"¿No te rendiras?"
"Solo quiero ser el motivo de su sonrisa, quisiera que me viera por primera vez como yo lo hago"
(No adaptaciones, copias o resubir sin mi consentimiento)
FINALIZADA
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Sunghoon miraba detenidamente cada pequeña facción y gesto que hacía dormido su lindo novio quien lo abrazaba por la cintura sumergiendo su rostro en el cuello del pelinegro.
El mayor sonrió cuando Sunoo empezó a frotar sus ojos adormilados abriéndolos lentamente topandose con los ojos del contrario.
—¿Por qué me miras tanto?—dice el castaño con la voz ronca.
El azabache lo tomó del rostro apartandolos despeinados cabellos marrones del rostro del menor dejando totalmente desnudos los ojos de su novio.
—Solo cumplo tu petición—responde Sunghoon confundiendo a Sunoo—Uhmm, supongo que no lo recuerdas.
—¿De qué hablas? ¿Cuál petición?—inquiere el castaño sin entender nada.
—"Hyung, mírame a mi"—repite el pelinegro recordando las palabras del menor en aquella fiesta, aún lo recuerda como si fuera ayer, su mirada era atraído como un imán por el menor, su cabello empapado en sudor que caía sobre piel lechosa, bailando ensimismado en medio de la multitud, todos lo miraban, pero él solo miraba a Sunghoon—Mi amor, desde ese día mis ojos no pueden abandonar tu linda presencia, ibas por ahí tomando todo lo que querías, y con ello mi atención.
Y sin previo aviso Sunghoon se posicionó encima del castaño, sin aplastar su cuerpo, apresó los labios del menor, siendo correspondido por este quien rodeó el cuello de Sunghoon con sus brazos atrayendolo más a él.
Después de un rato de fogosos besos, la pareja se encontraban en el departamento del pelinegro, el reloj marcaban las diez de la mañana y estos platicaban tranquilamente mientras tomaban bocados de su comida.
—¿Qué quieres hacer el día de hoy?—pregunta el mayor—Es tu ultimo día de vacaciones, podemos ir a comer algo, a pasear, no sé ¿tienes algo en mente?
—Quiero no hacer nada—afirma Sunoo—solo quiero estar todo el día en la cama viendo películas y que me des muchos abrazos.
Sunghoon asintió levantándose de la silla acercándose a Sunoo, tomándolo entre sus brazos como si de un bebé se tratara, el de mejillas regordetas rodó sus brazos y piernas alrededor de Sunghoon aferrándose a él.
—Bueno, empecemos con tu petición—Dice Sunghoon llevando hasta su habitación al pequeño castaño.
Y tal como dijo Sunoo, su tarde se basó en abrazos, besos y sonrisas.
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