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Lethe

Mi cuerpo agitado corría esquivando los árboles y las maldiciones. Ava iba cerca mío apuntando con su varita hacia atrás, y yo simplemente pensaba y gritaba múltiples hechizos sin la necesidad de buscar mi varita.

—¡Sigue corriendo, no te pares! —le grité a mi amiga cuando la vi con intenciones de desfallecer.

—¡No puedo más! —contestó ella jadeante.

Agarré su mano y tiré de ella. No me paré, no miré atrás, no reducí la velocidad. Solo tenía un objetivo: cruzar el lago que estaba al final a unos cuantos metros de dónde estábamos.

—¡Queda poco! —le grité—. ¡Cuando pasemos el pequeño río, tú irás por el camino de la izquierda y yo el de la derecha! ¡Me seguirán a mi y tú podrás huir!

—¡¿Qué?! —gritó Ava—. No, iremos juntas.

—No da tiempo, si nos separamos solo se centrarán en atraparme a mi, y a ti te dejarán en paz.

—¡Me da igual, vamos juntas!

Bufé y seguí corriendo. Cuando llegamos pequeño río nos metimos en él —el agua solo nos cubría hasta por debajo de las rodillas—, hicimos fuerza para no quedarnos enterradas en el fango y conseguimos llegar al otro lado.

–Ve por la izquierda —le dije.

Ava negó frenéticamente con la cabeza.

—Ava...

—¡No!

Escuchamos las maldiciones cerca. Me giré y vi que aquellos hombres estaban cada vez más cerca.

—Joder —murmuré agarrándole la mano y emprendiendo de nuevo la carrera.

Corrimos unos cuantos metros más, cuando sentí a uno de ellos cada ver más pegado a nosotras. Eché un ojo hacia detrás, y vi las intenciones que tenía, por lo que jalé a Ava hacia delante, cubriéndola con mi cuerpo cuando la maldición quemó mi piel.

—¡Lethe! —gritó ella, pero su voz se hizo lejana cuando ambas caímos en un desnivel.

Solo sentí como las piedras y las ramas dañaban mi cuerpo a medida que caía por esa colina. Y luego todo se volvió negro.

Draco

Mis manos sudaban y todo mi cuerpo temblaba. Tenía los ojos fijos en la madera, evitando la presencia de Voldemort. La mesa estaba llena de mortífagos, no sabía el porqué de aquella reunión y eso me asustaba.

Minutos más tarde entraron al salón cuatro mortífagos. Estaban algo magullados y con las ropas sucias.

Voldemort giró la cabeza hacia ellos y parecía estar decepcionado.

—¿Dónde está? —preguntó.

—No conseguimos atraparla —contestó uno de ellos.

Atraparla. Joder, no.

—Pero herimos a una de ellas. No tienen que andar muy lejos —dijo otro.

Mi corazón dio un vuelco al escuchar eso. Lethe podría ser la que estaba herida.

—¿A cual? —preguntó él.

—A la de pelo corto y negro —respondió.

Mi cuerpo era un manojo de nervios. No podía controlar la ansiedad que me causaba escuchar aquellas palabras.

—Espero que no la hayáis matado —contestó Voldemort—. La necesito viva, aunque cuando me haya hecho con su magia, no me hará falta

Eso es algo que no iba a permitir. A esas alturas era inútil ocultar lo mucho que me preocupaba esa chica. Me sacaría mi propio corazón con tal de saber que el suyo seguirá latiendo.

Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora