Jeongguk sabe lo que tiene que hacer para alejarse de él, es consciente de que prefiere ahorrarse problemas y valora muchísimo su paz, que está más estable que nunca, pero Kim Taehyung se muda a Seúl y a su vida, y no sabe qué hacer con tanto.
A Ta...
Las clases del señor Kang habían empezado de forma animada, como de costumbre, aunque se sentía una ligera tensión en el ambiente.
El profesor repartía exámenes corregidos mientras pasaban por las filas de asientos. Jeongguk siente la autosuficiencia danzar en su cabeza una vez observa el "A" sobre la parte superior de la hoja, ignorando algunos lamentos de varios estudiantes que se escuchan al fondo. Supuso que al rubio también le iría bien, Taehyung era bastante inteligente.
— Presten atención chicos. — El profesor Kang, tras haber terminado de entregar los exámenes, se sitúa a lado del escritorio y toma un papel blanco entre sus manos. Acomoda sus lentes sobre el puente de su nariz y fija su vista en la masa de alumnos.
— Para la próxima calificación deberán trabajar en parejas. Harán una investigación profunda sobre los principios y aplicaciones de la química y deberán plasmar sus ideas en un video explicativo de 5 minutos como máximo, ejemplificando situaciones de la vida cotidiana.
La clase se mantiene en silencio, esperando más indicaciones.
— Dictaré las parejas. — El profesor procede a mencionar.
Se escucha el movimiento de lapiceros y libretas sobre las mesas esperando por sus nombres y los nombre de sus compañeros para ser anotados.
— JunGha y Hana. Irene y Vernon. Lisa y Hoseok. Jennie y Baekhyun. Solar y Minho. Eunha y Jackson. Joy y Mingyu. Jeongguk y Taehyung.
Un murmullo extenso invade el salón de repente, por supuesto.
Jeongguk mira a Taehyung fijamente. El rubio se preguntaba seriamente si existían las casualidades. Estaba molesto en el fondo con Jeongguk y ahora tendría que trabajar con el. El cielo lo adoraba.
— La entrega tiene un plazo de diez días. Si no tienen preguntas, se pueden retirar. — el profesor Kang da por terminada la clase y espera pacientemente a que sus alumnos salgan del salón.
Taehyung se toma su tiempo recogiendo sus libros, guarda sus lapiceras y sale del salón con la mochila al hombro, Jeongguk siguiéndole los pasos. Silencioso.
Lo ve reunirse con Kim SeokJin y Park Jimin y se detiene en medio del pasillo, suspirando. Cambia de rumbo y se dirige al patio trasero, faltan un poco más que media hora para su próxima clase, podría simplemente pensar.
— Hey, Kook. — Un chico de estatura baja, piel muy pálida y mejillas rellenas se sienta en el banco frente a él, el espacio entre ambos siendo dividido por una pequeña mesa de madera rectangular.
Jeongguk reconoce la voz antes de siquiera verlo y se sorprende porque es simplemente inaudito, entre tantos momentos y lugares en los que podría haber estado, encontrarlo justo ahí.
— Min. — le saluda casi efusivamente.
— Tan poco hablador como siempre. — Yoongi le da una media sonrisa mientras analiza su alrededor. — Te preguntarás qué hago aquí pero recién acabo de ingresar, padre ha decidió no irse a Daegu y para no perder el tiempo, he decido estudiar aquí.
Jeongguk le mira fijamente. Después de unos minutos, le sonríe ampliamente, Yoongi se sonroja ante esa reacción.
— ¿Te alegra verme? — Cuestiona porque es la 4ta vez en su vida que lo ve sonreír.
Jeongguk niega con la cabeza en respuesta.
Yoongi ríe en respuesta, conoce tanto al chico frente a él que ya le resulta hasta predecible, sin embargo, musita encaprichado:
— Vaya, si pensé que me considerabas tu amigo. Yo te considero un amigo.
— La verdad es que tu presencia me agrada. Nunca te lo pude decir. Antes hablabas mucho y parecía que no me importaba si estabas o no, pero lo cierto es que...
— Kook, que lindo que lo digas ahora, pero suenas como un puto marica. En fin, ¿Que tal te va aquí?.
Jeongguk le cuenta con palabras cortas que la universidad era un lugar completamente igual a la secundaria, sólo que con ciertas diferencias. Yoongi lo escucha con atención y asiente de acuerdo.
— Suena poco problemático.
Jeongguk sonríe. Todo lo que tenga que ver con estudios y Yoongi en una misma oración, significaba problemas, por eso no puede evitar hacer la pregunta.
Recuerda que en algún momento en sus años anteriores, Min le había contado entre sus monólogos, que su padre tenía un taller de autos y que ahí iría a parar una vez termine la secundaria.
— ¿Que sucedió con el taller?.
— Caducó.
Jeongguk lo observa serio, hasta donde sabía, era un taller famoso por su buen servicio, ¿qué pasó?.
— ¿Si?
Yoongi asiente en respuesta.
— Con el dinero que había hecho, nos ha ido bastante bien, ha puesto un pequeño local de comida y pues aquello llama la atención bastante, así que también eso nos deja casi la misma cantidad del dinero que el taller. Él trabaja durante el día y yo en las noches.
— Eso suena bien. Tu papá es muy inteligente. — Jeon aprecia de momento, porque le nace y no porque se sienta obligado a tener que hacerlo.
— Vaya, escúchate nada más — Yoongi le mira de forma burlona — Te has vuelto más sentimental.
Jeongguk le rueda los ojos y se mantiene en silencio mientras Yoongi, como hacía años atrás, le cuenta una vez más sobre cómo le va en su día a día.
Luego de haber culminado las clases por ese día, se dirige con un cansancio mental hasta el estacionamiento. Toma las llaves de su moto entre sus dedos y las hace girar entre sus dedos con aires de superioridad, teniendo todas las miradas puestas encima, como siempre.
Al llegar al estacionamiento se encuentra con cierta cabellera rubia de espalda hacia él y no duda en acercársele. Al fin y al cabo, el trabajo del profesor Kang era la excusa perfecta para volver a hablarle luego de dos casi tres semanas.
Es muy irresponsable de tu parte alejarte y acercarte como si nada, le recrimina una voz en su interior que el decide ignorar porque sabe que tiene razón y que, para rematar, no se quiere disculpar.
— Taehyung. — Le llama. Se siente nervioso por las reacciones que pueda tener el rubio. El Taehyung que tenía frente a él ya no se mostraba como el Taehyung hablador, carismático y cálido que le hacía miles de preguntas en dos segundos. Este Taehyung era indiferente a todo, o mejor dicho, a él. Jeongguk lo sabía.
— ¿Si?.
— ¿Podemos hablar?
Ante tal pregunta, Taehyung se voltea hacia él y le mira con un deje de rabia en sus ojos.
— Claro, espero pacientemente a que me expliques porque me evitas durante dos semanas y luego te acercas para ¿qué?. — Cada una de las palabras dichas están teñidas de un sentimiento nauseabundo y oscuro que Jeongguk alcanza a detectar y que muy a su pesar, es el único culpable.
El pelinegro lo mira perplejo, no sabe cómo reaccionar. No sabe que decir. No quiere llamar la atención y sobre todo, no quiere herir al chico de sonrisa rectangular.
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