Capítulo 34: La caja de Pandora

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Sí, estaba asustada aunque también, era un fastidio. Era obvio, que mi acosador o acosadores, querían volverme loca. Al principio, me pareció una idea tonta, y al final, había guardado la navaja en uno de los bolsillos de mis pantalones, gracias a Ethan. Las chicas normales de mi edad, estarían volviéndose locas por sus novios, para la graduación y para la universidad. Buscando su futuro. En cambio yo, solo me preparaba para lo peor, ya estaba siendo paranoica. Solté un largo suspiró.

Chad tuvo que conducir hacia adentro del pueblo, dado que la casa de Sean estaba al lado contrario, de dónde estábamos. Además salimos un poco más tarde, dado que porque mi hermano tenía cosas que terminar. Yo refunfuñé, sabiendo que a él le importo un pepino. No habíamos hablado mucho, y él sabía respetar mis emociones. El silencio duró dos minutos.

- ¿Estás bien, Liz?

Le eché un vistazo a mi hermano. Tenía sus rizos recogidos con una coleta y tenía un poco de barda.

-Mmm -murmuré y respiré - Bien, creo. Solo estoy nerviosa...

- ¿Por Sean? - inquirió

-Uhm, tal vez -repuse. -Solo quiero saber si está bien y luego, ver qué haré con...conmigo-

Chad no dejaba de ver el camino, para mirarme noté que fruncía el ceño.

-Sé que estás preocupada por todo, aunque tal vez, podrías darle una oportunidad a Sean -comentó y se encogió en hombros. -Tampoco, hay que dejar de lado vivir un poco y disfrutar, por culpa de los Les Royals...

-Lo entiendo -señalé. -Entiendo, lo que quieres decirme, Chad. Y aunque, así sea, tampoco quiero atarme. Soy joven, soy hermosa cómo lo dice papá y quiero saber qué más puedo hacer en este mundo. No solo en el mundo paranormal, sino en el mundo terrenal. No quiero ser una carga para nadie, sé que ustedes me aman y me protegerán de todo...

Me ríe.

-Lo sé y quiero saber. Quiero averiguar qué más puede pasar, qué más puedo hacer...más allá de este lugar-afirmé.

- ¿Quieres irte? -preguntó Chad y se rio. -Porque aunque te vayas, no podrás despegarte de mí ni de nadie de nosotros, hermanita-comentó él. Y rápidamente, me miró sacándome la lengua

Sonreí girando los ojos.

- ¡Oh, hermanito mío! -gemí. -Te adoro y si me voy del pueblo, no significa que no regresé -me reí. - Además, quiero ser un poquito independiente de ustedes. No quiero una niñera -añadí divertida

- ¿Y hay de los chicos? -preguntó. -Y de chicos, me refiero, con los que vayas a salir de fiesta. O sea, ¿vas a irte sola, sin nadie a tu lado y si tienes una cita con un chico lindo, que aparenta ser normal y te droga para violarte y matarme? -puntualizó Chad. Se detuvo en un semáforo rojo y me miró. - ¿Lo has pensado? -inquirió con una ceja levantada y frunciendo los labios

- ¡Ay, Dios! - suspiré y no pude evitar reírme. - ¿En serio? ¿Crees que pueda ocurrirme si me voy de aquí? ¡Santo Dios! ¡Estás viendo demasiado Investigation Discovery! -le señalé riendo.

Chad resopló y la luz cambió a verde.

-Tal vez-murmuró. -Hay muchos chicos que podría aprovecharse de ti, Lizzie -dijo encogiéndose en hombros

Respiré después de irme, y miré por la ventanilla del Jeep; algunas personas en la calle y autos.

-Entiendo que te preocupes por mí, aunque creo...-empecé a decir, cuando mirando hacia el espejo del lado del pasajero, reconocí un auto demasiado familiar

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