Kyouka

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La situación empeoró por momentos, aquellos soldados nacidos de la sombra de Kyouka eran más fuertes de lo que Fairy Tail esperaba, otros gremios de magos de Magnolia llegaron a tiempo para contener todo lo posible al enemigo, pero nadie era capaz, en el centro de la ciudad Kyouka llenaba de su poder el ambiente, dispersando su Maldición y aumentando el dolor.

Las heridas que habían cerrado se iban reabriendo lentamente, causando un leve dolor pero que iría a más.

Erza cayó al suelo tocándose el costado y mirando como Kyouka reía y estaba totalmente fuera de si.

Sabía lo que pasaba a su al rededor, su mente estaba llena de gritos de angustia y dolor, su gremio estaba siendo poco a poco derrotado, con ese dolor  que se estaba volviendo ira dentro de su ser y la mente ofuscada por la rabia por lo que sentían los demás, pudo levantarse.

Kyouka la miró sonriente. -Lo oyes. Lo sientes. Lo notas en tu piel. -Avanzó sin prisa. -Caerás en el inframundo junto con los tuyos.

-EL dolor de mi familia es el mío. -Miró al cielo. -Estoy empezando a enfurecerme.

Y Kyouka frenó sus pasos para mirar atentamente la mirada que el estaba ofreciendo Erza, esa mirada. La recordaba bien y su cuerpo que involuntariamente empezó a temblar también.

Era la segunda vez que temía a esa mujer. Notaba como su consciencia volvía a ella.

Sus ojos opacos y rojizos, llenos de un sentimiento vacío pero hundidos en una aura destructiva, ese porte y semblante serio, su cuerpo malherido pero sin tensión, relajada y preparada. Kyouka sabía que Erza estaba lista para matarla y dentro de su ser retrocedió al ver que eso era posible.

-Erza... -Apretó los dientes y la atacó.

Ni la esquivó, aguantando el golpe y con ello el dolor aumentado que recibía, el único cambio fue que esta vez Erza no estaba siendo atada por un enemigo de Álvarez y que su enemiga demonio no estaba siendo una ilusión de ese mago.

Cien espadas salieron directas a Kyouka, a pesar de haberse protegido había sentido con algunas se habían impactad sobre su cuerpo, también notó que había retrocedido mucho por el impacto.

Acabó por reírse de nuevo asimilando que Erza era una enemiga formidable.

-¡No voy a quedarme atrás! -Gritó con todas sus fuerzas Kyouka.

-Los míos están sufriendo, sus cuerpos están sangrando. -Erza avanzaba y su ira incrementaba. -Te haré pagar por todo el daño que estás causando, no va a ser rápido. 

Kyouka incrementó más su poder y resistencia. -Ven, Titania. -De nuevo estallaba otro enfrentamiento.

Cana corría por las calles de Magnolia, tras aparecer esos soldados y las heridas de Gray, Natsu y Gajeel reabrirse, solo quedó ella para que ese libro llegase a su destino, debía de entregárselo a Erza.

-Cuentan conmigo. -Recordó como en un instante la situación empeoró, Iban a entregar ese libro y cuando estaban dispuestos atacaron, eran más fuertes y lentos pero no les hacía más peligrosos ya que los chicos empezaban a sentir molestias en eses heridas.

Por mucho que Cana cogiera polvo de las partes rotas del suelo de tiza y escribiera la runa en sus cuerpos nada parecía hacer, solo ir más lento.

Por eso le entregaron el libro y Laxus le cubrió las espaldas. 

-Debo entregárselo. -El aura de Erza los invadía a todos, dándole esperanzas, ella lo estaba dando todo y aunque cada vez que se acercaba a la posición de Kyouka el dolor al respirar incrementaba seguía corriendo hacia ellas. 

Solteras (MirZa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora