Capítulo I

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—¡Eres blader! ¡Debes llevar tu bey siempre contigo!

Exclamó el rubio de ojos azules, molesto por lo que había dicho la muchacha. Después de todo, ella estaba llegando tarde a clases, lo que le complicó cargar con todo lo necesario. Y más con las cosas relacionadas con el deporte que le gustaba.

—Disculpa Wakiya— rodó los ojos, estando sentada junto a los demás en la banca de la azotea —, pero soy humana— asintió apretando sus labios, formando una línea recta.

El apellidado Murasaki se cruzó de brazos, mientras que Valt gritaba una y otra vez que él quería enfrentarse en lugar de la apellidada Shiraiwa. El retador tuvo que terminar aceptando a regañadientes. Quería enfrentarse a ella, obviamente.

Por su parte, ______ se desplomó en su lugar, ganándose la mirada de Shu, quien estaba justo a su lado.

—¿Todo bien?

—Sí— sonrió para volver al frente, y escuchar la cuenta regresiva, al igual que el de cabellera blanca.

Mintió.

En realidad estaba dándole vueltas al asunto del regalo, y más si ese día también había recibido otro. Esta vez, un fino collar y un dije de una bella piedra preciosa, cabe mencionar que un zafiro. Si era que no fallaba su lógica de las gemas por un programa de televisión. O simplemente era una roca pintada y nada más.

Volvió a prestarle atención a la batalla, notando que Wakiya era el vencedor. Este mismo la vio, aún deseando que ella fuera su rival y la muchacha lo sabía. Todo por haber ganado una de cientas de veces contra él. Y no veía el sentido.

Molesto por esto mismo, se dirigió a sentar justamente a un lado de la chica, dando lugar a que Rantaro se enfrentara al de cabellos azules. Lo observó por el rabillo, notándolo de brazos y piernas cruzadas.

—¿Qué es eso?— preguntó el chico cuando dirigió la mirada a la mochila de _____, viendo su nuevo regalo.

—Nada— se abalanzó a cerrarla. Le sorprendía que lo llegase a ver, ya que bien escondido estaba como para que se viera aún con el cierre abierto fácilmente.

—No mientas. Eso era una especie de collar si no mal fallo— habló como si estuviera enojado.

Aquello la sorprendió, provocando que abriera de a par sus ojos y curvara sus labios hacia abajo. Para eso sí tenía buen ojo el rubio.

—Bueno, sí, pero cállate— le susurró a la vez en que volvía a sentarse como antes, observando a otro lado.

—¿Acaso has robado un banco para conseguir un collar de zafiro?— comentó bajo.

Ya comenzaba a hacerla enfadar a ella, y tenía una buena razón.

—Sí, es mi pasatiempo preferido, no imaginas— sarcástica, frunció sus cejas, prestando atención a la batalla que se la llevaba con una victoria el apellidado Aoi.

El chico bufó, cansado de la conversación mientras seguía igual. La observó por el rabillo, un poco echada en su lugar. ¿Entonces le gustó el regalo o qué? Llevaba ya un buen tiempo pensando en qué obsequiarle, hasta decidir darle algo que acostumbraba ver en las mujeres de alta categoría como él.

Los regalos no pararían ahí mismo, habrían más y esperaba que al menos así llegara a impresionarla. Después de todo, quería demostrarle que estaba enamorado de ella, aunque no revelara su identidad.

Holisss, ¡ya comenzó finalmente! ¿Qué tal? Jj

Y, como vi un gran apoyo en el prólogo, aumentaré la cantidad de votos.

¿Podrán?

35 votos= continuación.

Besos ♥

TE REGALO |Wakiya Murasaki y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora