𝘴𝘪𝘦𝘵𝘦

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- Te traje esto- Saqué las galletas de uno de los bolsillos del estuche de mi guitarra y ella las miro feliz.

- Muchas gracias- Las tomó y comenzó a comerlas.

Nos encontrábamos en los asientos de la parte trasera del autobús, ella iba al lado de la ventana y yo junto a ella. El automóvil no se encontraba en el mejor estado, de hecho, al andar por un camino oscuro mientras sonaba como tarro toda la estructura, era algo... No lo se, no estaba tan tranquilo como en un inicio y creía que todo el bus se iba a caer a pedazos. Jibeol parecía darle igual, pero yo no pude evitar pensar en eso.

- Cuánto falta?- Pregunté después de un tiempo en el que solo vio por la ventana y escuchaba la envoltura del paquete de galletas que la chica comía- Ya estoy aburrido.

- Puedes jugar en mi celular- Me tendió su teléfono con el juego ahí y después de que lo tomé, continuó comiendo mirando a la ventana- Faltan algunos minutos.

No se que me sorprendió más, que ella me haya tendido su celular así sin más o que si me ayudó con mi aburrimiento. De hecho, no había notado que habíamos llegado al lugar si no fuera porque ella literalmente golpeó mi hombro con su pequeña mano.

Desafortunadamente, si me dijeran que debía venir a este lugar solo, no podría porque no puse atención al camino completo.

- No te asustes, se que no pareciera que hubiera vida humana, pero solo sígueme- Dijo una vez bajamos de autobús.

Bien, me sentía aún nervioso, sobre todo sabiendo que lo único que iluminaba el camino era la tenue luz de la luna y algunos faroles en el camino, pero todo fue peor cuando entramos al bosque a un lado a la calle.

A nuestro alrededor se veían muchos arboles, algunos pequeños y otros pinos muy altos. Mientras caminamos lo hicimos en silencio, porque estaba seguro que si hacia alguna pregunta, Jibeol no me respondería. Alumbramos el camino con las luces de nuestros celulares, yo lo hacía para no tropezarme con algo que estuviera enfrente como una roca o tal vez un tronco, pero ella parecía saber a donde íbamos de forma muy clara y eso de alguna forma me daba más confianza para hacer todo esto. Porque si, estaba comenzando a pensar que debía irme a casa ya mismo.

- No eres una mujer lobo o algo así, verdad?- Sé que dije que no iba a preguntar nada, pero si comencé a estresarme por no escuchar algo más que los insectos y el sonido del viento, a si que una conversación liviana iba perfecto con este ambiente.

- Y qué si lo fuera, saldrías corriendo? Porque déjame decirte que no llegarías muy lejos- Me detuve en seco y ella también volteándose a verme riendo- Oye, no lo soy, si es que fuera una mujer lobo no se lo contaría a nadie, a si que estate tranquilo, no es nada sobrenatural, lamentablemente.

- Claro, eso me deja mucho más tranquilo, gracias- Dije sarcásticamente dando paso al camino para quedar cerca de Jibeol que enseguida también continuó caminado.

- Dije que no iba a pasarte nada, incluso que iba a gustarte, no tienes que temer, confía en mi.

- Lo dices porque tu no estás en un lugar desconocido siendo posiblemente acechado por licántropos- Volvió a reír.

Jibeol no suele reír, de hecho este tiempo solo se limitaba a sonreír y de vez en cuando a hacer una que otra broma, al menos en la escuela era muy reservada en su actuar, pero ahora que estábamos nuevamente solos luego de estar construyendo esta amistad, parecía actuar con más libertad.

- Bien, llegamos- Dijo un poco emocionada.

Cómo estaba tan concentrado en el piso y de no caerme, no había visto aquella casa enorme y deteriorada, se veía que a dentro había luz, eso quería decir que habían personas dentro. Mi vista fue hacia Jibeol que me miraba sin esconder ahora lo emocionada que estaba, esperaba una reacción de mi parte, se se notaba, pero no compendia qué está sucediendo, esto era legal? Y muchas otras pequeñas preguntas que se podían resumió en una. ¿Qué era este lugar?

Contrarium Pariete •jjk•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora