Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

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Lethe

Las vacaciones de Navidad habían terminado hacía dos semanas. Volvimos a Hogwarts y, cuando pensé que las cosas habían cambiado, me equivoqué. Draco estaba igual que cuando nos fuimos: distante. Aunque ahora solo era en público, en privado era extremadamente atento y dedicado conmigo. Sentía que se avergonzaba de mi.

Estábamos en el Gran Comedor, impartiendo la primera clase de aparición, ya que, dado al mal tiempo, no se pudo hacer en los terrenos del Castillo.

Todos nos juntamos frente a los Profesores y el Instructor de aparición.

—Buenos días a todos —dijo el hombre–. Mi nombre es Wilkie Twycross y seré el Instructor de Aparición durante las siguientes doce semanas. Espe-

—¡Malfoy, presta atención al instructor! –gritó  McGonagall.

Todos volteamos a ver a el rubio. Nuestras miradas chocaron y la bilis subió por mi garganta cuando vi que con quien estaba distraído era Nora. Hablaba con Nora mientras ella reía.

—Idiota —susurré.

Tenía muchísimas ganas de llorar, además de que mi dolor de cabeza, últimamente, era más insoportable.

—Como saben, no se puede aparecer o desaparecer dentro de Hogwarts pero el Director ha deshecho el hechizo para que puedan practicar durante esta hora. Quiero que os coloquéis, dejando un espacio de 3 metros frente a ustedes.

Todo empezamos a esparcirnos, para posicionarnos en algún lugar.

Las voces se escuchaban en todo el salón, por lo que los profesores mandaron a callar de un chillido y el instructor agradeció aquella acción.

–Bien. —Movió su varita. Haciendo aparecer unos aros antiguos frente a nosotros—. Lo que hay que tener en cuenta para la Aparición, son las tres D's–explicó–: Destino, Determinación, Decisión.

—Mierda —maldije, al notar las gotas de sangre caer de mi nariz.

—¿Qué pasa? —preguntó Ava. Al mirarme se dio cuenta de lo que pasaba y me pasó un papel—. ¿Te tomaste la medicación? —preguntó.

Después de lo que pasó en Navidades, he tenido algunos problemas para recuperarme de los daños en la cabeza, por lo que me tuvieron que mandar medicación. Si no la tomo, me sangra la nariz o me dan fuertes dolores, incluso podría traer consecuencias peores.

—Se me olvidó —contesté—, pero la tengo en el bolsillo, iré a el baño.

Alcé mi mano izquierda, ya que la derecha intentaba detener la hemorragia con un papel. Los profesores se enfocaron en mi y todos me miraron, incluido Draco.

—Perdón por la interrupción —dije—, pero tengo que ir a el baño.

Cuando me dieron el permiso, salí del comedor y me dirigí a el baño. Limpié la sangre y refresqué mi cara con agua fría. Metí la mano en mi bolsillo pero me di cuenta de que no había nada en el.

—Joder —exclamé—. ¿Donde están? —Palpé la túnica y busque en cada bolsillo, pero no había rastro de las pastillas.

—¿Buscabas esto?

Me sobresalté y giré mi cuerpo hacia la puerta. Ahí estaba, recargado en la puerta, alzando en la mano mi frasco de pastillas.

—¿Qué haces con ellas, Draco? —dije molesta.

Él se empezó a acercar a mi.

—Deberías de tener más cuidado con tus cosas. —Extendió su mano, enfrente mío—. Toma, se te cayó al salir.

Me entregó el frasco de pastilla.

—Gracias —murmuré al agarrarlas.

—Tienes que estar al pendiente de eso —señaló la medicación—, no querrás a volver a caer en coma, ¿no?

—¿Y te importa lo que me pase?

—Sabes que sí, preciosa —su expresión de suavizó.

—No, no lo haces.

—Joder, Lethe, no lo hagas todo más complicado. —Intentó tocarme pero yo le aparté la mano.

—No, Draco, quien lo complicas eres tú. ¿Por qué haces como si no existiese cuando estamos en publico? —Me entraron unas horribles ganas de llorar, pero no dejé que eso pasara—. ¿Por qué te pones a ligar con otras personas y luego vienes y haces como si yo fuese tu mundo?

—No he ligado con nadie.

—Draco, te vi hace 5 minutos con Nora.

—No me gusta Nora —dijo decidido—. No me gusta nadie, solo tú.

—Ese discurso ya me lo sé, Draco.

El cerró los ojos durante unos segundos y suspiró. Los volvió a abrir y vi que su mirada intentaba transmitir tranquilidad.

—Todo tiene una explicación, pero no te la puedo dar. Ahora no. —Se pasó las manos por el pelo—. Yo solo quiero que estés bien.

—¿Y crees que voy a estar bien viendo como te avergüenzas de mi?

—¿Que me qué? —preguntó confundido—. ¿Que yo me avergüenzo de ti? No, nunca me voy a avergonzar de ti. ¿Por qué dices eso?

—Porque así me haces sentir, Draco. —Me encogí de hombros—. No sé, siento que te avergüenzas de que sepan que tienes algo conmigo.

"Algo". Ni siquiera podía definir ese algo.

—Pues no es así, joder. Estaría muy orgulloso de que el resto viese la persona que tengo al lado. A la persona a la que yo besó. A la que yo toco...

—¿Entonces?

—Entonces no puedo. No ahora. No quiero que nada te pase, y si nos ven juntos...

—Bien —lo detuve—, no digas nada. Al igual que con todos. Ya estoy acostumbrada a tus estúpidos secretos, al igual que lo de Aura.

—Te he prometido que te lo contaría... —dijo con voz cansada, como si estuviese harto de repetir lo mismo, pero yo también estaba harta de escucharlo.

—Tus promesas me hacen dudar.

—No dudes de mi, por favor —dijo suplicante—. Confía en mí aunque te sea complicado.

—Me pides mucho. Me estás pidiendo que confíe a ciegas en ti. Sin saber qué pasa. Qué te pasa. En lo que estás metido... No sé nada y ¿me estás pidiendo que confíe?

—Solo... —Suspiró—. Solo dame tiempo.

—¿Cuánto?

—No lo sé.

—Nunca sabes nada.

Volví a limpiar mi nariz —que había vuelto a sangrar— y me tomé la pastilla.

—Lethe...

—Está bien —murmuré, no queriendo alargar la conversación—. Vete.

—¿Vendrás esta noche conmigo?

Nos habíamos acostumbrado a dormir juntos aunque no hiciéramos nada. Era... reconfortante para ambos.

—Me lo pensaré —murmuré y él asintió, saliendo del baño.

Cuando salí a los minutos, noté un jalón en mi pelo, el cual me hizo caer a el suelo.

—¿Te acostaste con él, puta?

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Pronunciación del nombre de Lethe: lee - thee (lo que sería: Lizi)