Capítulo XIV

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Capítulo XIV: La Guerra Santa contra el "Olimpo" (Parte II)

Era incesante, las fraguas y forjas no se detenían para nada, los herreros y maestros de la Metalurgia trabajaban sin cesar en lo que tenían allí planteado. Dentro de ese nivel inferior, un joven de cabellos negros, poca estética y ojos ambarinos permanecía inspeccionando y dando su parte en la actividad. Un nuevo golpe de martillo contra el acero caliente, el yunque que lanzaba chispas y las columnas de vapor que iban subiendo desde los enormes contenedores de agua depositados, daban a entender que ese sitio era una enorme Fundición. Pero, desde la otra perspectiva, también podía verse como aquel muchacho iba colocándose una Armadura negra como la Noche y su Casco de Hoplita con una cresta roja, similar a las que se emplearon en las "Guerras Médicas" contra el Imperio Aqueménida/Persa. Sintió el calor que ésta emitía y tras terminar de ajustarse la misma, un mensajero llegó corriendo hasta allí, susurrándole algo a los oídos.

El peli negro ladeó la cabeza, asintiendo, dándole su "respuesta" al emisario, quien se fue de ese lugar, dejando el ambiente preparado para lo que se vendría.

Por su parte, Rigel y Linka seguían combatiendo. Aquel ex-Santo de Plata trazó una patada y las Llamas resplandecieron a más no poder, pero la elegancia en los movimientos que la albina poseía dejaban mucho de qué hablar en el peli plateado/gris. Un nuevo golpe fue en dirección hacia su pecho, sin embargo, éste la tomó con fuerza, evitando no quedar paralizado por los trucos que poseía la "Guardiana del Templo Maligno de Urano", llevando a que ésta cayera en picada contra el suelo, quebrando el mismo hasta dar contra una de las laderas montañosas del lugar. El enviado de Eris negó con la cabeza y volvió a tierra firme, dirigiéndose hacia la joven, quien se estaba recuperando del impacto que la dejó algo aturdida y con una pila de restos y escombros sobre su cuerpo.

- Eres tenaz, lo tengo que admitir.- Dijo el ex-Santo de Plata.- No reconoces la derrota y eso es algo por lo cual te felicito, Linka.- Mostró sus respetos hacia ella.

- No busco los halagos de nadie, soy una "Guardiana" y mi deber es luchar, no solo por el "Imperio del Inframundo", sino también por mis familiares.- Respondió la albina, quitándose de encima el polvo que cubría su Sapuris.

- Hmmm, ya veo.- Razonó Rigel, cerrando los ojos y de ahí avanzaba unos metros.- "Es igual a mí, en la personalidad: Defender a quienes amo, pero...conmigo soy otro asunto".- Pensó, mientras que volvía a la carga, dándole una patada pero su pierna izquierda quedó inmovilizada ante los preciosos de la chica, en donde resplandeció la imagen de un Búho.- ¿Qué...?.- Se preguntó con asombro.

- Tus pensamientos te pesan, ¿no es así?.- Se le acercó la albina.- Sigo aprendiendo más sobre los "Caballeros de Athena", los "Dioses Guerreros" y los "Generales Marinos", al igual que los "Espectros", pero tú...eres llamativo.- Le analizó cada "palmo", mientras que Rigel lograba zafarse y trazaba varias patadas.

- ¡Deja de hablar, esto no es un debate, ni tampoco de querer "evangelizarme".- Bramó el oponente, cosa que sorprendió a Linka al ver ese repentino cambio en la personalidad del peli plateado/gris.- Yo solo obedezco las órdenes de la Señorita Eris como su más leal Soldado y "Dríade".- Le espetó con frialdad hacia ella.

- ¡¿Eris?!. No me extraña.- Desafío la chica, llevando a que el enemigo fuera incendiando todo a su paso con las "Llamas".

- Ten cuidado con lo que dices de ella, mocosa.- Lanzó Rigel su advertencia. Unas Llamaradas de Fuego rojas y negras fueron girando a su alrededor, igual que un tornado que baja desde una "Supercelda", aumentando la temperatura del lugar y provocando que hasta las mismas rocas se derritieran por la acción de dicho Elemento. Unos vientos muy fuertes empezaron a azotar los alrededores, Rigel era quien manipulaba esa fuerza y, acto seguido, la tuvo bajo su control.-

Saint Simpson-Louds: Saga de ZeusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora