5

2.1K 435 37
                                    

Únete a nosotros en:

https://www.facebook.com/groups/SoniaLopezSouto/

Sígueme en:

Facebook: Sonia López Souto

Instagram: @sonialopezsouto

Tik Tok: sonialopezsouto

Y si te gusta lo que lees, puedes adquirir mis otros libros en Amazon:

https://amzn.to/2XZaMdM
_____________________________________

-No tienes buen aspecto esta noche. ¿Un mal día?

Escuchar  su voz  a mi lado me arranca del mundo de los pensamientos, donde me había sumergido por un momento. Después de dos días sin saber de él, ya pensaba que no volvería a verlo, pero aquí está y al contrario que yo, él se ve fabuloso.

-Los he tenido peores -le digo, sin saber por qué. Eso le dará pie a preguntar.

-Yo también -se sienta a mi lado y permanece en silencio.

-Tú te ves bien -inicio una nueva conversación, pero creo que no debería haber elegido ese tema.

-Gracias -sonríe-. Hoy ha sido uno de esos días en que parece que el pasado se queda donde debería y puedes avanzar.

Lo entiendo perfectamente, aunque en mi caso, esos días escasean bastante, porque la amenaza que supone mi medio hermano está siempre presente en mi vida, acechándome. La única forma de que mi pasado se quede donde debe, es que Malone, padre e hijo, mueran. Solo así sería totalmente libre.

-Me alegro por ti.

-¿Y tú qué? -me mira por un momento- ¿Qué ha hecho que tu día te ponga esa cara?

-Todavía no hemos llegado a ese punto -le espeto, mosqueada, sin saber muy bien por qué.

-¿Te has muerto? 

Este hombre es exasperante. Un déspota. Un chulo. Y me vuelve loca. Después de dos días de convivencia, estoy tan desesperada por huir de él, que cualquier momento es bueno para venirme al baño, el único lugar en el que puedo estar sola. Y lo mío me ha costado convencerlo, porque no quería que me esforzase tanto para bañarme o vestirme por mi cuenta. Se ha tomado tan en serio esto de mantenerme con vida, que se ha convertido en mi sombra. Incluso ha decidido llamar al trabajo para pedir unos días que, supuestamente, le deben. Y me temo que así, se ha cargado mis planes para marcharme cuando fuese a trabajar.

-Sí -le respondo, mientras termino de ponerme otra de sus camisetas. Mi ropa se quedó en el coche, luego de que me saliese de la carretera y acabase en el fondo de un barranco. Llegar a la carretera me supuso un gran esfuerzo y estuve a punto de no lograrlo en más de una ocasión, así que cargar con mis cosas no era una opción.

-Por un momento me asusté -dice, al verme salir. Su sonrisa desmiente su preocupación, pero no estoy de humor para sus bromas. Desde que me dijo que se quedaría en casa varios días más, me siento más pesimista que nunca-. Mi turno.

Ahora que se mete en el baño, aprovecho para ir a la cocina, con pasos lentos pero seguros, en busca de algo más fuerte que lo que me ha estado dando. Con alcohol, preferiblemente. Estoy harta de sopa y agua. Necesito algo más fuerte para enfrentar lo que me espera los próximos días. Busco en los estantes, pero parece que el señor enfermero es un hombre sano en todos los sentidos y lo único que encuentro son refrescos y zumos.

-¿Buscabas algo?

Me giro tan bruscamente, que un mareo amenaza con dejarme fuera de juego. Me sujeto a la encimera para soportar mi peso y esbozo una sonrisa forzada, de las que se suele poner cuando los padres nos pillan de pequeños haciendo algo que teníamos prohibido. No sé cómo ha podido ser tan rápido en ducharse, si apenas han pasado unos minutos.

Siempre contigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora