Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

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Lethe

Pasaron los días y aún seguía ahí. Draco venía de vez en cuando, pero no se quedaba mucho tiempo, ya que si lo hacía sospecharían.

La anterior semana me dijo que había hablado con Ava. Ella estaba preocupada por mi "desaparición", pero Draco le explicó todo.

—¿Y ella está bien? —le pregunté al rubio.

—Hasta dónde yo sé, sí. —Acarició mi pelo.

Estábamos acostados en la cama. Abrazados como si nuestro alrededor no existiera. Escribí palabras en su pecho cubierto por la camisa. Algunas aleatorias, pero dos de ellas no lo fueron.

Creo que no es necesario decir qué fue lo que escribí. Está claro, aunque la cobardía no me dejaba decirlo en alto.

—¿Aura es mi único nombre? —pregunté intrigada por saber más.

—Te llamas Lethe Aura, pero siempre usamos tu segundo nombre —explicó.

Me separé de él, apoyando mis manos sobre su pecho y mirándolo a los ojos.

—¿Por qué?

Él soltó una risita nostálgica, y lo perdí durante unos segundos en los que supuse que su mente viajó a algún recuerdo.

—Cuando eras pequeña, a casi todo el mundo se le dificultaba pronunciar tu nombre, por lo que siempre te presentabas con el segundo.

Sonreí, deseando recordar a mi yo anterior.

—¿Cómo era antes? —pregunté mordiendo mi labio inferior.

—Diferente. —Llevó su pulgar a mi labio y lo acarició para que lo soltara de entre mis dientes—. Creo que eres la única persona en el mundo que, a pesar de sus diferentes facetas, nombres o vidas; siempre encontrará la manera de ser un ser excepcional.

—¿Te gusto igual que antes?

—Más. Cada día sentiré más que el anterior. Mis sentimientos por ti siempre estarán evolucionando, pero nunca se disiparán.

Lo besé con fuerza, como si en él fuese a encontrar el oxígeno que precisaba para seguir viviendo.

Se separó de mí y pegó su frente a la mía.

—Nos vemos mañana —prometió.

Y cumplió; al día siguiente estaba entrado por la puerta, regalándome aquella sonrisa que muy pocas veces enseñaba en público pero que, en privado, me la regalaba a cada segundo.

Me levanté del sofá, dejando el libro que estaba leyendo sobre la mesa. Me acerqué a él, tentada por pasarle los dedos por su pelo rubio despeinado a causa del viento.

Cerró la puerta detrás suya y me miró.

Corrí hacia él, abalanzándole sobre su alta figura. Me puse de puntillas y enterré mi cara en su cuello. Inhalé su olor y suspiré de satisfacción.

—Me gusta que me recibas así. —Soltó una agradable risita.

Me separé de él y dejé un beso en sus labios.

—Feliz cumpleaños —dijo contra ellos.

Lo miré confundida y él sonrió.

—Hoy es 2 de Mayo, Lethe —dijo él.

—No me había acordado. —Me encogí de hombros.

—Bueno, pero yo sí lo hice —metió la mano en su bolsillo y sacó algo.