Se separaron sin saber que decir, mirándose con algo de miedo y girándose para cortar toda comunicación visual.
-Esto.... -Empezó Erza pero tras notarse ruborizada prefirió callarse.
-Madre mía. -Susurró Mirajane tocándose los labios, atontada por todo ese momento y sin querer girarse.
Ninguna quería afrontar la situación.
Pero solo había una pregunta en la mente de ambas. ¿Qué hago ahora?
Erza dio un paso adelante, respiró y acostumbrada a callar sus impulsos y pensamientos, guardándolos en el interior de su coraza, alzó neutral.
-Es cosa del alcohol, no ha pasado nada. -Se giró y vio que Mirajane estaba de lado mirándola de reojo. -Deberíamos irnos a casa, yo me siento algo mareada y...
Mirajane esperaba otra cosa, no sabía el porqué pero se sintió decepcionada.
-Será mejor eso. -Dijo mirando como Erza miraba la calle. -Entonces, hasta mañana pelirroja.
Erza se dispuso a caminar y aunque ambas fueron por caminos diferentes, la primera en girarse para ver cómo se iba fue Erza.
Que se paró en mitad de su camino para gritar. -¡Ve con cuidado! -Acto seguido y arrepintiéndose un poco siguió su camino.
Mirajane sonrió un poco al oírla. -Tú también. -Susurró para sus adentros y siguió su camino.
Fue un momento incómodo para ambas pero lo peor fue cuando fingieron su vida normal al llegar a sus casas.
Pero en cuanto entraron en sus respectivas camas ninguna pudo pegar ojo.
Mirajane sentía que fue por su culpa y la que inició el beso, se sentía bien aunque tambien mal y se dio un golpe en la cabeza tras decir que le había gustado y que fue un buen beso, pero luego se arrepintió de todo y prefirió no pensar más pero las imágenes se repetían ya en bucle en su cabeza y de cómo era su maestra de hermosa cuando estaba sonrojada.
Por otro lado Erza estaba mirando al techo, recordando su error ya que en su mente analizaba porque se abalanzo a besar a Mirajane, no podía evitar pensar en lo hermosa que se veía la albina y en lo que se le había escapado, siempre la había visto así de hermosa pero al decirlo y todo lo que provocó sólo pudo hacerse bolita en su gran cama y no pensar en esos labios carnosos que aun sentía sobre los suyos.
La noche fue muy larga para ellas.
Pero un nuevo día empezaba y aunque no querían predecir nada, solo sabían que iba a ser incómodo.
Mirajane entró primera al gremio, abriendo sus enormes puertas y aceptando con una radiante sonrisa a todo aquel que llegaba y la saludaba.
Todo parecía recorrer un curso normal en la vida de Mirajane.
Lucy entró con una radiante sonrisa y dejó a su novio con un gran dolor de cabeza en su mesa favorita, llegando hasta la albina con una sonrisa que se desvanecía para cambiar su cara a una más molesta.
-Ignoraste al chico, el pobre estaba ilusionado.
-Buenos días Lucy. -Con una sonrisa ignoró todo lo dicho. -¿Te pongo algo?
-No. -Suspiró. -Era rico... -Le sonrió mientras se calmaba aceptando que no era pretendiente para Mira. -Y un aburrido de narices.
-¿No había otro peor? -le preguntó con gracia y ambas sonrieron cómplices.
-Vale, acepto que pude equivocarme, pensaba que sería de otra forma contigo. -ALzó las manos en disculpa. -¿Me perdonas?
-No eres un buen cupido pero sí una gran amiga, puedo perdonarte. -Fue a por el desayuno favorito de Lucy, un buen plato de frutas y pan. -Para ti.
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Solteras (MirZa)
RomanceHistoria YURI (Mirajane y Erza) El tiempo pasa y a pesar de una vida llena de aventuras y amoríos parece que al final el amor no se encuentra en dos personas, Erza y Mirajane tendrán a varias personas que intentaran que encuentren el amor pero el d...