Capítulo 11

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Prohibida la copia total, parcial o adaptacion de esta historia. Seamos respetuosas con el trabajo ajeno.

🌼MI TODO🌼

Autora: Daiana Mibrani


Por la noche, Feriha estaba instalada en su nueva habitación y Emir descansaba a su lado contemplándola casi sin pestañar. Temía que, si se quedaba dormido, ella pudiera desaparecer.

De repente, la puerta de la habitación se abrió y Hande entró con cautela mirando hacia ambos lados.

—No está aquí —dijo Emir—. Koray se marchó hace un rato.

La muchacha entró cerrando la puerta detrás de sí.

—Toma, te traje un sándwich para que comas.

Emir recibió el paquete que su amiga le estaba entregando y lo dejó sobre el sillón.

—Gracias, me lo comeré después. Mi madre vino hace un rato y me trajo comida —informó mirando la lonchera que tenía a su lado. Aysun había llegado hace tan solo unos minutos cargando un sabroso estofado que su cocinera le había preparado. Aunque Emir se negó en un principio, el olor delicioso terminó por convencerlo y finalmente no supo cuán hambriento estaba hasta que probó el primer bocado.

—Me alegra, llevas horas sin comer. No te has movido de aquí. —Hande tomó asiento y luego miró a Feriha—. ¿Cómo sigue?

—Igual que hace unas horas cuando te fuiste. Estoy esperando a que despierte, según los médicos no debería de tardar.

La chica asintió.

—Hande, ¿cuándo vas a hablar con Koray? —pregunto Emir de repente—. Sabes que no puedes dejar que esto continúe así, él va a divorciarse.

—Emir, no vine aquí para hablar de eso.

El joven suspiró. No entendía por qué su amiga era tan testaruda. Todo era demasiado sencillo y ella estaba dejando pasar la oportunidad de ser feliz.

—Hande, ¿te das cuenta de que estas cometiendo un error? ¿Por qué dejas que tu orgullo sea más fuerte que tus sentimientos? ¡Mírame a mí!, mira lo que estoy viviendo por culpa de mi orgullo, no dejes que a ti te pase lo mismo.

Hande se puso de pie, molesta.

—No es lo mismo, no puedes comparar lo mío con Koray, con lo tuyo con Feriha.

—No, lo de ustedes es más sencillo. ¡Tienes razón! —inquirió—. Hande, date la oportunidad de ser feliz y dásela a Koray también, no te cierres.

—Emir, no quiero discutir esto contigo —masculló sin dar el brazo a torcer—. ¿Quieres un café? Veo que te estás muriendo de sueño.

Él asintió con resignación. Era en vano hablar con Hande, por lo que podía ver, ella aún no estaba lista. Ni siquiera había asimilado sus sentimientos.

—Iré a la cafetería, en seguida regreso.

La rubia se marchó y Emir se quedó a solas con Feriha. Completamente exhausto, se acomodó sobre el sillón estirando su cuerpo y mirando hacia el techo. Definitivamente el café le vendría de maravillas porque sus ojos insistían en cerrarse.

Entonces ocurrió.

Feriha empezó a balbucear y a mover la cabeza lentamente. Estaba despertando.

—E-Emir...Em-Emir.

El muchacho se acercó a su lado con el corazón latiendo a mil por hora y le tomó la mano.

Mi Todo (Femir)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora