Strong | Jasper Hale.

Capítulo 16

***Les lanza el capítulo en la cara y un par de pañuelos***

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Jasper Hale...

Finn no mentía al decir que estaba más bonita... ¿O será que la extrañé demasiado?

Su olor embriagador estaba por todos lados y no pude confesarle que la extrañaba.

Su mirada era lo único distinto. Ahora estaba algo opaca, ya casi no se notaba la chispa de diversión que había en ella.

Sabía que estaba tardando a propósito. Lo que ella creía que me molestaría, me estaba gustando.

Podía admirar cada parte de ella.

Su cabello, su rostro, sus hermosos ojos...

Podría estar eternamente viéndola.

[...]
Dana Taylor...

—Ya, ¿Y cuál es la miradera? —le pregunté algo irritada.

Parecía estar recorriendome con la mirada y eso me ponía nerviosa.

Ahora también sonreía un poco.

—Y me borras la sonrisita. —sacudí y luego las sequé con un trapo.

Ese niño bonito disfrutaba estar allí parado y esa no era la idea.

—Ahora, a hablar. —dije volteandolo a ver.

Reuní todas mis fuerzas, enojo y resentimiento para encararlo.

No dijo nada, sólo esperó a que hablara.

Pero... Ahora que lo tenía al frente ya no sabía que decirle...

—¿Dónde estuviste? —fue lo único que pensé.

—En Europa.

In Iiripi, repetí en mi mente.

—¡No me digas! —finjí una sonrisa. —Olvida la pregunta, no me importa dónde estuviste, cómo estuviste ni nada de eso. Quiero saber por qué volviste. ¿Por qué lo hiciste?

Solté rápidamente.

Le molestia crecía en mí y me alegraba, molesta no iba a llorar.

Él tragó con fuerza aunque no lo necesitaba.

—Es que... —dudaba. —Yo... Dana, yo...

—¡¿Qué?! —precioné.

—¡Te extrañaba!. —soltó al final.

Allí es cuando empezó a surgir Dana payasa.

En empecé a reír a carcajadas con un gusto... Él puso la cara un poco asustada.

—Ah, no me digas. —dije luego. Controlé la risa y le dije: —¿Me extrañaste? Pobre chico inmortal quE EXTRAÑÓ A LA CHICA QUE DEJÓ SÓLA CON LA MUÑECA Y CORAZÓN ROTO ¡POBRE!

¿Que me extrañó? ¿De verdad? ¿Cómo me debería sentir al respecto?

Suena feo pero tendría que asegurarme de hacerle sentir lo que él me hizo sentir a mí.

Él no va a ir y venir con mi corazón en mano haciendo lo que le venga en gana.

Eso no es justo.

—Lo sient-

Le interrumpí. —¿Sabes todo lo que pudiste haber ayudado? Necesitaba a alguien a quien pedirle que me atara el cabello o los zapatos. A alguien que no fuera mi hermano para que me ayudara cuando no podía hacer algo. No necesitaba extrañar a alguien y llorar, descubrir el dolor en portes del cuerpo que ni siquiera sabía que tenía. ¡Necesitaba a alguien a quien amar! ¡No a quien llorar! —le reclamaba. —¿Sabes? ¡Te extrañé como no tienes ni mísera idea! ¿Sabes otra cosa? ¡Eso ya pasó! ¡Así que te puedes largar a no-llorar a otro lado!