Siempre contigo

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No he dado más de diez pasos, cuando noto cómo alguien cubre mi boca y tira de mí, sujetándome por la cintura. Pataleo y trato de liberarme, pero escucho la voz de Adam detrás de mí y tenso todo mi cuerpo.

-Puedes odiarme si quieres, pero no permitiré que te mates por tu propia mano. Esta no es la forma.

-Suéltame –le grito cuando libera mi boca–. Mi vida no es asunto tuyo ya.

-Eso es muy injusto, Charlie –me acusa.

-¿Injusto? –he dejado de moverme porque sé que no podré salir de su abrazo–. Injusto es que me hayas mentido todo el tiempo. Injusto es que, sabiendo cómo me siento respecto a mi padre, lo hayas estado informando sobre mí a mis espaldas. O que recibas dinero por...

-Alto ahí –me detiene–. De eso no puedes culparme, porque no he tocado su dinero desde que te he conocido mejor. Si ahora te he estado protegiendo, ha sido por ti, no por él.

-Eso no me consuela, Adam –ya estamos en el coche y me deja en el suelo. Estoy tentada a salir corriendo, pero sé que no va a servir de nada, porque me seguirá allá a donde vaya. Mi única opción ahora es desaparecer una vez dejemos a Colin a salvo en su casa. Si es que está a salvo, porque mi medio hermano sigue con vida y temo que intente secuestrarlo otra vez para hacerme salir de mi escondite.

-Ódiame –repite–, pero pienso seguir manteniéndote a salvo de tu hermano y...

-Ese ya no es tu trabajo –es mi turno para interrumpirlo–. Si me quieres hacer algún favor, te encargarás de que no le pase nada a Colin mientras no acabo con Malone. Aparte de eso, no quiero saber nada más de ti.

-Estás siendo un poco dura con él, Charlie –interviene Clive.

-Ni se te ocurra defenderlo, Clive –lo señalo. Después me dirijo a Kendall–, ni a ti. Me habéis estado engañando todos. Y más vale que no digas que era por mi bien o te comerás mi puño.

Kendall cierra la boca porque era eso, precisamente, lo que iba a decir. En cambio, mueve la cabeza, como si lamentase que esto haya llegado tan lejos. En el fondo, sé que estoy siendo bastante injusta con ellos, pero estoy tan dolida, que no puedo hacer otra cosa. Quizá más adelante sea capaz de perdonarlos, pero ahora no. Ahora los odio por las mentiras y la traición. Yo se lo conté todo y no han sabido corresponderme.

-No es por meterme donde no me llaman –dice Colin–, pero esto duele bastante y si no lo desinfecto, podría tener problemas.

-Te llevaremos al hospital –digo, ayudándole a entrar en el coche –. No queremos que pierdas la pierna.

-Tanto como perderla –sonríe levemente, inseguro de si puede o no bromear conmigo. No debo estar dando mi mejor imagen en este momento.

El viaje hasta el hospital más cercano es silencioso y tenso. Nadie parece tener ganas de hablar, aunque hay mucho que decir. Por mi parte, una vez en la ciudad, desapareceré. No pretendo dejar que Malone se salga con la suya, pero necesito perder de vista a Adam y a los chicos. Lo que tengo que hacer ahora, es solo cosa mía.