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Si quieres continuar leyendo esta historia, la puedes encontrar completamente gratis en INKITT. 

Además, en breve comenzaré a subir una novela inédita a Inkitt, también gratis. Si queréis saber más sobre ella, buscadme en la aplicación con el mismo nombre que aquí: SoniaLopezSouto.

Nos vemos allí. Besos mil!!!!

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El entrenamiento al que me sometieron fue duro, no lo negaré, pero tampoco me quejaré porque lo exigí yo. Mi necesidad de sentirme invencible, de olvidar lo vulnerable que fui una vez, era mi motivación y en poco tiempo, incluso los mejores hombres de mi padre alababan mis buenos resultados.

Mi cuerpo comenzó a cambiar sutilmente. Ahora era más duro, más trabajado, sin dejar de ser femenino por ello. En realidad la masa muscular extra solo acentuó las curvas que ya tenía antes. Mi autoestima creció y mis temores fueron desapareciendo a medida que me volvía más letal. Ni siquiera me importaba llegar a casa con dolor en cada uno de mis músculos y con algún que otro golpe mal encajado porque era feliz. Por fin sentía que tenía el control de mi vida. Que era capaz de hacer cualquier cosa que me propusiese.

Fui instruida en todo tipo de técnicas de lucha cuerpo a cuerpo; aprendí el manejo de toda clase de armas, tanto blancas y como de fuego; me enseñaron también técnicas de combate, evasión y supervivencia propias del ejército; me enseñaron a curar algunas heridas leves con primeros auxilios básicos... Y con cada nuevo aprendizaje, mi confianza en mí misma se fortalecía.

En poco más de un año, han conseguido que pueda formar parte del grupo de fuerzas de seguridad de mi padre si quiero y nadie me negará mi derecho a ello. Nadie salvo mi propio padre. Poco le importa que pueda defenderme eficazmente o protegerlo a él, incluso, pues continúa negándose a exponerme al peligro. Puedo entender su miedo, pero me niego a seguir viviendo en la cárcel en que se ha convertido mi hogar desde hace tiempo. Necesito salir al mundo y labrarme mi propio destino, para probarme a mí misma que puedo defenderme sola y que no necesito a mi padre para mantenerme a salvo. Es hora de vivir mi vida lejos de él.

Pero lo único que me permite es seguir entrenándome, así que, por el momento, espero esos tres días a la semana, con el ansia de quien necesita el sol para vivir y solo puede verlo unas pocas horas al día, mientras planeo la forma de salir de aquí. Estos días en las instalaciones donde se entrenan los hombres de mi padre, me ayudan a no desesperar. Mientras pueda seguir yendo a allí, sé que tendré una oportunidad de lograr mi objetivo.

Y mientras me empeño en querer vivir mi vida a mi manera, la brecha entre mi padre y yo se hace cada vez más grande. Cada enfrentamiento, cada discusión, nos separa más. Sin embargo, no imaginé hasta qué punto se había convertido en insalvable, hasta el día en que descubrí la verdadera razón por la que nos mantiene aisladas del resto del mundo. Hasta que averigüé de la peor manera, que toda mi vida ha sido una mentira. La mayor de todas ellas. La más dolorosa y la más difícil de asimilar.

-Buenos días, Aaron –mi sonrisa se va apagando a medida que su mirada se ve más y más sorprendida– ¿Qué ocurre?

-No deberías estar aquí –es lo único que dice antes de agarrarme por un brazo e intentar llevarme de regreso al coche.

-Hoy es miércoles –me quejo.

-Pero hoy no deberías haber venido. ¿Quién fue el que te trajo? Voy a tener unas cuantas palabras con él.

-Ya basta, Aaron –me suelto, molesta–. No me trates como a una niña. ¿Acaso mi padre se ha arrepentido de dejarme entrenar? Porque si es eso, yo...

-No tiene nada que ver –me interrumpe y mira hacia el interior del gimnasio. Parece nervioso–. Simplemente hoy no puedes.

-¿Por qué? –cruzo los brazos, dispuesta a quedarme donde estoy hasta que me dé una explicación.

Siempre contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora