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Su atención se fue a otra puerta. Corrió hacia ella. Estaba cerrada.

Miró por la ventana y se quedó con la boca abierta al ver a una persona siendo intoxicada con un gas.

Su rostro se volvió morado y comenzó a hincharse.

Los ojos de Jungkook brillaron al pensar en una increíble idea.

Buscó a su alrededor algún objeto para romper la puerta y para su suerte encontró un hacha en una vitrina. Corrió hacia ella y golpeó con su puño el vidrio.

Poco le importó el ardor en su mano. Tomó el hacha y se regresó a la puerta.
Encajó el hacha en los botones y esta se abrió.

Entró dudoso debido al gas, pero se aseguró de dejar la puerta abierta. Aquella persona, ahora mutante sólo emitía gruñidos, pero no parecía querer atacar. Estaba en un rincón amarrado por el cuello como un perro.

De igual forma, mantuvo su distancia y observó la mina del gas. Era enorme y tenía una larga manguera con llave en la boquilla. La abrió y salió un poco del gas. La cerró de inmediato al sentir su piel picar.

—Si te quito eso, ¿prometes ayudarme? —preguntó al mutante. Se acercó de a poco y no fue atacado. Sujetó el hacha y cortó la cadena.

Ya no había rastro de la persona que fue. Ahora era una masa enorme morada.

—Ayúdame —pidió Jungkook.

Se acercó y tocó la piel sintiendo como si fuera una cama de agua. No fue lastimado.

Sujetó la manguera del gas y salió corriendo del lugar esperando que el mutante lo siguiera. Giró la cabeza y sí a sus espaldas lo iba siguiendo.

Su destino, era la oficina del presidente, aproximadamente eran dos metros de alto y de ancho un poco más de un metro del tamaño de la puerta.

Corrió hasta ella y se lanzó de lado intentando abrirla, pero sólo logró lastimarse el brazo.

Pero para su sorpresa alguien quiso imitarlo. Rápidamente se lanzó a la derecha y por un pelito logró salvarse de ser aplastado.

La puerta se rompió y el mutante se reventó soltando un líquido negro.

Jungkook entró detrás pisando todo el desastre con la manguera en sus manos.

—Que tu alma descanse en paz.

Un hombre de traje azul, ahora salpicado de algo negro le sonrió con burla.

—Espero que hables de la tuya.

—Me refería al humano. Tú puedes arder en el infierno —dijo indiferente.

El hombre sonrió y sacó una pistola de su escritorio.

—Veamos cuántos disparos soportas.

Le disparó, pero falló. Jungkook se echó a reír.

Jungkook tomó una silla y se la lanzó por un lado y corrió por el otro. Saltó sobre la otra silla y subió al escritorio. Un disparo en el estómago le hizo detenerse, tocó con cuidado y comenzó a sangrar.

Otro pero ahora en su brazo. Sintió un poco de dolor, pero eso no fue suficiente para detenerlo, se lanzó sobre él y le mordió el cuello haciéndolo gritar para meterle a la boca la manguera. Abrió la llave de la manguera, llenándole la boca de ese gas, lo soltó y disfrutó ver al hombre retorcerse en el suelo.

Miró la puerta de escape abierta. Supuso que era lo mismo por donde Taehyung y Jimin se habían ido.

—¿Te querías ir y esconder? —Jungkook rio y lo pateó lanzándolo por allí.

Murder [VMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora