Una noche contigo

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Entraron juntas en la habitación de Erza y como dijo Mirajane, cerró con llave para que nadie pudiera entrar a molestarlas.

-Aún se me hace raro estar aquí. -Dijo dejando el saco que llevaba con ella en una mesita que había cerca.

Miró la habitación, o mejor dicho casa de Erza, esta  era enorme lleno de armaduras, espadas, lanzas, escudos y al final todo tipo de armamento, suspiró al verlo todo.

-Mis gustos no cambian. - Dijo tras verla perderse en las armaduras y se quedó en el medio del pasillo mirándola. 

-Siempre me ha gustado tu forma de ser y tus gustos, aunque el tema coleccionismo lo llevas demasiado lejos. -Se giró para verla sonreír.

-¿Tú crees? -Miró también su pasillo. -Yo creo que no, incluso me faltan varias cosas. -Miró detenidamente. -Necesito alguna armadura que pueda ser hecha de plata y con ello pueda hacer un contraataque directo y además también necesito unas espadas gemelas que he visto que su calidad aumenta muchísimo este pasillo, quizá también pueda obtener algo para Fantasía o quizá dos y... -Mirajane se puso delante de ella y con su dedo índice la hizo callar al ponerlo sobre sus labios.

-Te excedes. -Sonrió al notar que estaba avergonzada.

-Quizá si. -Habló aun teniendo el dedo en sus labios.

Aprovecho que tenia el dedo sobre los labios para acariciarlos.

-He estado muy preocupada. -Se acercó a ella mientras seguía acariciando. -Tenia una presión en el pecho, más de lo normal y encima verte recibir esto por mí. -Bajó su dedo la zona herida de Erza, acariciando suavemente el recorrido entre el labio a la zona. -No quiero que sufras por mí y no quiero que hagas eso por mí, no quiero que...

-Basta. -Paso su brazo por la cintura de ella para abrazarla fuertemente. -Lo haría mil veces, contigo ahora mismo mi corazón va a mil, siempre me he sentido atraída por ti y sabes que siempre te he protegido, no quiero volver a sufrir lo de Tártaros. -Notó a la albina abrazarse. -En ese momento pensé que te estaban torturando como a mi y solo quería sacarte de allí...

-Erza... -Se apegó al recordar todo. -No volverá a pasar nada, fíjate como estamos ahora. -Le besó el cuello. -Lo que jamás pensamos se nos hizo realidad.

-Tú siempre lo buscaste. -Empezó a jugar disfrutando de los besos que recibía en el cuello.

-No empieces, que nos perdemos en ese juego. -Siguió besando y notando como la pelirroja la apegaba más y su respiración aumentaba y se paraba al poner sus labios en el cuello. 

-Mirajane... -Con voz grave y picara, acabó con un leve ronroneo. 

-Lo sé, pero no somos de piedra. -Erza la besó en cuanto Mira se separó un poco del cuello. 

 Mirajane se sintió demasiado bien dejándole el control a la pelirroja, estaba siendo muy atrevido ese beso y un tanto provocador.

-Mirajane.. -Erza la miró con un brilló especial y Mirajane sonrió. 

-Quiero que sea esta noche, si te duele me dices peor no podemos seguir esperando más. 

-Seamos amantes. -Sonrieron y empezaron a besarse con más ganas, acortando la distancia a la cama.

-Sé mía. -Le susurró la albina y Erza le mordió el labio.

Acortaron lo que faltaba para llegar a la cama y Mira tumbó a Erza con cuidado por su herida.

-Tendré cuidado. -Acarició la y vio que la pelirroja sonreía para lazarse un poco y besarla. 

-No me dolerá. -Le susurró. - Mirajane, confiésame tu amor. 

Solteras (MirZa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora