Oblivion | Draco Malfoy (memoria #1) © ✓

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Draco

Mi cuerpo temblaba y la respiración se me entrecortaba.

Katie Bell había sido trasladada al Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas ya que había entrado en contacto con el collar de Ópalo, el cual tendría que haber acabado en manos de Dumbledore pero no lo hizo, por lo que fallé en el primer intento de asesinarlo.

—¿Draco, estás bien? —preguntó Blaise—. Desde que hemos llegado has estado muy raro.

—Estoy bien, ¿vale? —dije irritado—. Solo estoy cansado, nada más.

—Miren, ahí viene Lethe —dijo Ava.

Lethe entró por la puerta de la sala común. Con las manos en los bolsillos de su abrigo negro.

—Hola, chicos —dijo, sentándose justo al lado mío.

—Hola, nena, ¿dónde estabas? —preguntó Ava.

—Me estaban preguntando sobre lo que pasó con Katie Bell, la chica de Gryffindor —contestó ella, a lo que yo me puse rígido.

—Bueno, dejemos de hablar de eso —dijo Ava—. Y cuenta, ¿cómo te fue con el pelirrojo?

—Bien, supongo —contestó nerviosa.

—¿Pasó algo entre ustedes? —preguntó curiosa.

—Nosotros, nos b-be-

—¡¿Os besasteis?! —dijo emocionada.

¿De verdad tenía que estar escuchando todo esto?

Lethe de inmediato se puso roja.

—Sí, aunque fue él quien me besó a mi.

Que asco.

—¿Pero tú se lo seguiste?

—Sí —dijo con una risa tímida.

Desde que llegué había tenido unas ganas horribles de vomitar, pero esto las aumenta. Como si no hubieran más personas en el castillo que, justamente, se tenía que ir con un Weasley.

—Yo mejor me voy. —Me levanté bruscamente del sofá, ganándome las mirada de los tres—. No me interesan vuestras vidas, y menos aún si tiene que ver con esas comadrejas.

Lethe

—Tiene que dejar de discriminar a todo el mundo —murmuré, recostando mi cabeza hacia detrás.

—Olvídate de ese idiota y vamos para que me cuentes todo sobre esa cita. —Se levantó del sillón, agarrándome la mano y jalándome.

—Oye, oye, ya que me abandonas, por lo menos dame un beso —dijo Blaise.

Ava sonrió como una niña pequeña, soltando mi mano y volviendo hacia donde estaba Blaise. Le dejó un casto beso en los labios.

—Vamos —dijo cuando llegó a mi lado y entrelazó de nuevo nuestras manos.

Subimos a mi habitación, pasando junto a la puerta cerrada de Draco.