Capítulo XVII

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Tras acabar las clases de ese día, ambos se dirigieron a la terraza de la escuela. Para suerte de Wakiya, los demás ya se habían retirado a sus hogares, lo cual le dejaba la tranquilidad de poder enfrentar a _____ a solas.

—¿No crees que lloverá?— preguntó esta misma colocando una mano como visera para ver el cielo. Aunque estuviera nublado, se le dificultaba verlo así como así.

—Si nos apresuramos, saldremos ilesos de la lluvia— aseguró ya estando parado de un lado de la arena.

—¿Seguro?

—Al trescientos por ciento— fue sacando su bey, Wild Wyvorn.

—Si tú lo dices, confiaré. De un golpe acabaré con esto y podremos irnos caminando tranquilamente, sin preocuparnos de la lluvia— agregó con aires de grandeza, tomando a Fearless Gryp.

—Ese seré yo. Y habla por ti lo de irte caminando; mi chófer me está esperando.

La apellidada Shiraiwa se detuvo del otro lado del plato cóncavo, mirándolo sin emoción ni gana alguna. Y lo imitó, provocando que, esta vez, el de ese semblante vacío fuera el de cabellos rubios.

—¿Listo? ¿Te desahogaste ya?— preguntó preparando su lanzador.

—Tengo otro poco más para decir, pero me lo guardaré por miedo a mojarme en el camino a casa. ¡Pero te lo diría todo!— exclamó lo último, queriendo tener la última palabra en ello. Y se preparó para el lanzamiento.

—¿Tan mal te caigo?— interrogó sin muchos ánimos, con la vista perdida en el pequeño estadio.

—¡3...!— comenzó diciendo _____, lo cual hizo que algo le doliera al apellidado Murasaki.

—¡2...! ¡1...! ¡Let it... rip!— y tiraron de la cuerda al mismo tiempo, cayendo de manera perfecta en la arena sus beyblades.

Wyvorn se dispuso a girar en torno al centro, muy cerca de este mismo. Por su parte, Gryp giraba cerca del borde, intentando idear alguna estrategia. Tenía varias para un bey como el de Wakiya, pero recordarlas en esos momentos era el problema. ¿Y si mejor ganaba en una batalla de resistencia?

No dejaba de pensar en la pregunta del muchacho, la cual fingió haber ignorado.

—¡Gryp, Force Absorption!— ordenó de inmediato.

A ello, el bey comenzó a acercarse al contrario con cuidado de no golpearlo con fuerza, así poder realizar esa habilidad. Por eso, terminó uniéndose a girar con Wyvorn cerca del centro.

—¡Wyvorn, sal de ahí ahora!— esta vez, fue el de cabellera rubia, notando que lentamente iba perdiendo fuerza de rotación, mientras que la ganaba el de la muchacha.

_____ Shiraiwa evitaría dar un golpe directo, porque conocía a la perfección el movimiento de Wakiya Murasaki. Pero, si el momento era perfecto, debía de darlo.

—¡Winged Impact!

Pero al dar el golpe, ocasionó que Wild Wyvorn saliera al borde, siguiendo una ruta por allí, hasta detenerse en un punto. Rayos, había salido mal. ¿O no?

—¡Hyper Shield Crash!— y un aura morada comenzó a rodear al muchacho.

—Hagamos esto de una sola ronda, ¡Winged Impact!— pidió el contraataque a eso, rodeándola un aura, en ella, amarilla.

No iban a extender una batalla que en un instante podría definirse. E impactaron en el centro con todas sus fuerzas, a tal punto que parecía que desprendían chispas. Era reñida.

Aunque no lo pareciera, _____ entrenaba, no mucho, pero algo hacía con tal de mejorar. Y siempre se le ocurría alguna modificación en su estrategia en contra de alguno de sus amigos o de algún tipo de bey. Pudiera que las olvidara, lo cual mucho no le importaba porque algún derivado pensaría luego.

Wakiya, por su parte, era un gran blader en opinión de la muchacha, considerándolo uno de los más fuertes de Club Bey. Se esforzaba demasiado para superarse a sí mismo, y lo reconocía. Siempre con una gran habilidad a la hora de analizar, lo cual le ayudaba demasiado en las batallas.

Y finalmente los beyblades terminaron saliendo volando. El primero que tocara el suelo, o explotara, le daría la victoria al rival. Hasta escuchar un explosión y luego un impacto en el suelo.

Wakiya era el ganador.

La apellidada Shiraiwa lo vio que observaba a Fearless Gryp desarmado en el suelo, sin muchos ánimos.

—No me caes mal, Wakiya. De lo contrario, me caes cada vez mejor— expresó sinceramente, dibujando una tierna sonrisa mientras buscaba su mirada.

Y la ganó.

—Así que... ¿abrazo?— ofreció _____ estirando sus brazos a los costados, al tiempo en que esperaba respuesta.

De la cara desanimada, pasó a un ceño fruncido con un ligero rubor sobre sus pómulos.

—No— negó, intentando esconder su nerviosismo a la pregunta.

—Sí— comenzó a aproximarse, expandiendo su sonrisa.

—¡No!— exclamó poniéndose tieso, en vez de retroceder o intentar frenarla.

—¡Abrazo~!— y finalmente lo abrazó.

Sentía su corazón latir rápidamente, y el de ella no se quedaba detrás. Lo que más le sorprendió, fue cuando correspondió poco a poco, con algo de timidez. Por ese mismo acto, apoyó su cabeza sobre un hombro del rubio, ejerciendo un tanto más de fuerza, pero no demasiada, como para hacerle entender que le alegraba lo que hizo.

Y ella misma fue la que terminó ese contacto, ya que sentía que si no lo hacía en ese instante, le sería imposible después.

—¿Entonces te gustan los abrazos?— preguntó sonriente, desconociendo que en su rostro había algo de color.

—Agh, que molesta— desvió la mirada tras notar ese detalle en ella, sabiendo que en él el rojo estaba a fuego vivo. Pero lo que agradecía, era que la chica no se burlara de cómo se encontraba.

—¿Entonces quieres otro?— se acercó amenazante, a punto de darle un apretón más.

—¡No! ¡En serio!— y atinó a recoger a Wyvorn e indicarle que estaba comenzando a llover, así que tuvieron que guardar la arena y armar a Gryp rápidamente para irse a sus hogares.

No por nada, preocupado de que se llegase a enfermar, le ofreció llevarla lo cual ella no dudó.

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Besos ♥

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