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La tarde había caído y el horizonte se pintaba de colores cálidos. Floky se frotaba contra las piernas de Jeon con vehemencia, en una muestra de afecto que era bien recibida por el pelinegro.

Luego de haber acordado anteriormente con Taehyung dónde se encontrarían, esperaba pacientemente a que llegara la hora. La tan esperada hora.

Tendría que estar en la casa del rubio dentro de una hora. No sabía que encontraría ahí, pero estaba seguro de que sería algo agradable porque estar con Taehyung de por sí, ya lo era. Eso empezaba a pensar.

Mientras espera a que pase el tiempo, conversa con sus padres sobre el buen clima que está haciendo últimamente, la temperatura está a su favor justamente ese día y no le quiere dar una explicación lógica a ello así que se decide por pensar que los dioses le aman en secreto.

Todos aman a Jeongguk.

Se mofa, permitiéndose sentir la arrogancia en aquel pensamiento.

Diez minutos antes decide que es el tiempo suficiente en el que le restaría llegar a la casa de Taehyung, teniendo en cuenta posibles controversias en el camino, así que toma su casco y se dirige hacia su moto, donde casualmente ya Floky se encuentra acomodado. Lo lleva de regreso a su habitación y en cuanto sale y cierra la puerta tras si mismo, huye antes de que el minino pueda alcanzarlo. Los padres de Jeongguk admiran el espectáculo desde lejos, uno con la burla reflejada en su mirada y otro juzgando la escena, más ninguno de los dos dice nada.

Taehyung y Kaeby han acordado tres reglas para cuando llegue el pelinegro y mientras las repasan, terminan de preparar los últimos arreglos del picnic improvisado.
— ¿Entonces no puedo hablar absolutamente nada?.

Taehyung suspira al borde de la frustración y tras tomar el delantal para ponerlo en su lugar correspondiente, le contesta:
— No.

Las reglas eran simples, consistían en:
1- No hablar sobre la infancia de Taehyung.
2- No hacer ningún comentario con doble sentido o que pusieran en riesgo la dignidad de Taehyung.
3- No poner a Jeongguk incómodo.

Kaeby ha prometido seguirlas pero Taehyung sabe que su madre es un tanto... especial. Así que le resulta muy posible que suceda todo lo contrario.

Es por eso que no se sorprende para nada cuando, tras el pelinegro hacerse presente, el saludo de su madre es, de hecho, mucho más sobresalido de lo normal.

— Muchacho, creo que serás como el vino. — Señala la señora, acomoda sus lentes en el puente de su nariz, mirando por sobre los mismos al pelinegro parado en la puerta de entrada — ¿Y sabes lo que dicen del vino? — Jeon, por otro lado, no le responde, sólo espera pacientemente a que el proceso de saludo pase rápido. Kaeby prosigue al no obtener una respuesta. — Que mientras más viejo, mejor — Le guiña un ojo finalmente y se aleja de la puerta tras recibir una mirada de advertencia por parte del rubio. El mismo que, momento después estando solos, ríe apenado bajo los ojos oscuros del pelinegro.

— Ya sabes cómo es...

— Por supuesto, no esperaba menos.

Taehyung se sonroja ante el comentario y procede a cambiar de tema.

— Hemos hecho un picnic, espero y te guste.

Jeon asiente y sigue a Taehyung.

Se siente solo un poco emocionado.

Una mini terraza con luces amarillentas y macetitas blancas les esperan. Taehyung lo conduce hasta un espacio donde se aprecia una manta colorida con una gran variedad de snacks encima. Jeon se cuestiona seriamente las cantidades de calorías que tendrían esos alimentos, más sin embargo, no dice nada, porque además, no es como que si le importase realmente.

Kaeby, sentada en el centro con su teléfono en mano, se ve como una adolescente. Con un vestido florar que lleva puesto, resulta verse bastante joven para la edad que tiene, de hecho, Jeon se atrevería a decir que se ve como una mujer soltera de esas que se junta con las amigas en el café de la esquina para hablar sobre chicos y manicuras, cosas típicas de mujeres. Sin embargo, ahí, dando la impresión de que es el tipo de madre en la cual se puede buscar cualquier tipo de apoyo, deduce que junto a Taehyung, ambos son muy buenas personas. A su lado se siente como un hogar, porque la calidez y la seguridad que emanan, ambos, podrían llegar a reconfortar hasta al corazón más desamparado de la tierra, y Jeon no quiere detenerse a pensar sobre eso, pero sabe que, desde el momento en el que Taehyung le sonrió aquel día de clases, su vida ha estado un tanto descontrolada.

Lo cuál le genera más ansiedad que intriga.

Taehyung se sienta cerca de su madre, lo suficientemente cerca como para poder susurrarle en el oído que no haga nada escandaloso, y Jeon se queda parado un momento, procesando lo que supone y debería hacer. Termina sentándose cerca de Taehyung, el cual le sonríe pequeñito por la acción.

Segundos de silencio en los que Kaeby se levanta y se aleja, Taehyung aprovecha para encender un proyector bajo la atenta mirada del pelinegro.

Yoongi aparece detrás de Jimin y Seokjin, caminando alborotados como lo son normalmente, y tras captar la presencia del pelinegro, el trío inmediatamente tratan de adoptar posturas serias, pero Jimin tropieza con sus propios pies y SeokJin no se aguanta la risa, la misma que Yoongi trata de acallar tapándole la boca pero que no consigue porque SeokJin se escapa de entre sus manos. Aquello le saca una sonrisa a Taehyung y a Jeongguk, el cual, la disimula inmediatamente.

Una vez están todos reunidos, Taehyung da inicio a la celebración del cumpleaños del pelinegro. Yoongi y SeokJin hacen bromas entre ellos mientras Jimin se burla de ambos junto a Kaeby, Taehyung le dedica atención a Jeongguk, el cual, se pasa la mayor parte del tiempo degustando toda la comida que le pasa Taehyung.

Jeongguk se siente tan liviano en un ambiente conformado por personas completamente desconocidas que apenas y cae en cuenta en ello. Y la comodidad indescriptible hace que se cuestione seriamente sobre cuántas veces perdió la oportunidad de sentirse de la misma forma solo por no querer o no atreverse a salir de esa zona de confort tan peligrosa a la cual le llama "comodidad".

Y Taehyung lo ve. Lo observa luchando consigo mismo en ese momento y sólo se da cuenta porque sus facciones se endurecen casi de forma imperceptible, aún así pueda dejar entrever en sus ojos como la incertidumbre y el miedo lo atan. Lo sostienen. Lo amarran.

Taehyung sabe sobre ese sentimiento, porque vivió ahí por años. Años que no desea recordar, años que desearía olvidar.

Pero, entre su duelo superado y el duelo ya perceptible del chico pelinegro frente a él, decide ser esa luz en la oscuridad que toda persona desea encontrar en momentos de oscuridad.

Y entonces sostiene su mano y le da un suave apretón que hace que el pelinegro le mire con una pequeña sonrisa en sus labios.


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⏰ Última actualización: Jul 27, 2022 ⏰

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