestia. — ¿Hay...?

— ¿Tienes tarta? — le pregunté, con rapidez. Empezaba a sentirme ansiosa.

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