Capítulo XIV

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A penas se había subido al vehículo y sentía el ambiente sumamente intenso. Volteó lentamente la mirada en dirección a donde estaba Wakiya sentado, de brazos cruzados y pareciendo que estaba a punto de explotar.

—¿Sucede algo, Wakiya?

—¡Estoy trescientos porciento seguro que soy un completo tonto!— exclamó, frunciendo aún más su semblante.

—¿P-por qué?

¿Acaso se refería a que descubrió de que la muchacha ya lo sabía? ¿Y que, por culpa de él por no poner resistencia alguna al responder, ella lo sabía? ¿Acaso lo decía porque pensaba que había estado mal en confiar en él? No sabía qué hacer, se comenzaba a asustar y no quería perder la gran amistad que tenía con el apellidado Murasaki.

—¡Porque ya no sé qué regalarle! Le regalé una estrella y, si no hubiera estado en una nube, ¡hubiera razonado de que se trataba de una estafa!

Hoji Konda podía jurar que los colores volvieron a él y volvió a respirar tras enterarse de qué se trataba ese enfado. Aunque, seguía siendo algo malo.

—¿Tendré que regalarle algo de menos de un millón? ¿Medio millón tal vez?— se preguntaba en voz alta.

—¿Qué tal pan bey?— era la parte perfecta para agregar lo que la apellidada Shiraiwa le había mencionado —Hoy dijo que moría por comer uno.

Wakiya Murasaki no lo pensó dos veces. Eso le gustaba a la blader.

[...]

—Hola, ______.

Al saludó de Hoji, levantó la mirada para verlo llegar al salón.

—Buen día, Hoji.

Nuevo día, y a punto de cumplir veinticuatro horas desde ese descubrimiento.

—Emm... ¿qué se supone que haga? ¿Te lo entrego como si nada o lo dejo en tu mochila?— sacando de su bolso, mostró una bolsa de papel madera, típicas de las panaderías. Incluso el olor golpeó sus fosas nasales.

—No sé, como tú quieras— movió sus hombros sin tener respuesta alguna. Después de todo, en su interior, había una gran tormenta por la confirmación de aquello.

—Entonces, toma— se la extendió —. ¿Para mañana que quisieras de regalo?— interrogó, aún sin ir a su sitio.

—Que le nazca de su parte. A parte, esto es como una prueba para avalar los hechos— miró el interior de la bolsa —. ¿Quieres?

—No, gracias. Y bien, ayudaré a que-...

—No, no, no me has entendido Hoji: que salga de él. Tú sólo evita que sean costosos. ¿Si?

Y el de lentes asintió, para retirarse a su banca.

La muchacha dirigió la mirada a su regazo, donde ya se encontraba el nuevo obsequio. Abrochado casi en una esquina, había una nota.

"Espero te guste, porque es lo único que veo que aprecias realmente. No llego a entenderte."

Sí, era Wakiya Murasaki. ¿Cómo haría para verlo a la cara luego de saberlo? Quizás actuar y pasar de largo ese dato. Quería ver hasta dónde podía llegar el muchacho, porque un Wakiya enamorado, no pasaba muy seguido y menos si lo estaba de ella. Y tampoco quería pensar que parecería una interesada de esa forma. Podía decirse que era un experimento, aunque llegara a sonar peor en su mente y más si alguna vez llegaba decirlo en voz alta.

Mejor se abstenía a cualquier pensamiento relacionado a ello. Tal vez sería mejor concentrarse en algo más, como el profesor ingresando. ¿En qué momento pasaron los minutos?

O quizás, en que si le ofrecía pan bey, ¿él aceptaría? Después de todo, eso iba con buena intención.

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Besos ♥

TE REGALO |Wakiya Murasaki y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora